William Hanage: “Las pandemias no tienen un final oficial, con fuegos artificiales y la gente gritando hurra”


El epidemiólogo William Hanage, con medio metro de nieve en su calle, cuenta que viaja a menudo a España de vacaciones y está deseando regresar, porque tiene “antojo de tapas, buen tiempo y una copita de manzanilla”. Hanage, codirector del Centro de Dinámicas de las Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Harvard (EE UU), se sorprende al enterarse de que en España es obligatorio desde finales de diciembre llevar mascarilla por la calle. “¿Al aire libre?”, pregunta con extrañeza en una videollamada desde su casa, en la ciudad estadounidense de Cambridge.

El investigador, nacido en la localidad inglesa de Penzance hace 48 años, suele resumir con frases lapidarias la situación de la pandemia de covid. Cuando hace mes y medio empezaba a quedar claro que la variante ómicron del coronavirus era algo más leve, pero mucho más contagiosa, proclamó: “La diferencia entre una caricia y una bofetada es, en gran medida, la velocidad”. Cuando en enero se expandía la idea de que la covid ya es una enfermedad endémica, algo así como la gripe, Hanage escribió en sus redes sociales: “La ómicron no es endémica en este momento, de la misma manera que la Luna no es un hámster”. El epidemiólogo considera “insensato” afirmar que la variante ómicron será el final de la pandemia, pero está convencido de que, después de esta ola, la vida será diferente.

Pregunta. ¿Cuándo se acabará la pandemia?

Respuesta. Las pandemias no tienen un final oficial, con alguien haciendo repicar las campanas, fuegos artificiales y la gente gritando hurra, en plan: “Bueno, pues ya está, se acabó, vuelta a la vida normal”. No funciona así. Lo que ocurre es que hay sucesivas olas de la enfermedad, que a veces pueden ser bastante dañinas y, con el tiempo, pueden llegar al punto en el que la gente considere tolerables sus consecuencias. La única manera de tener un final limpio de la pandemia es erradicar el virus, pero, vista la variante ómicron y que el coronavirus está infectando a los animales salvajes, está claro que no se va a erradicar.

P. Hay médicos que sostienen que la ómicron es el fin de la pandemia.

R. Sí, yo no lo entiendo. La gente está ansiosa por decir eso. La ómicron está más cerca del final de la pandemia, claro, aunque solo sea porque ha llegado más tarde. En EE UU tenemos ahora tantos ingresos en el hospital como en los peores momentos de la pandemia. Tenemos unas 2.000 muertes al día. La ómicron está causando una cantidad astronómica de casos. Las consecuencias, probablemente, no serán pequeñas: tanto en las enfermedades que causará como en la inmunidad que generará. Si tengo que hacer una conjetura a partir de los datos, diría que, después de la ómicron, los casos graves en personas jóvenes y vacunadas serán incluso más inusuales. Probablemente seguirá siendo preocupante la introducción del virus en grupos de personas mayores y vulnerables, como las residencias de ancianos. Pero solo gente muy optimista, con poca memoria o, francamente, un poco insensata hace afirmaciones rotundas en medio de una pandemia.

Solo gente muy optimista, con poca memoria o un poco insensata hace afirmaciones rotundas en medio de una pandemia

P. ¿Qué escenarios futuros se plantea?

R. En el mejor de los casos, la inmunidad generada por la ómicron y las defensas producidas por las vacunas se traducirán en que ya no veremos olas graves que pongan en apuros al sistema sanitario. En el peor de los casos, surgirán nuevas variantes capaces de provocar enfermedades más graves, aunque creo que esto es muy improbable. Pero sí podrían ser capaces, al menos, de provocar el caos si se contagia mucha gente, que es lo que ha pasado con la ómicron. El problema no ha sido solo el número de personas hospitalizadas, sino que se han infectado también los trabajadores sanitarios. Si tienes una UCI con el personal entrenado de baja, ya no es una UCI, es una cama con una máquina al lado.

P. Usted planea venir unos días de vacaciones a España. Aquí el 81% de la población está vacunada.

R. Eso es fantástico.

P. Y casi el 100% de las personas mayores de 70 años están vacunadas con al menos dos dosis. ¿Usted en España irá a bares, discotecas, eventos multitudinarios?

