Algún afortunado curioso que pueda sortear el estrecho blindaje policial que recorre todo Madrid durante la cumbre de la OTAN en la capital de España, podría disfrutar de la visión del coche presidencial de Joe Biden y su numeroso séquito. Durante unos segundos asistiría alucinado al espectáculo que ofrece esa enorme masa de kevlar, aluminio y titanio, con unos cristales que no se podrían atravesar ni disparando repetidamente en el mismo punto de la luna. El Cadillac One, que está desarrollado por la empresa General Motors, fue estrenado durante la legislatura de Donald Trump y aún durará hasta el comienzo de la siguiente de Biden o de quien le suceda en el Despacho Oval.
Tiene una longitud de 5,5 metros y una altura de 1,8 metros, por lo que destaca entre la treintena de vehículos que lo acompañan. Su peso, de nueve toneladas, es superior al de un ‘Tiranosaurio rex’. En cuanto a sus condiciones de blindaje, destaca su chasis. Podría hacer frente a ataques con armas químicas, al disponer de su propio sistema de ventilación, a bombas lapa e incluso, según fuentes del propio fabricante, a un impacto de un misil Stinger. La protección de la limusina oficial es una obsesión para los servicios secretos de Estados Unidos, después del asesinato de John Fitzgerald Kennedy en 1963.
En el vídeo que acompaña a esta noticia, el experto en el mundo del motor Rubén Perez analiza los siguientes aspectos del coche presidencial, apodado The Beast (La Bestia):
– La capacidad de blindaje y protección adicional que ofrece al presidente, así como los recursos sanitarios que acoge en su interior.
– Las armas de las que dispone.
– La ficha técnica y materiales que componen el Cadillac One.
– ¿Cuántos coches presidenciales existen?
– El elemento al que no pudo hacer frente el coche anterior.
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