Hasta ahora era casi un meritorio, como otros muchos que han pasado por el Athletic. Voluntarios dispuestos a cargar con la responsabilidad de derribar sistemas defensivos a base de goles. Jóvenes imberbes (aunque este no sea precisamente el caso) dispuestos a dar continuidad a la cadena genética rojiblanca de matadores del área. A
Dani
,
Guerrero
,
Ziganda
,
Urzaiz
o
Aduriz
, solo por citar a algunos, siempre se les busca relevo.
En categorías inferiores se salen de las tablas. El caso de
Villalibre
solo es uno más. Sin ir más lejos, la pasada temporada, con los cachorros, tras volver de dos cesiones infructuosas, se cascó nada menos que 23 goles con 21 años. Desde que debutó con
Valverde
apenas había acumulado 300 minutos en Primera, nada serio ni definitivo.
Lo del sábado fue un debut en toda regla
.
El ‘
Búfalo
’ de Gernika salió de los vestuarios de Cornellà como esos matadores que se enfrentan a su primer toro con cuernos de verdad. Saltó al campo vestido para matar, para aprovechar su primera titularidad, para demostrar que quiere ser uno más de la plantilla en igualdad de condiciones, que ya está preparado, que no hace falta seguir buscando.
A primeros de los 80,
Clemente
llegaba a Lezama. Se encontró con un tal
Sarabia
y otros 10 aldeanos, con los que ganaría dos Ligas y una Copa. En los cines de
Bilbao se estrenaba ‘Vestida para matar’, del gran
Brian de Palma
, con
Michael
Caine
, uno de los mejores actores de la historia, un sórdido thriller que destapaba personalidades ocultas.
Villalibre, el Búfalo, también se ha destapado. Ya estoy listo, gritó con su gol. No es solo fuerza, tiene arte. Sabe proteger el balón, dejarlo correr, remata todo lo que le llega y se entiende con sus compañeros. Los niños pronto empapelarán sus habitaciones con su póster, como en Santimamiñe.
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