Muy a su pesar, Italia es el bálsamo del Seis Naciones. Inglaterra, cuestionada tras su quinto puesto en 2021 y la derrota inaugural ante Escocia, recuperó la autoestima este domingo en Roma. El peso de su historia obliga a los ingleses a pelear un torneo con aroma francés, pero el reto de su seleccionador, Eddie Jones, es renovar de cara al mundial de 2023 a la generación que perdió la final de 2019 ante Sudáfrica. Y ya tiene candidatos con calidad y descaro.
Italia argumenta futuro para maquillar el presente. Su selección sub-20 celebró como un título su primer triunfo ante Inglaterra en la noche del viernes, pero la gesta no ondeó siquiera por el horizonte de los mayores. Los ingleses son el único rival del Seis Naciones al que Italia no ha hincado nunca el diente. Con todo, no les faltó intención, con un inicio valiente, cargando con sus delanteros en campo rival y probando suerte con el pie de Paolo Garbisi, su gran amenaza. Jones tenía claro quién podía arruinarle la tarde: no hubo alegrías para el 10.
La Inglaterra que Jones quiere presentar en 2023 es la de una delantera dinámica, que pierda kilos en el juego corto a cambio de piernas: embestidas más rápidas, un ritmo alto. La primera duda a resolver es quién alimenta a esos delanteros. Ayer Jones alineó a Harry Randall como medio-melé frente al veterano Ben Youngs, que se convirtió en el segundo acto en el inglés con más internacionalidades, hito que ostentaba Jason Leonard. Italia no es el mejor baremo, pero la primera línea inglesa dio la talla, con el talonador Jamie George –sentó a Cowan-Dickie, señalado por su falta en la derrota ante Escocia– como gran artífice, tanto en las cargas como a la hora de portar el balón.
Italia luchaba en los puntos de encuentro, como un gato que araña a una presa superior, pero Inglaterra dominaba por inercia. A Marcus Smith no le pesan los galones de un 10 inglés y tiene la agilidad para romper jugadas, aunque esté en inferioridad. Así, en un dos contra cinco, anotó el primer ensayo tras un intercambio con Max Malins, otro de los nuevos. No fue el único ensayo que tejió la pareja en la ciudad eterna. La ventaja dio más libertad a los ingleses, que aumentaron la cuenta de la mano de George, que se lanzó sobre la línea de marca entre la montonera italiana. En 20 minutos, 0-14. La trigesimocuarta derrota seguida de Italia en el torneo estaba ya horneada.
La renta creció antes del descanso tras el error de Varney, que lanzó un pase sin mirar hacia atrás esperando que otra camiseta italiana lo cazara. No hubo suerte y fue la primera línea inglesa la que echó a correr, con George ensayando junto a la banda como si de un ala se tratase. Mientras, Alex Dombrandt aparecía en cada carga de la delantera inglesa, confirmando potencial de jugador superlativo. El punto bonus lo aseguró Elliot Daly, de la vieja guardia, tras una secuencia entre Randall y Smith. Están lejos de los quilates de la dupla francesa – Dupont y Ntamack – pero Jones, en un año a contracorriente, tiene motivos para sonreír.
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