Todos le ven como el gran campeón del futuro desde hace años. El 15 de mayo de 2016, todos los que estuvimos presentes en su debut con Red Bull en Barcelona, en el que se convirtió en el piloto más joven de la historia en ganar un GP de F1 (con 18 años, 7 meses y 16 días), así lo creíamos. Las manos de Max Verstappen han demostrado tener el talento de los elegidos. Pero desde entonces, el neerlandés se ha tenido que ver superado por la enorme diferencia mecánica que ha encumbrado a Mercedes durante todos estos cursos.
Red Bull logró retener a su diamante más preciado a toda costa, aunque no pudiera brillar con todo su esplendor al no contar con un coche a la altura de los de Brakley. Chris Horner, su jefe, le prometía oro y siempre le entregaba bronce o plata. Los de Milton Keynes siempre decepcionaron a un piloto extremadamente ambicioso, año tras año, con coches demasiado nerviosos en los inicios de temporada. Verstappen nunca tuvo un coche a la altura de Lewis. Y cuando eso sucedía, era tarde, ya había pasado demasiado tiempo para que Hamilton se distanciara en la primera parte del curso. Max pensó muchas veces en marcharse. Red Bull seguía prometiéndole que le entregarían un bólido campeón. “El año que viene, sí”. Pero esa promesa era como la que le haces a un niño que sueña con tener algún día el juguete más preciado de entre sus compañeros de la clase.
Esta vez, sí
Pero esta vez, papá Red Bull podría por fin haber cumplido su palabra junto a un motor Honda mucho más potente. Todos esperaban que una temporada con tan pocos cambios, y tras el aplazamiento de la entrada de las nuevas reglas de 2022, fuera otro paseo de Mercedes y Hamilton. “Lewis lo tiene todo para ganar su octavo título”, escribía este humilde periodista que ahora debe dar marcha atrás. Nadie creía que Red Bull pudiera hacerlo en un año de transición, de pura evolución de lo visto en 2020. Pero sí, esta vez sí.
Y es que precisamente, la mejor explicación para entender el motivo del salto dado por los de las bebidas energéticas está en la limitación que tenían los equipos en el desarrollo de sus coches del pasado año por normativa. Ello les impedía hacer otro coche completamente nuevo con el que pudieran fallar. En Red Bull sabían que contaban con la base de un coche que había ganado la última carrera del año en 2020. Debían solo perfeccionarlo y ajustarlo a los cambios de reglamento que afectaban al fondo plano y al difusor. Lo bordaron, mientras que Mercedes perdió un poco. Y ahora Max parece tener el coche que siempre ha pedido.
¿Hasta cuándo desarrollarán su coche?
Pero ojo, eso no significa que el Red Bull sea superior al Mercedes. La igualdad entre ambos se antoja máxima.
Será clave ver la apuesta de los dos equipos a seguir evolucionando su monoplaza de este año y cuándo deciden parar el desarrollo, porque a su vez, deberán crear el importante monoplaza de 2021, un reto para todos por la enorme modificación de las regulaciones para el próximo curso. Pensar demasiado en 2021 les puede perjudicar para el 2022. Deberán encontrar un equilibrio a la vez que luchan de forma encarnizada.
Hay que esperar
Además, hay que esperar a conocer si el rendimiento de Mercedes y Red Bull es tan parejo en otro tipo de trazados. Y no solo eso, hay que ver cómo se comportan ambos en carrera, con la gestión de las gomas y en múltiples aspectos clave. En ese sentido, será crucial ver cómo llegan ambos a la cuarta cita del Mundial, en Barcelona, el mejor circuito en el que sacar conclusiones claras al ser el trazado que mejor conocen los equipos y que cuenta con sectores más distintos entre ellos.
Estrategia diferente
De momento, parece que Max tiene el vehículo con el que lleva soñando toda una vida. Por lo menos de inicio y en este trazado. Y tras una espera tan larga, no piensa desaprovecharlo. Le metió 3 décimas a Hamilton en la pole, pero en carrera puede ser otro cantar. Le tocará pelear solo ante el peligro, sin su compañero Checo Pérez (saldrá 11º), algo que le deja en minoría ante los dos Mercedes. Nada está ganado para Max. Aunque por lo menos, sí puede celebrar la igualdad que se antoja este año en el Mundial.
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