Pocas personas han sido tan odiadas y tan admiradas en un intervalo tan corto de tiempo. Cosas del fútbol y de la pasión que despierta entre sus seguidores. La selección femenina ha vivido un torbellino de emociones a raíz del conflicto de ‘Las 15’ que ha tenido a Jorge Vilda en el centro de la diana. Así, el seleccionador ha pasado de ser ‘trending topic’ en Twitter con el hashtag #VildaOUT durante la crisis de ‘Las 15’ a convertirse en el pacificador que con mano izquierda y suma astucia ha sabido arreglar uno de los capítulos más turbios de la selección femenina.
Ahora el técnico madrileño de 41 años quiere reivindicarse y demostrar que no solo es hábil en el trato sino también en los banquillos con una actuación histórica de la Roja en el Mundial. Tiene equipo para competir contra cualquiera y aspirar a lo máximo, tal como él mismo ha proclamado sin complejos. Llega el turno de constatarlo y acallar las críticas de los que le sitúan por debajo de entrenadores como Martina Voss-Tecklenburg (Alemania), Sarina Wiegman(Inglaterra) o Pia Sundhage (Brasil), que acumulan títulos y galardones.
Vilda aterrizó en el banquillo de la Absoluta en 2015 tras su paso por las categorías inferiores de la Selección. En su palmarés brillan dos Eurocopas Sub’17, un subcampeonato del mundo Sub’17 y una Euro Sub-19. Con la Absoluta llegó a los octavos de final del Mundial’2019 y a cuartos de la pasada Euro.
Dio sus primeros pasos como entrenador en el Canillas, un club madrileño en el que estuvo siete años, aunque su vínculo con el fútbol viene de cuando era niño como jugador en la cantera del Barça donde su padre, Ángel Vilda, ejercía de preparador físico de Johan Cruyff.
Formó tándem con su padre en la Ciudad del Fútbol de las Rozas cuando en 2010 se situó al frente de la Sub’17, mientras Ángel estaba al frente de la Sub’19. Tres años más tarde, en 2014, sustituyó a su padre en el banquillo de la Sub’19 para ser nominado Mejor Entrenador de la FIFA femenino y, en 2015, ya sustituía a Ignacio Quereda, quien dimitió tras 27 años en el cargo.
Fue incluido en 2018 entre los diez nominados al premio The Best al mejor entrenador de fútbol femenino. Su prestigio dio un vuelco cuando se cuestionaron sus métodos a raíz de la crisis de ‘Las 15’, aunque la RFEF nunca se planteó prescindir de uno de sus hombres de confianza