Viva la cueca chilena


Tocaba cumbia y vallenato, pero otra vez se atravesó la cueca chilena. Parecía que todo estaba previsto para proclamar la mayoría de edad de James, pero finalizó con la imposición de la madurez de Arturo Vidal. Chile es el dueño de la Copa América y la defiende con uñas y dientes. Anoche eliminó a Colombia desde el punto de penaltis.

Colombia tenía todas las calles adornadas y los centros comerciales vestidos de amarillo. Había abundancia de ofertas para consumir alcohol, la gente con la camiseta puesta desde primeras horas de la mañana. No eran mariposas amarillas, el color que describía García Márquez en sus novelas. Colombia entera vibra con su selección. Las radios solo hablan del partido. Suena la cumbia y los ritmos calientes del Caribe. Colombia siente el fútbol en su esencia. La afición sueña con ver ganar a su selección algo importante, quiere sentirse más orgullosa de sus James, Cuadrado, Ospina, Falcao, cree que sus futbolistas son mejores, y está convencida que Carlos Queiroz ha dado el plus que faltaba para avanzar una ronda más.

En Antofagasta, en cambio, la alcaldesa llamaba a ver el partido en total hermandad. Temía que una ciudad con 25.000 emigrantes colombianos echara chispa por este partido: “Somos rojos y amarillos”, dijo en un tuit en el que pedía unidad y hermandad.

Hasta ahora las esperanzas colombianas siempre habían muerto en los cuartos de final de un gran torneo. Pero el rival esta vez era Chile, bicampeón de la Copa América, y su técnico es colombiano (Reinaldo Rueda), conocedor a fondo del fútbol de su país porque entre cosas él fue uno de los que parió esta selección.

Pero el fútbol no entiende de lógicas. Hace cinco años, Colombia alcanzó su máxima clasificación en un Mundial, precisamente en Brasil, donde ayer disputaba su pase a las semifinales de la Copa América. Entonces, en el 2014, lo hizo con un equipo sólido, maduro, ilusionante, pero se quedó a las puertas de estar entre los cuatro mejores del mundo. Ayer volvía a estar ahí, tocando el timbre para dar un salto más en su progresión mundial. El VAR evitó que su afición quedara frustrada antes de cumplirse los noventa minutos. Dos goles, uno de ellos del azulgrana Vidal –excelente durante todo el partido- fueron anulados al ver la jugada en cámara lenta.

Colombia cantó primero, llevó la iniciativa, salió a por el partido, pero fue perdiendo voz, poder y dominio poco a poco. James fue mejor que Alexis y Vidal al principio, pero después los dos eclipsaron a la estrella colombiana.


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