Macarena Olona se autotitula en sus intervenciones en el Congreso como una “política togada”. La portavoz adjunta de Vox lo dice porque, como recuerda a todas horas, es abogada del Estado en excedencia, aunque su papel en la Cámara se asemeje más al de una fiscal. Una implacable fiscal para denunciar, como hizo este miércoles, que España “está gobernada por auténticos delincuentes”. Y que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, “secuestró” el Parlamento como el teniente coronel Tejero, solo que más tiempo que este y sin ninguna pena de cárcel.
Desde hace semanas, Olona pasea exultante en cada intervención en la Cámara sus triunfos en el Tribunal Constitucional, donde Vox ha conseguido anular el primer estado de alarma y la decisión de Batet de restringir la actividad del Congreso en los primeros días de la pandemia. Este miércoles volvió a lucir el trofeo desde la tribuna, con ocasión de una interpelación a la ministra de Justicia, Pilar Llop. La portavoz de Vox se extendió primero en su objetivo favorito de los últimos días, “el diputado delincuente” y “pateador de policías” Alberto Rodríguez, de Unidas Podemos, condenado por dar una patada a un agente en 2014 a un mes y medio de prisión, pena sustituida por una multa. Olona criticó que la Mesa del Congreso haya decidido mantener el escaño a Rodríguez y a continuación se refirió a la presidenta de la Cámara: “La han condenado por haber secuestrado el Congreso durante más de un mes vulnerando las funciones de control de esta Cámara. Y aquí siguen, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Atrás queda esa España en la que 17 horas de secuestro del Congreso se castigaban con 30 años de prisión”.
Olona se quejaría más tarde de los “insultos” de la ministra de Justicia, después de que Llop hubiese acusado a su partido de “injuriar y vituperar a todo el que no opina como él”. Sobre Batet siguió extendiéndose una vez terminado el debate. Y de Tejero pasó a Carme Forcadell, la expresidenta del Parlamento catalán condenada en el juicio del procés. En declaraciones en los pasillos, la “política togada” rebautizó a la presidenta del Congreso y tercera autoridad del Estado como “Meritxell Forcadell”.
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