Se marcha uno de los grandes de este deporte. Se va un tetracampeón del mundo y mucho más que eso, un piloto que ha dejado huella. Sebastian Vettel disputa este domingo su última carrera en la F1. El jueves le sentaron en rueda de prensa al lado de los dos máximos rivales de su carrera, Fernando Alonso y Lewis Hamilton. “Estoy sentado aquí pensando que probablemente volverás”, le dijo el británico al alemán. “Lo hemos visto antes. Vas a volver…”. Vettel lo negaba con la cabeza, aunque luego se lo pensaba mejor y le proponía un trato al inglés. “Tal vez podamos hacer un trato. Cuando quieras irte de Mercedes, quizás regrese”. Bromeaba. Quizás, si tuviera un asiento en un coche capaz por ganar títulos, seguiría al pie del cañón. O quizás no. Vettel ya no es el niño maravilla que solo pensaba en la F1.
“Será extraño no verle el próximo año. Creo que mi carrera va a estar ligada a la de Sebastian, de alguna manera, porque luchamos por muchas cosas en las mejores temporadas de nuestras vidas. Aunque el resultado estuvo de su lado, siempre, creo que nuestros nombres estarán conectados”, decía por su parte Fernando, de acuerdo con la percepción de Hamilton: “Creo que volverá”. Aunque Vettel parece haber cambiado el chip. Y entender ese cambio de prioridades es clave para comprender su decisión.
El niño maravilla
Sebastian Vettel llegó a la Fórmula 1 sorprendiendo a todos. Solo hace falta ver cómo fue su debut. Tuvo que sustituir a Robert Kubica en el GP de Estados Unidos de 2007 después del fuerte accidente que sufrió el polaco en Canadá unos días antes. Por sorpresa, se subía al BMW Sauber y en su primera clasificación fue 7º, y en carrera logró acabar 8º. Confirmaba lo que muchos decían del joven talento alemán. Unas carreras más tarde, ya era piloto oficial de Toro Rosso sustituyendo a Scott Speed. Y en ese mismo equipo, volvió a brillar definitivamente un año más tarde, logrando la pole con su Toro Rosso en mojado en Monza y el triunfo un día después. Había nacido una estrella.
Sebastian Vettel siempre ha destacado por su educación y amabilidad, aunque dentro de la pista siempre fue un enorme competidor que odiaba perder y que en alguna ocasión también perdió los nervios, como ocurrió en su impotente paso por Ferrari, luchando contra Hamilton. Lo hacía ya con 4 títulos tras su dominio con un coche superior en Red Bull (de 2010 a 2014). En Ferrari estuvo de 2015 a 2020, como sustituto de Alonso, pero luchó ante un Mercedes superior. En 2017 y 2018 logró el subcampeonato, y a partir de ahí se diluyó con el ascenso de Leclerc. En la pretemporada de 2020 ya sorprendía por lo relajado que se le veía tras bajarse de un coche que estaba lejos de lo que deseaba. A partir de ahí, la F1 pasó a tener cada vez menos peso en su futuro.
Dio el salto a Aston Martin y sus ingenieros siempre destacaron el mucho trabajo que realizaba entre bambalinas incluso este año, sabiendo que era su último curso en la F1. Profesional intachable. De los pilotos más trabajadores de los últimos tiempos. Pero su mente estaba a su vez priorizando otras cuestiones. Primero, el tiempo que quiere dedicarle a su familia y el cuidado de sus hijos. Y segundo, el grano de arena que quiere aportar al mundo con sus acciones y su ejemplo.
Otras prioridades
En los últimos años, Vettel exhibió su lado más reivindicativo y social, defendiendo por todo el mundo al colectivo LGTBI y la necesidad de cuidar el medio ambiente. Sin ir más lejos, en 2021, a Vettel le dio igual que le amonestaran por llevar una camiseta con la bandera arcoíris y el lema “mismo amor” en la ceremonia previa al GP de Hungría en apoyo al colectivo LGTBI, en contra de la legislación húngara que restringe la educación en temas relativos a la homosexualidad. De igual manera, se le vio portando un casco con la bandera LGTBI en Turquía 2020.
Máxima importancia también le dio a su lucha contra las injusticias naturales. En 2022 se le ha visto muy activo en este sentido.
Llegó al GP de Miami con una camiseta con el lema “Miami 2060, primer Gran Premio bajo el agua. Actúa ahora o será muy tarde”, en relación al aumento del nivel del mar que se espera en Florida debido al cambio climático. También se le vio recogiendo basura de las gradas en un GP el pasado año, o acudiendo a múltiples citas en bici. Y siempre que viaja, si es posible, evita los aviones.
Una de sus acciones generó muchísima controversia. En Canadá volvió a ser centro de la polémica al lucir un casco de denuncia de las explotaciones petrolíferas de la provincia de Alberta.
“Pienso que lo que está ocurriendo en Alberta es un crimen, porque están talando un montón de árboles y destrozando todo el lugar básicamente para extraer petróleo”, dijo. La ministra de Energía de la región de Alberta no tardó en responder. “He visto mucha hipocresía a lo largo de los años, pero ésta se lleva el premio. Un piloto patrocinado por Aston Martin, con financiación de la Saudí Aramco, que se queja de las arenas bituminosas…”, dijo Sonya Savage. Posiblemente ahí esté la clave de su decisión.
“Me decepciona un poco que los políticos lo lleven al terreno personal, porque no se trata de mí, sino de la escala global. Sí, soy un hipócrita por ganarme la vida así o por hacer lo que amo. Todos tenemos pasiones diferentes. De cara al futuro hay soluciones para conseguir que la F1 sea más sostenible y no dependa de combustibles fósiles. El futuro es emocionante, en ese sentido. Creo que es decepcionante que lo llevemos al terreno personal en lugar de fijarnos en la imagen global”, comentó. No le falta razón. La F1 aumentará la potencia eléctrica de sus motores híbridos en 2026 y cada vez aumentará la importancia de los combustibles sintéticos. En 2030, mediante estos combustibles, la F1 quiere ser una competición de nula huella de carbono en pista, aunque deberá mejorar la enorme huella que deja en sus viajes en un calendario cada vez más amplio y con demasiados saltos entre continentes.
“Lo que de verdad importa es el mensaje de que tenemos que hacer un cambio y abandonar los combustibles fósiles. Tenemos que empezar a basar nuestro estilo de vida en las renovables. Eso es lo que estoy intentando corregir”, comentó.
En este sentido, en verano ya fue noticia por querer dar la cara en un debate en la ‘BBC’. Allí volvieron a llamarle hipócrita ante todo el mundo. “Hay muchas cosas que siento que puedo mejorar. No soy un santo. Aunque hay ciertas cosas que están bajo mi control y otras que no. Durante la COVID-19, nosotros fuimos de los primeros deportes en regresar, había carreras de F1 cuando a la gente le iba a explotar la cabeza. Si no las hubiese habido, muchos se habrían vuelto locos”.
“Mi pasión es conducir coches, me encanta cada vez que me subo a uno. Pero cuando salgo, por supuesto que también me pregunto si debería estar corriendo, viajando por el mundo y desperdiciando recursos”, apuntaba. Decidió cambiar su vida para 2023. Dejar atrás su etapa en la F1 e iniciar un nuevo viaje. “Mi mejor carrera aún está por llegar, creo en avanzar y seguir adelante”, dice. Quiere ser un ejemplo y luchar por todas las cosas en las que cree.