Cuando hace pocas semanas Al Khelaifi se refirió a la necesidad de traer futbolistas que no solo sean cromos mediáticos, fue inevitable pensar en Verratti, atado hace una década por el PSG después de llamarle la atención al hoy emir de Qatar. Al Thani habló con Ancelotti, entrenador de entonces, y con Leonardo, para firmar a ese joven que jugaba en el Pescara y que con el paso de los años se ganó el cariño y la admiración de todos.
Su presentación en aquel mes de julio de 2012, sin embargo, quedó en un segundo plano, eclipsada por la llegada inmediata de un icono internacional como Ibrahimovic. Verratti, un desconocido para el gran público, de personalidad introvertida y sin demasiados conocimientos de francés, apareció en el Parque de los Príncipes por primera vez sin dar la sensación de que iba a ser un futbolista histórico. El tiempo, como en tantas otras ocasiones, fue implacable.
El cambio de vida fue brusco para el italiano. De jugar en el Pescara, donde la presión era menor, a hacerlo en la glamurosa París. En un PSG revalorizado por la entrada de Qatar como inversor. A las órdenes de Ancelotti, Verratti se hizo un hueco como titular. No fue casualidad. Para Blanc, Emery, Tuchel y Pochettino también fue un indiscutible en un equipo que sigue en busca de la gloria en Europa.
No hay dos como Verratti, un seguro de vida para un PSG que ha tenido claras sus prioridades cada vez que alguien ha preguntado por él. Cuando en 2017 quiso llevárselo el Barça, el campeón francés le negó la salida: “Marco es un prisionero del emir de Qatar”, dijo el que fue su representante entonces, Donato di Campli, frustrado por la respuesta tajante de un PSG que obligó a Verratti a pedir perdón públicamente por fotografiarse en Ibiza con una portada de MD.
Unas intenciones que quedaron en eso, en intenciones. Al Khelaifi acabó renovando al futbolista y le dobló el sueldo. Una forma de mostrarle quién tiene el poder en el PSG y también de hacerle ver al mundo que nadie se marcha tan fácil de un club que no quiere sentirse inferior a los grandes del continente. Con 378 partidos a sus espaldas, Verratti es el tercero con más participaciones en la historia de un PSG que hizo de este italiano uno de sus iconos más grandes.