Cañellas lanza ante los suecos Claar y Wanne.MARTIN DIVISEK (EFE)
Ya no están varios de sus veteranos más ilustres, pero a España todavía le sobra cátedra y hasta trucos para resolver papeletas tras complicadas como la de Suecia, la subcampeona del mundo. Una victoria de mucho peso y clave para mantener intactas sus aspiraciones de alcanzar las semifinales porque pasará a la siguiente fase con dos puntos que le sitúan en buena posición. El trecho a las medallas aún es muy largo, pero el triunfo y la buena nota ante el conjunto nórdico mandan una señal de optimismo en un momento de incógnitas en la selección. La primera prueba de estrés seria la resolvió con solvencia. Con el billete en la mano para la segunda fase, este lunes se enfrentará a la débil Bosnia (18.00, Teledeporte).
Nombre por nombre, el desenlace del partido puso bajo el foco a un veterano con mucha intrahistoria reciente (Joan Cañellas), a un jugador en plena madurez (Ángel Fernández) y a uno de los novatos (Ian Tarrafeta), probablemente, sobre el que hay puestas más miradas. El primero se quedó fuera de los Juegos en el último instante por una leve lesión en la fase preparatoria. Su caída cuando ya estaba a punto de montarse en el avión a Tokio abrió una herida intramuros, pequeña pero indisimulable, que hizo dudar de su continuidad en la selección. Sin embargo, fue llamado de nuevo para este Europeo y a las primeras de cambio se descolgó con una gran actuación: siete goles en nueve lanzamientos.
Él fue la pieza más lúcida del ataque español con su amenaza exterior, Ángel Fernández aportó paladas de goles (ocho) en todo momento desde el ala izquierda y de poner la firma final se encargó Tarrafeta, que cuando más calentaba el sol se apuntó dos tantos decisivos para amarrar una victoria de mérito. A Suecia, que perdió en el último momento por covid a su especialista defensivo Max Darj, no le bastó con la dirección y los goles de su líder Gottfridsson, y el puñal desde el extremo de Hampus Wanne, que cometió su primer fallo en el minuto 54 (hasta entonces, ocho tantos sin error).
Suecia corría y España mascaba. Ese fue el guion que dominó el inicio, el que más beneficiaba a los nórdicos, que además contaban con un Andreas Palicka fino bajo palos (seis intervenciones para empezar). La defensa cerrada 6:0 incomodaba a la selección, que, aun así, se las arreglaba para ir encontrando los caminos con el novato Agustín Casado, el central de arranque que dirigía y marcaba, y con Ángel Fernández desde el extremo, un martillo pilón (cinco tantos sin fallo hasta el descanso).
Poco a poco, los Hispanos fueron domando a la subcampeona del mundo. Le negaron el juego rápido y nublaron sus ataques hasta hacerles perder tres posesiones casi seguidas con superioridad. Jordi Ribera, además, encontró continuidad cuando refrescó el siete inicial y puso en órbita a Cañellas, Maqueda y Tarrafeta. Especialmente con el primero, que no tardó en anotarse cuatro tantos sin fallo desde el lanzamiento exterior, la mejor medicina para una defensa que esperaba atrás. Fueron los primeros minutos de altura de una España sólida que alcanzó una ventaja de cuatro dianas (17-13 en el minuto 27) ante un Palicka que se había diluido y con algunos robos que le permitieron goles fáciles a la contra.
El grupo de Ribera siempre tuvo el encuentro agarrado por la pechera, con ventajas que rondaron los tres tantos. Suecia nunca llegó a tener posesión para empatar, aunque su último empujón sí comprometió a España (23-22 en el minuto 44). Ahí volvió a aparecer Cañellas desde fuera y dio también con dos goles in extremis que la aliviaron. Uno a la remanguillé de Ángel Fernández, que siguió sumando en la segunda mitad, y un latigazo desde el lateral de un extremo como Aleix Gómez cuando más apretaba el rival.
Fue un tramo donde a España le costaba sumar y supo escapar. La dirección correspondía a Tarrafeta, a quien Jordi Ribera le entregó íntegro el desenlace y que en los últimos cinco minutos se sacó dos dianas consecutivas y definitivas para terminar de ahogar a Suecia. Una victoria que alimenta el ánimo y el botín de puntos de una selección que acudió al torneo sin saber cómo respondería tras ausencias tan notables. El primer examen lo sacó con nota.
España, 32 – Suecia, 28
España: Corrales; Solé (1), Gurbindo (1), Casado (3), García (1), Fernández (8) y Figueras (2) -equipo inicial- Pérez de Vargas (ps), Peciña (-), Maqueda (2), Cañellas (7), Gómez (5, 3p), Ariño (-), Guardiola (-), Tarrafeta (2) y Sánchez-Migallón (-)
Suecia: Palicka; Ekberg (1), Lagergren (3), Carlsbogard (3), Pettersson (3), Gottfridsson (6) y Wanne (8, 2p) -equipo inicial- Johannesson (-), Mellegard (-), Moller (-), Daniel Pettersson (-), Claar (3), Bergendahl (-), Sandell (1), Johansson (-) y Wallinius (-)
Marcador cada cinco minutos: 2-3, 5-5, 8-8, 11-10, 14-12 y 17-14 (Descanso) 19-17, 23-20, 24-22, 27-25, 28-27 y 32-28 (Final)
Árbitros: Brunner y Salah. Excluyeron por dos minutos a Sánchez-Migallón (2), Maqueda, Peciña, Lagergren, Gottfridsson y Fredric Pettersson.
Ondrej Nepela Arena de Bratislava.
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