Cuando la NBA y los Memphis Grizzlies ya habían corrido un tupido velo sobre las dudosas aventuras de una de sus grandes estrellas de presente y futuro, el base estadounidense de 23 años Ja Morant, una nueva investigación periodística acaba de destapar más vergüenzas sobre el pobre comportamiento del jugador. Según los hallazgos de The Washington Post, el astro de Memphis recibió un trato policial muy favorable en varios incidentes protagonizados en la ciudad de Tennessee y los Grizzlies jamás ejercieron sobre él ninguna reprimenda por sus fechorías. Además, el artículo destapa otro episodio de violencia y amenazas protagonizado por el jugador y su círculo más cercano.
Cuando los policías hablaron con un adolescente de 17 años que alegó haber recibido una paliza por parte de Ja Morant, pronto se dieron cuenta de las implicaciones mediáticas del caso. “¿Sabes que esto irá directo a las noticias, verdad?”, le dice uno de los agentes a su compañero. El incidente, sin embargo, no transcendió hasta seis meses después a raíz de la primera investigación del Post, días antes de que Morant publicase un vídeo junto a una pistola en sus redes sociales que obligó a los Grizzlies y la NBA a actuar. Le cayeron ocho partidos de suspensión sin paga, una sanción muy suave si tenemos en cuenta el historial previo del jugador y el foco de atención de la liga en combatir la violencia con armas de fuego en Estados Unidos.
Según las pesquisas periodísticas, los detectives del caso de la paliza al adolescente tardaron mucho en interrogar a Morant, y cuando lo hicieron se dejaron por el camino varias preguntas clave según los registros policiales. En octubre, archivaron el caso por falta de pruebas concluyentes. Hubo otros dos incidentes similares en el período posterior a la firma de un contrato de más de 200 millones de dólares para el, ya por aquel entonces, tipo más famoso de la ciudad.
Un caso novedoso destapado por el Post fueron las amenazas de Morant y su madre, junto a un grupo de 8 u 9 asociados, a un vendedor de zapatillas del centro de la ciudad, al que tuvieron más de una hora reducido de pavor detrás del mostrador. La policía nunca volvió a contactar con él después de la denuncia interpuesta, y los agentes no registraron a la madre del jugador en el caso, citándola como una mera desconocida en sus informes. Al salir de la tienda fue cuando la policía sí registró el incidente con un agente de seguridad del centro comercial, que ya había transcendido hace un tiempo.
En todo caso, las conclusiones que extrae la nueva investigación es que las autoridades cedieron las responsabilidad de reprimenda a los Grizzlies, que en ningún momento ejercieron medida punitiva o sancionadora alguna sobre su joven estrella. Un tercer episodio, con la familia Morant y amigos yendo a un partido de voleibol de instituto a montar un pollo tras un pique entre la hermana de Ja y otra estudiante, vuelve a poner en relieve la gravedad del comportamiento del jugador y sus asociados.
El silencio mediático alrededor de estos casos se mantuvo firme hasta la primera investigación de The Washington Post, aunque la NBA y los Grizzlies siguen sin reconocer como válidos o probados el resto de episodios destapados por el trabajo periodístico y solo han reprimido a Morant por su vídeo en Instagram. Con esta nueva entrega detallada que relata sus fechorías, quizás deban volver a actuar contra el jugador a las puertas del inicio de los playoffs.