El Ejército ruso ha lanzado una operación militar a gran escala en Ucrania. Ante esta agresión, ¿cómo puede reaccionar Occidente? La punta de lanza de la Unión Europea y Estados Unidos son las sanciones, el instrumento fundamental en el marco actual de la resolución de conflictos. Su aplicación no es fácil y su efectividad es complicada. El vídeo que acompaña está noticia explica los problemas que surgen con su aplicación.
La hoja de ruta que está siguiendo Occidente sigue los pasos de otros procesos de sanciones. Se preparan por fases, para poder mantener márgenes de reacción por parte de Rusia. Los países que imponen sanciones utilizan este instrumento como una presión gradual.
Además de los problemas que pueden originarse, Óscar Gutiérrez explica cuáles son las sanciones que se van a imponer a Rusia. Hasta el momento, Bruselas y Washington han golpeado principalmente el aparato financiero y económico del Kremlin, a las exportaciones, al sector de la energía, al círculo cercano a Vladímir Putin y, en una tercera oleada, se pone en la diana al propio presidente ruso y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. El problema es que cuando todo esto surta efecto, la ofensiva del Ejército ruso quizá haya acabado. Las sanciones tienen siempre un efecto retardado en el tiempo. No pueden responder a la rapidez que supone un ataque militar.
¿Qué más hay? Sobre la mesa está expulsar a Rusia del sistema de comunicación interbancaria SWIFT, lo que dificultaría sus transferencias bancarias. Es, siguiendo el lenguaje bélico, el armamento pesado, pero no hay consenso en Europa por el momento.
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