R. Siempre estoy atento a la situación local. Yo soy aficionado al club de fútbol Arsenal y, al final del verano, cuando había muy pocos casos aquí en Cambridge, iba encantado al bar a ver los partidos y tomar unas cervezas con mis amigos. No lo he hecho en estas últimas semanas, porque alrededor del 10% de la población estaba infectada por la ómicron.

P. ¿Cuándo podrá un nieto volver a dar un beso tranquilamente a su abuelo de 95 años?

R. Todo el mundo echa de menos eso. Hay que tener mucha cautela con las afirmaciones rotundas, pero creo que es razonable pensar que en verano tendremos un número de casos suficientemente bajo como para poder regresar a algo más cercano a esa situación. Es muy importante que las personas mayores reciban dosis de refuerzo. En Massachusetts tenemos menos infecciones per capita que en Reino Unido, pero tenemos casi el doble de muertes. Una de las razones es que Reino Unido ha puesto la dosis de refuerzo al 90% de la población mayor de 65 años, pero aquí es el 70%. Puede parecer que es casi lo mismo, pero es tres veces peor. Porque si proteges al 90% de la población, tienes al 10% sin proteger. Y si proteges al 70%, tienes al 30% sin proteger.

Yo no me pongo la mascarilla al aire libre

P. Ahora mismo en España es obligatorio llevar mascarilla por la calle, al aire libre.

R. ¿Al aire libre?

P. Sí, al aire libre. Es obligatorio independientemente de la distancia con otras personas [el Gobierno planea eliminar la obligatoriedad la semana que viene]. ¿Le parece que es una medida que tiene sentido?

R. Yo no me pongo la mascarilla al aire libre. Me la pongo cuando voy a un sitio público cerrado. Y, francamente, no veo inconvenientes a seguir poniéndome la mascarilla el próximo invierno al entrar en el supermercado o en el transporte público. En una situación muy, muy crítica, con una gran ola, puedo imaginar que se recomiende [en exteriores], pero yo no me he puesto mascarilla al aire libre en toda la reciente ola de ómicron.

P. En España, la gente va con la mascarilla por la calle y se la quita dentro del bar.

R. ¡Eso es completamente inútil! [Risas]. Mi ejemplo favorito de medidas difíciles de entender es que las autoridades en Reino Unido insistieron en que los estudiantes se tenían que poner mascarilla para ir de una clase a otra en el colegio, pero dentro de clase se la podían quitar, para estar sentados al lado de otros compañeros durante una hora. Esto es no entender las auténticas vías de transmisión del virus.

P. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el británico, Boris Johnson, han sugerido que se acerca el momento de tratar la covid como una enfermedad endémica, como la gripe. ¿Estamos cerca de ese momento?

R. La gente no sabe lo que significa endémico. No lo sabe. Cuando la gente habla de una enfermedad endémica se suele referir a un nivel estable de enfermedad, que no tiene grandes fluctuaciones. Eso no quiere decir que sea leve. Millones de personas mueren por tuberculosis, que es una enfermedad endémica en muchos lugares del mundo. Y la malaria también es una enfermedad endémica en muchas partes del planeta. Endémico es un concepto epidemiológico que ha sido adoptado por la gente y reconvertido para indicar una línea de meta, una fase en la que ya no es necesario hacer nada. Yo creo que esto es peligroso. Y creo que también es peligroso decir que vamos a estar así toda la vida, porque no es cierto.

Cuanto más te intentes acercar a la normalidad actuando como si todo fuese normal, más anormales serán las cosas

P. ¿Cree que estamos cerca de esa estabilidad?

R. Entiendo las prisas de la gente para pasar página, pero, desafortunadamente, cuanto más te intentes acercar a la normalidad actuando como si todo fuese normal, más anormales serán las cosas, porque el virus tendrá más oportunidades. Quizá lo más dañino de estos últimos años ha sido el empeño de algunas personas en pretender que la pandemia no existía. Esa es la razón por la que en algunas partes han pasado tantas dificultades. Ha habido falta de liderazgo en muchos lugares. Algunos pueden tener excusa, pero lo que es imperdonable es el fracaso a la hora de aprender de los errores. En una pandemia nunca es tarde para hacerlo mejor. Incluso ahora que estamos mucho más cerca del fin de la pandemia, debemos recordar que hemos llegado a un punto en el que podemos salvar vidas poniendo dosis de refuerzo. Y podemos salvar vidas si nos aseguramos de que la gente que puede enfermar gravemente y morir no se infecta antes de recibir una dosis de refuerzo. Podemos salvar vidas preparándonos para cualquier futura variante, con programas de vacunación y sabiendo qué haremos si ocurre algo malo. Espérate lo mejor, pero prepárate para lo peor.

