Igor
Zubeldia ha escogido la vía de la autoexigencia para pasar la cuarentena. Recién cumplidos los 23 años, el canterano se esmera en el ejercicio de repasar sus actuaciones con el objetivo de ser mejor futbolista a la vuelta de la crisis. Y eso que el listón reside en las alturas.
“Veo los partidos que he jugado, sobre todo para corregir lo que hago mal”, reconoce Zubeldia. Prefiere apelar a una visión pragmática de los vídeos a, por ejemplo, encontrarse con el pasado y ver partidos de décadas pretéritas. Una decisión profesional donde las haya por parte de un centrocampista que acaba de rebasar los 100 partidos oficiales con la Real.
La Real sólo ha jugado tres partidos sin Zubeldia esta temporada. El azkoitiarra ha participado en 31 de los 34 celebrados entre Liga y Copa con una evaluación que oscila por el notable. Aunque haya tenido que soportar la presión de las tarjetas (9 sumando las dos competiciones). “Me estoy acostumbrando a jugar con una tarjeta amarilla”, bromea Zubeldia, confesando que “muchas veces nos sabes si meter o no la pierna”. La picaresca suele hacer acto de presencia para evitar males mayores. “Hace poco que he debutado en Primera y tengo que aprender esos trucos”, deja caer Zubeldia, en un alarde de honestidad.
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