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Whisky y ginebra 'light': baja calidad y dudosa legalidad


Imagina que eres responsable de una gran empresa de bebidas alcohólicas, que lanzas el spin off de un destilado de tu catálogo que resulta claramente inferior al original y que además podría incumplir la ley. ¿Temblarías por conservar tu silla? Pues en Pernod Ricard lo han hecho por partida doble y, además, lo están anunciando a bombo y platillo. ¿Por qué?

A principios de este año, Pernod Ricard –uno de los mayores fabricantes y distribuidores de licores y destilados a nivel mundial– presentó en el mercado español un whisky y una ginebra con la mitad de volumen alcohólico. Se comercializan como Ballantine’s Light y Beefeater Light, y tienen un 20% de alcohol. Aunque en principio el lanzamiento parecía una buena idea, a principios de mayo empezó a oler a chamusquina, cuando empezó la campaña de televisión de Ballantine’s Light. ¿Una marca de bebidas espirituosas en televisión?

No sería la primera vez: otras marcas, como Bacardí, sacaron en su momento combinados listos para beber cuya graduación les permitía anunciarse en TV. Más atrás, en 1997, fue sonada la presentación de Duca-2 Music, un sello discográfico con el que, además de consagrar a Jarabe de Palo, Ducados se instaló en los límites de la ley y logró anunciarse en televisión de forma indirecta.

La Ley General de Publicidad y la Ley General de la Comunicación Audiovisual permiten que las bebidas que no superan los 20 grados se anuncien en televisión. Christian Seel, director de marketing de Pernod Ricard España, lo tiene claro y declaró a Marketing News en enero de este año que el 20% de volumen alcohólico de estos nuevos productos permite que su publicidad “esté en todos los canales”.

¿Si está permitido, qué problema hay?

“Que se puedan anunciar en la tele sería discutible, por el hecho de que la publicidad de productos de más de 20 grados alcohólicos no está permitida y se podría interpretar que realmente el objetivo es promocionar la marca alcohólica tradicional”, comenta Rubén Sánchez, Secretario General de FACUA-Consumidores en Acción, organización dedicada a la defensa de los derechos de los consumidores. De ser ése el objetivo, las campañas de estas dos bebidas alcohólicas entrarían en conflicto, además, con el código de autorregulación de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), concretamente con el artículo sobre publicidad de subproductos que se anuncian para hacer branding de la marca principal.

Pero hay otro argumento para poner en duda la honestidad de estas dos bebidas espirituosas. Según el reglamento europeo sobre declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos, para que un producto pueda llamarse light debe tener un 30% menos de azúcares, calorías, etc. con respecto un producto similar. Pero Ballantine’s Light y Beefeater Light no son bebidas similares a ninguna otra. La normativa europea dicta que, para tener la calificación de Whisky y de London Gin Dry estas bebidas espiritosas deben tener, respectivamente, un mínimo del 40% y del 37% de volúmen alcohólico. Así que Ballantine’s Light no es whisky ni Beefeater Light es ginebra, y no pueden compararse con los originales.

“No son comparables. Tu no puedes decir que una cerveza es light porque tiene menos calorías que un whisky. Si Cruzcampo tuviera una cerveza y un whisky, no podría decir ‘mi cerveza es light porque tiene menos calorías que mi whisky. No: tu tienes que comparar tu cerveza con otra cerveza”, explica Rubén García. Por este motivo, entre otros, FACUA denunciará a Pernod Ricard ante el Ministerio de Consumo.

Lo que dice la marca

Marta Gómez Martín, directora de Relaciones Públicas de Pernod Ricard, argumenta así que estos dos productos puedan llamarse light: “Beefeater Light está elaborada con los nueve botánicos de siempre y con sabores naturales, manteniendo el sabor de la genuina ginebra londinense, pero con la mitad de alcohol (20º). […] Ballantine´s Light cuenta con equilibradas notas frutales y florales típicas del estilo emblemático de Ballantine’s, pero con unas notas más frescas de jugosa manzana verde y un toque cítrico con aromas de pomelo rosa y ralladura de naranja, en definitiva, todo el sabor, pero con la mitad de alcohol (20º). Esta nueva referencia ha sido cuidadosamente elaborada por el equipo de mezcladores dirigido por Sandy Hyslop, Master Distiller de Ballantine’s, quien ha trabajado en esta nueva referencia para ofrecer a los amantes del whisky escocés una opción alternativa de consumo, asegurando que Ballantine’s Light solo fuera light en términos de alcohol”.

¿Al menos están buenas?

Para gustos, colores, como suele decirse, pero la opinión de Elvira Aldaz, divulgadora de sake y destilados no deja muy bien a estas dos bebidas: “La ginebra aguanta mejor pero exige usar menos tónica para mantener sabor y aroma, con lo que el trago se puede quedar corto y si aumentamos cantidad ya estamos aumentando calorías y carga alcohólica. El whisky replica bien los aromas básicos de la marca pero le falta estructura y cuerpo y la sensación es que estás bebiendo un whisky muy diluido, con lo que también exige aumentar la proporción de destilado y mixer para equiparar la experiencia de sabor. Además el precio es muy similar al de los productos originales por lo complejo de su producción”, explica esta experta.

Otros expertos en destilados, que prefieren mantenerse en el anonimato, cuentan que los comerciales de la marca admiten en público los defectos que apunta Elvira –dilución– y que proponen, como solución, aumentar la proporción de destilado en la preparación de combinados, es decir: un despropósito.

Un problema que viene de lejos

La historia se repite: las cerveceras llevan tiempo construyendo marca con sus cervezas sin y no es la primera vez que se intenta blanquear el consumo de alcohol, como hacen los Hard Seltzer. Sin embargo, cada vez hay más evidencias que cualquier consumo de alcohol daña el cerebro, así apareció publicado en un reciente estudio de la Universidad de Oxford, y los expertos en estas materias no se cansan de advertirnos de que ‘beber con moderación’ son los padres.

Estas dos nuevas bebidas espirituosa, oportunamente presentadas mientras se discute un anteproyecto de ley que limitaría la publicidad de bebidas alcohólicas en radio e internet, cumplen con todo lo que no debería hacer la industria alcohólica: se anuncian a bombo y platillo y emplean reclamos saludables sin ningún rigor. Son una perversión en toda regla que nadie debería tragarse y es que con el consumo de alcohol no caben frivolidades. Beber alcohol “es la tercera causa de enfermedad y de muerte prematura tras el bajo peso al nacer y el sexo sin protección”. No lo decimos en El Comidista, lo dice la Organización Mundial de la Salud.




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