P. Usted ha afirmado que el coronavirus no es endémico ahora mismo, de la misma manera que la Luna no es un hámster.

R. Correcto. La Luna no es un hámster y la ómicron no es endémica. Endémico significa que hay un nivel estable de enfermedad. En España se pasó de 5.000 casos al día antes de la ómicron a picos de más de 130.000 casos al día. ¿Eso es estabilidad? ¿Eso suena a endemia? No. Eso no quiere decir que nunca vaya a ser endémico, pero pretender que lo es ya es una de las cosas más extrañas que he visto en los últimos dos años. Y he visto muchas cosas extrañas.

P. La gente está muy cansada de la pandemia. En España, muchas personas han decidido que para ellas la pandemia ha terminado. Los bares están llenos. Y casi todo el mundo (81%) está vacunado, mucha gente ya ha pasado la covid y más del 90% de los mayores de 60 años tienen también la dosis de recuerdo. En este contexto, ¿qué le aconsejaría usted a una persona vacunada y saludable en un país en el que casi todo el mundo está vacunado? ¿A qué hay que esperar?

R. Plantearlo como una espera quizá no sea lo más adecuado. Siempre hay un equilibrio entre lo que nos gustaría hacer y los riesgos que queremos asumir. Una persona joven y saludable que esté vacunada y vaya a un bar asume un riesgo muy, muy bajo. Pero si una persona joven y saludable va a un bar y al poco tiempo va a visitar a una persona mayor de su familia, sin haber tomado precauciones y sin haberse hecho una prueba rápida, puede haber problemas. Y además está la covid persistente, que por desgracia no se está estudiando lo suficiente. Los datos preliminares sugieren que es menos habitual en las personas vacunadas, pero la gente joven infectada también puede tener secuelas a largo plazo. Las personas que tienen un bajo riesgo pueden ser felices haciendo lo que les apetezca, pero deben recordar que la situación puede cambiar y que no todo el mundo tiene la suerte de estar en su posición. Y será de ayuda lo que podamos hacer todos para prevenir la transmisión de un virus que sigue siendo peligroso.

Hay algunas personas que se oponen a cualquier tipo de restricción y hay otras que quieren que erradiquemos el virus. Ambos extremos son irracionales

P. Existe la idea generalizada de que los virus pierden su virulencia con el tiempo.

R. Es completamente falso. Para una enfermedad infecciosa, lo importante es transmitirse. Si con una mayor virulencia es más probable que se transmita a otro hospedador, entonces la virulencia prosperará por selección natural. Las posibilidades de acabar en el hospital con la primera variante de la que tuvimos noticias, la alfa, eran quizás entre un 20% y un 50% mayores que con la versión anterior. Un virus fue sustituido por otro más peligroso, que a su vez fue reemplazado por otro todavía más peligroso, la variante delta. Y ahora ha llegado la ómicron. La gente dice que es leve, pero, en el mejor de los casos, solo es un poco más leve. La mayor parte de la menor gravedad que estamos viendo se debe a la inmunidad previa. La mal llamada gripe española de 1918 y 1919 no se convirtió en una enfermedad más leve porque el virus se volviera más amable, sino porque siguió circulando en una población que cada vez tenía una mayor inmunidad. Y eso es exactamente lo que estamos viendo ahora.

P. La ómicron no es el virus de la covid evolucionando para convertirse en un resfriado.

R. No. Cualquiera que haya estado atento a las redes sociales, habrá visto que hay algunas personas que se oponen a cualquier tipo de restricción y que, básicamente, quieren que permitamos que el virus circule libremente. Y también hay gente que quiere que erradiquemos el virus y piensa que cualquier término medio es consentir una masacre. Ambos extremos son irracionales. Y cada vez se identifican más con posiciones políticas, no hay razones científicas. Lo fundamental en una pandemia es evitar que se sature tu sistema sanitario. Y, en muchos sitios, se están enfrentando a esta saturación una y otra vez. Hay muchas cosas que podemos hacer para mitigar las olas, pero lo más importante son las vacunas. Hay muchas personas ya vacunadas y también hay un importante porcentaje de la población que ha pasado la infección y tiene defensas. Esperamos que la gravedad de las olas se reduzca.

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