Qué manera de hacer saltar por los aires el gafe copero que venía persiguiendo al Athletic durante la reciente década. El Barça había salido vencedor en los últimos seis enfrentamientos con los bilbaínos en el torneo del KO desde 2009. Tres finales y tres eliminatorias. Hasta que San Mamés tuvo la palabra. El guion fue inmejorable. Ibai se orientó hacia la izquierda y puso un centro con música. La cabeza de Williams hizo el resto en el descuento. Una peinada que se alojó en la red. El primer disparo entre palos de los rojiblancos. Con uno fue más que suficiente.
Centro y remate. Como le gusta a San Mamés. Aunque el plan inicial fue distinto. Morder, morder y morder. Fue la táctica a la que se encomendó el Athletic. La misma que ha utilizado cada vez que el Barcelona se ha presentado en Bilbao en los últimos tiempos. Las principales dosis de peligro locales en el primer tiempo se generaron tras robo en campo rival. La intención era hacerle la vida imposible a Ter Stegen y tapar los posibles pases en corto.
Se alternaron posesiones largas del Barcelona con instantes de presión bilbaína como si no hubiera un mañana. Esos eran los momentos para el Athletic. Hombre a hombre cada vez que el portero azulgrana tenía el esférico en sus pies. Williams apenas tuvo opciones para correr. Aunque probó a Piqué en una arrancada por la diestra que terminó con despeje de la defensa culé.
La más clara para los de Garitano llegó pasada la media hora. En otro error de Ter Stegen. Quiso sacar la pelota por el centro y rasa. Dani García leyó perfectamente la acción, se anticipó a su par y chutó con potencia desde la frontal. Un disparo que se perdió por poco. Y hubo otra más antes del descanso. Esta vez el alemán no arriesgó tanto y buscó la banda. Allí estaba Capa.
Todas eran acciones que recordaban al disparo de San José desde casi el centro del campo en la Supercopa de 2015. Así no encontrarían el premio en San Mamés. Incluso Messi bajaba a recibir cerca del área azulgrana para desatascar. Dani García estuvo cerca de repetir en el 54’ ante Rakitic en el borde del área después de que Ter Stegen metiera en un lío al croata. Acabó en falta del de Zumarraga.
Pero la gasolina del Athletic se iba acabando y no había fuerzas para encimar tan arriba. Ahí el Barça generaba superioridades y salía con peligro. La opción de los locales pasó a ser Williams. Aguantó varios balones que permitieron estirarse a los de Garitano y amenazó a la contra. A Piqué se lo llevó colgado. Pero Iñaki parecía que tenía el punto de mira desviado. Disparó arriba faltando diez minutos y en el noventa no atinó con un centro al segundo palo. Estaba libre de marca y no conectó con el cuero. Se guardó lo mejor para el final para provocar un terremoto de enormes proporciones con epicentro en San Mamés. Si el Athletic llega a la final de Copa, no será contra el Barça. Agur al gafe.
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