Vuelve el trauma de la ‘zona cero’

Los médicos internos residentes (MIR) de la Comunidad de Madrid se concentran en el hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Los médicos internos residentes (MIR) de la Comunidad de Madrid se concentran en el hospital Clínico San Carlos de Madrid. / Europa Press

Al menos 16.043 profesionales sanitarios o sociosanitarios se contagiaron en la Comunidad de Madrid luchando contra el coronavirus hasta finales de junio. De ellos, 1.181 se infectaron en el hospital 12 de Octubre. 1.101 en el Gregorio Marañón. Y 1.030 en el Clínico. Los datos, recogidos en una respuesta parlamentaria del Gobierno a la que accedió EL PAÍS, donde se indica que la estadística aún no está consolidada, resumen a través de pruebas positivas en coronavirus un drama lleno de episodios dolorosos.

De guardia en guardia interminable, con las gafas de protección dejando marcas como surcos en los rostros de los especialistas, una veintena de sanitarios murieron en la primera línea de la lucha contra el virus, según la cuenta de UGT. El colectivo ha acabado representando casi el 22% de los contagiados de la región. Y más de cinco meses después del primer positivo registrado en Madrid, esos datos alimentan ahora la preocupación de los profesionales ante una posible segunda ola de la pandemia.

“Fue por falta de cuidado, por falta de protección física y emocional”, lamenta Mónica García, la anestesista que solicitó los datos al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso como diputada de Más Madrid. “La distribución de casos es heterogénea por dos cosas: como la compra de equipos de protección no era centralizada, cada hospital compró lo que pudo; y además cada hospital trató como decidió a los profesionales que fueron teniendo síntomas”, sigue. “Unos hacían que siguieran trabajando y otros les mandaban a casa. Ha habido ausencia de directrices y protocolos desde la consejería, una autoorganización de cada hospital como ha podido”.

Ninguna categoría profesional estuvo a salvo del virus, que golpeó inmisericordemente a Madrid hasta convertir a la región en el epicentro de la pandemia en España, con más de 15.000 muertos, y a sus hospitales en la trinchera desde la que se luchaba por frenar la expansión de la enfermedad. Al menos 3.382 enfermeros se contagiaron. Lo mismo ocurrió con 3.023 médicos. Y el virus tampoco pasó de largo entre el personal no asistencial, fundamental para el funcionamiento de los centros: 1.365 sufrieron su golpe.

“La explicación de que tantos sanitarios se hayan contagiado en Madrid es la falta total y absoluta de las medidas de seguridad necesarias desde el principio de la pandemia”, afirma Julián Ordoñez, secretario de Sanidad de UGT Madrid. “Los trabajadores han tenido que ejercer su labor con medidas precarias y en muchas ocasiones improvisadas: bolsas de basura, material pedido sin ninguna homologación… y reutilizando en numerosas ocasiones el mismo material”, añade.

“Durante los primeros meses, no es que no hubiera batas, faltaran mascarillas o equipos de protección… es que la gente se contagiaba, y nadie le hacía una PCR”, amplía Rosa Cuadrado, secretaria general de CC OO Sanidad Madrid, sobre los test para detectar los contagios. “No solo es que nos infectáramos de los pacientes, es que no había una manera de saber el número de profesionales infectados que a su vez infectaban a otros compañeros”, añade. “Fue un auténtico desastre”, subraya. “Vivimos con angustia cómo se racionaban los equipos de protección, y las imágenes de gente haciéndose batas con plásticos y bolsas de basura”.

“La explicación evidentemente es la falta de equipos de protección, y de circuitos de pacientes dentro de los centros”, remata Fernando Hontangas, de CSIF, sobre los itinerarios para separar a contagiados de no contagiados. “Tenemos que hacer un acto de fe en que las administraciones han hecho ahora un acopio de material suficiente, lo que debería suponer menos contagios (en una segunda oleada)”.

La Comunidad dice estar acumulando un stock de material de protección para sus sanitarios que le permitiría subsistir durante 75 días si llega un repunte que afecte al conjunto de la región y amenace con desbordar de casos los hospitales. Las dificultades de hacerse con mascarillas, guantes o batas en esas circunstancias son conocidas: aunque el Ejecutivo de Díaz Ayuso ha logrado que llegaran una veintena de aviones procedentes de China, cargados con más de 1.600 toneladas de ese material en total, tardó casi una decena de días en conseguir que aterrizara el primero, mientras se acumulaban las bajas y los contagios.

El Ejecutivo defiende que para evitar imprevistos ha nombrado un viceconsejero especializado en la covid, Antonio Zapatero, que dirigió el hospital de campaña de Ifema, o que construirá un hospital centrado en pandemias en el que invertirá 50 millones de euros para que esté listo el próximo invierno. También asegura que la adquisición de siete robots Panther multiplicará la capacidad diagnóstica al elevar el número de pruebas de detección del coronavirus que se pueden hacer al día.

Miedo a los rebrotes

No obstante, mientras el ritmo de positivos vuelve a subir día a día, siguen sin llegar los rastreadores suficientes para evitar que la enfermedad se expanda sin control, y se mantiene la huelga de los lunes de los residentes de todas las especialidades sanitarias. En consecuencia, los profesionales afrontan una posible segunda oleada llenos de temor.

“Llevo las dos peores semanas de hace mucho tiempo, es inviable lo que está ocurriendo”, advierte Cristina Sanz, médica de atención primaria en el centro de salud Vicente Soldevilla, en Vallecas. “Tenemos agendas de más de 60 pacientes al día, Salud Pública no da abasto, no hay comunicación entre primaria y Salud Pública”, asegura. “Seguimos teniendo otro problema: decimos ‘aíslate’ a los enfermos, y nos contestan: ‘vivimos 10 en una casa”, añade. “Eso está pasando, eso es Vallecas, es Carabanchel, es Móstoles. Así, ¿cómo haces los aislamientos? Me revienta el cerebro, es imposible”, prosigue. Y advierte: “Ahora están recogiendo otra vez las PCR solo una vez al día. Están saturados otra vez y no nos dan los resultados hasta pasadas 72 horas, que es una desgracia para el control de esto. Volvemos a la situación de marzo en algunas cosas, pero peor porque estamos todos reventados”.

“Todos los días hay caos entre nosotros, y eso genera una sensación de torpeza y déjà vu de lo que ya vivimos en marzo y abril, como si fuésemos dando palos de ciego”, completa Silvia Moreno, residente de cuarto año, que está en el centro de salud María de Guzmán y hace guardias en urgencias del hospital de Alcalá de Henares. “No todo el equipo tiene claro lo que hay que hacer, porque nos viene mucha gente pidiendo la prueba… y todos los días llamamos a Salud Pública. Es raro que te cojan el teléfono a la primera. No es su culpa. Están desbordados. Algún día se nos han puesto a llorar”.

Los temores individuales de las dos profesionales son compartidos por los representantes sindicales. Madrid ya ha superado las barreras de los 82.000 contagiados y los 15.000 fallecidos por causas relacionadas con el virus. Y los profesionales encargados de ocupar la primera línea de combate frente a una posible segunda oleada advierten de que están agotados tras protagonizar turnos asfixiantes que dejaron hasta 16.043 contagiados entre ellos.


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