Este fin de semana no hay partidos de fútbol en Primera
Iberdrola. Las jugadoras llevan a cabo una jornada de huelga en defensa de sus derechos.
Ainhoa
Tirapu
, capitana del Athletic, dejaba bien claro ayer que “no la convocamos para ganar más dinero porque si fuera así ya habríamos aceptado ofertas que se han hecho con anterioridad en las que se elevaba el sueldo mínimo. Lo que queremos es que se regulen las jornadas laborales”.
La navarra matiza que “exigimos que se cubran las bajas laborales al 100 %, ya que ahora hay situaciones en las que lesionadas de larga duración han visto reducido su salario un 30 %. Y otras cosas importantes como la protección a las embarazadas, el rechazo al acoso o la evolución de los reconocimientos médicos”. Me sorprende que en todo este embrollo; los defensores y defensoras a ultranza del ‘hay que sacar la Gabarra’, ‘hay que jugar en los estadios de Primera’ o ‘así hicimos posible el partido del récord’ hagan mutis por el foro. Tratándose de una huelga, el postureo no tiene cabida.
Las futbolistas saben desde hace mucho tiempo que los problemas estructurales del fútbol femenino van más allá de los ‘aprobetxategis’ y arribistas de turno, de algunos y algunas que lo más redondo que han visto en su vida es una tableta de chocolate.
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