Primero fue la pandemia. Y ahora la guerra. En la localidad finlandesa de Imatra, de 26.000 habitantes, y en la vecina Lappeenranta siguen muy de cerca la evolución del conflicto armado en Ucrania, como se puede ver en este vídeo. Y es así porque estas ciudades viven en buena medida del dinero que dejan los numerosos turistas rusos que la visitan cada año. El covid puso freno al flujo y, cuando empezaban a recuperarse, la guerra de Putin ha empeorado aún más las cosas.
En 2019, casi dos millones de personas visitaron la zona, la mayoría rusos, y dejaron más de 300 millones de euros. No solo iban a comprar en sus tiendas y disfrutar de sus spas. También acudían a visitar a los muchos rusos, amigos y familiares, que viven allí. “Hay muchas conexiones personales, tenemos más de 3.000 habitantes que hablan ruso como primera lengua y tenemos a muchos estudiantes universitarios que vienen de Rusia. Y, por supuesto, relaciones familiares y de amistad que, de alguna manera, también se están poniendo a prueba”, explica en el vídeo el alcalde de Lappeenranta, Kimmo Jarva.
La OTAN en el horizonte
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, ha anunciado esta semana que, junto a Suecia, ha acelerado los planes de unirse a la OTAN tras la invasión rusa de Ucrania. La respuesta de Putin ha sido amenazar con el despliegue de armas nucleares en el Báltico. Esta situación aumenta la tensión en Imatra, donde a los vecinos ya no les preocupa solo la economía. “Tal vez la gente debería prepararse para el hecho de que podríamos tener que marcharnos corriendo”, remata en el vídeo Katri Latt, presidenta del festival de teatro de Imatra.
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