Y el Oscar a la mejor película es para… la taquilla

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La irrupción del streaming en el negocio del cine no solo está cambiando las reglas de la distribución, sino que va a alterar la relación de los espectadores con los premios. Se acabaron las películas semiclandestinas que solo habían visto tres críticos en un festival. Hoy, los filmes pequeños han tenido audiencias de millones de personas en todo el mundo, igual que los grandes. Y si no los han visto, lo pueden hacer ahora mismo. Serán los Oscar con más espectadores de la historia.

Varios fenómenos coinciden para hacer esto posible. Por un lado, varias de las películas nominadas han tenido un enorme éxito en taquilla. Cuatro de los nueve títulos seleccionados a mejor película habían sobrepasado los 100 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos cuando se anunciaron las nominaciones: Joker, Érase una vez en… Hollywood, Le Mans’ 66 y Mujercitas. La coreana Parásitos, que solo se puede ver en VOS en EE UU, ha superado los 33 millones de dólares, un fenómeno con pocos precedentes en taquilla para una película extranjera, lo que explica en buena medida que opte a cinco Oscar más fuera de la categoría de película internacional. Entre las cinco han recaudado casi 2.000 millones de dólares en todo el mundo, según ComScore. Todas las nominadas del año pasado sumadas habían recaudado 1.200 millones cuando se anunciaron las candidaturas, y más de la mitad del dinero procedía de Black Panther, según datos recopilados por Variety.
No hay ninguna garantía de que se repita a menudo, pero es previsible. Porque esta temporada primera vez la gran mayoría de las candidatas están disponibles en casa. Este año hay 17 películas con dos o más nominaciones. Solo cuatro de ellas —1917, Mujercitas, El escándalo (Bombshell) y Star Wars: el ascenso de Skywalker— no estaban esta semana aún disponibles para ver en streaming en Estados Unidos. Las cuatro se estrenaron en diciembre o enero y todavía no ha terminado la ventana de exhibición exclusiva de los cines. Las otras 13 se pueden ver desde el sofá en Netflix, Amazon o Disney+.
El mayor impulsor de este cambio es Netflix. En apenas dos años, el servicio de streaming más popular del mundo es al mismo tiempo el estudio de cine con más nominaciones (24). Por el precio de una entrada de cine, en la plataforma se pueden ver tres de las nueve películas nominadas al máximo premio (El irlandés, Historia de un matrimonio y Los dos papas); las películas de animación Klaus y ¿Dónde está mi cuerpo?, los documentales American Factory y La democracia en peligro y el cortometraje Life Overtakes Me. Más de 160 millones de abonados en el mundo pueden ver estas obras en cualquier momento y en cualquier pantalla. El año pasado, eso ocurría por primera vez con una película nominada al Oscar principal, Roma. También estaban en la plataforma La balada de Buster Scruggs y dos cortos documentales.
Tim Hanlon, analista de The Vertere Group, especialista en nuevos medios, considera acertado decir que El irlandés es seguramente la película más vista de toda la carrera de Martin Scorsese, gracias a que está disponible en Netflix. La plataforma no da cifras de reproducciones de su contenido más que cuando le interesa. Una estimación de Nielsen a principios de diciembre afirmaba que la habían visto 17,1 millones de personas en los primeros cinco días desde que apareció en el menú de Netflix.
“El negocio del estreno en salas ha cambiado y ya solo se estrenan en la gran pantallas secuelas y películas de franquicias”, explica Hanlon. “La mayoría de la audiencia de salas está dominada por las llamadas películas-evento. Con excepciones, la película que tradicionalmente aspira al Oscar es más pequeña y sofisticada, y no atrae a las grandes masas. Los servicios de streaming crean una plataforma para estas películas”. Este año se ha hecho evidente y general lo que el año pasado, con Roma, parecía una excepción. “Asistimos al derrumbe de las ventanas de distribución artificiales. Creo que se puede argumentar que el streaming será el salvador de la película modesta e inteligente”.
El irlandés cumple las dos condiciones: está en streaming y al mismo tiempo es película-evento. No tiene nada de modesta. El impacto que tiene la disponibilidad en Netflix se nota mucho más en otra nominada a la mejor película: Historia de un matrimonio. La película se ha estrenado en cines para entrar en los Oscar, pero sin la plataforma jamás habría alcanzado la presencia que ha logrado en la conversación cultural. Gracias al streaming, ya no hay pequeñas joyas desconocidas. “Los documentales son un muy buen ejemplo”, dice Hanlon. “Es la edad de oro de los documentales. Antes, muy pocos de ellos llegaban a los cines. Pero ahora con el streaming tienen más impacto y son más viables económicamente. Los documentales se han reinventado como negocio gracias al streaming”.
La tendencia acabará cambiando las estrategias de estreno para los premios. “Este es el principio del fin de la estrategia clásica de marketing alrededor de los Oscar”, explica Hanlon. “Consistía en soltar las películas pequeñas de calidad a final de año en un par de cines de Nueva York y Los Ángeles para calificar para los premios y luego, con las nominaciones, aspirar a que el empujón permita una distribución más amplia. Con el tiempo esas películas no se van a ver solo después de los premios, sino antes y a la vez”, como sucede ya con la mitad de ellas de esta edición.
En este sentido, 1917 puede ser el último testigo de esta estrategia de distribución clásica con el Oscar como objetivo. Los periodistas de la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood le dieron el Globo de oro el 5 de enero cuando aún casi nadie la había visto. El estreno en salas, el viernes siguiente, fue un éxito que no se entendería sin ese empujón. La película ha conseguido todos los premios importantes desde entonces y llega como favorita a los Oscar. Ya se puede encargar en Amazon Video para verla online en el minuto en que esté disponible.


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