EL PAÍS

Ylva Johansson, comisaria europea de Interior: “Las devoluciones en caliente no son legales en la UE”

La comisaria de Interior de la Unión Europea, Ylva Johansson (Estocolmo, Suecia, 59 años), ha visitado esta semana Madrid para coordinar y dar apoyo al Gobierno en la preparación de la presidencia de turno de la Unión Europea, que España asumirá a partir del 1 de junio. Durante su estancia de dos días, Johansson ha mantenido encuentros con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska; y el de Inclusión, José Luis Escrivá. Con todos ellos ha tratado el principal reto al que, dice, España tendrá que enfrentarse durante los próximos meses: sacar adelante el Pacto de Migración y Asilo para asegurar la solidaridad entre todos los Estados miembros frente a la presión migratoria. Pese al bloqueo al que ese pacto ha estado sometido durante los últimos tres años, Johansson se muestra optimista. “Si la presidencia española lo consigue, será una decisión histórica”, asegura. Frente a las devoluciones en caliente, la comisaria se muestra tajante: “Son ilegales en la UE” y pueden dar lugar a “un proceso de infracción”. El Tribunal Constitucional las avaló en 2020 y Lituania acaba de regularlas.

Pregunta. ¿Cuáles son los principales asuntos migratorios a los que tendrá que enfrentarse la presidencia española?

Respuesta. Dentro de mis competencias lo más importante es el Pacto de Migración y Asilo. Lo presentamos en 2020, hemos estado trabajando en él durante varios años y ahora estamos muy cerca de terminar toda su parte legislativa, aunque aún no hemos acabado. Esta es la gran tarea de la presidencia española, ser capaz de cerrar las negociaciones del pacto. Si lo consiguen será una decisión histórica porque durante muchos años la situación ha estado bloqueada y ha habido grandes dificultades para que los Estados miembros se pusieran de acuerdo entre ellos y con la Eurocámara. Así que, si la presidencia española lo consigue, será un gran logro, un logro que es posible. Yo apoyaré en todo lo que pueda.

P. En los últimos meses, hemos asistido a algunos episodios trágicos en el control de las migraciones, como el naufragio de Cutro, en el sur de Italia, con 91 fallecidos, o la muerte de 23 migrantes en la valla de Melilla. ¿Puede Europa permitirse episodios de este tipo en su territorio?

R. No, claro que no. Este tipo de episodios deben ser evitados. Salvar vidas siempre debe ser nuestra primera prioridad. Esa es la razón por la que tenemos que trabajar de la manera más cercana posible con nuestros países vecinos del norte de África. La pasada semana estuve en Túnez y firmamos una declaración conjunta sobre cómo trabajar para luchar contra los traficantes de personas, para encontrar vías legales de acceso a la UE y también para ayudarles con la creación de buenas instalaciones de recepción. Es lo mismo que debemos hacer con Marruecos. Tenemos que tener en cuenta que las migraciones son algo normal, siempre han ocurrido y siempre ocurrirán. Lo que tenemos que hacer es gestionarlas de una manera ordenada, y tenemos que hacerlo entre todos. La solución no es construir vallas o convertir Europa en una fortaleza. Hoy, con la situación en Europa, tenemos enormes necesidades en el mercado laboral. Es el momento de buscar vías más fáciles de venir a la UE de manera legal, porque necesitamos más trabajadores migrantes. Por supuesto, también tenemos que prestar auxilio a los refugiados, pero estamos viendo que mucha gente que trata de entrar ahora en Europa de manera irregular no está huyendo de ninguna persecución, sino que busca mejores oportunidades económicas. Debemos encontrar un modo seguro y legal de hacer esto.

P. Habla de dar oportunidades para que los migrantes económicos vengan de manera legal mediante el trabajo conjunto con nuestros países vecinos, pero al mismo tiempo se está trabajando con ellos para poder devolver a los que entran irregularmente. Y en la mayoría de los casos, esos países no respetan los derechos humanos. ¿No sería mejor tratar de exigir o conseguir más respeto a los derechos humanos antes de negociar devoluciones con ellos?

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R. Por supuesto, tenemos que hacer todo lo que podamos para conseguir el respeto a los derechos humanos en otros países, especialmente en nuestros países vecinos, pero no podemos esperar hasta que consigamos una situación perfecta en esos países para empezar a trabajar con ellos, así que tenemos que hacer las dos cosas: trabajar con ellos y conseguir que respeten los derechos humanos.

P. Usted ha dicho que uno de los grandes objetivos de la presidencia española es alcanzar ese pacto de reparto de migrantes y refugiados, y que lo ve posible. ¿Qué países que eran reacios a recibir migrantes han cambiado de opinión?

R. Lo que he propuesto para este pacto es que todos los Estados miembros deben estar preparados para gestionar migrantes y refugiados en caso de que alguno de ellos esté bajo presión. Un país de llegada, por ejemplo, tiene que poder contar con la solidaridad del resto de Estados. Esa solidaridad debe ser obligatoria, pero puede ser de un tipo diferente que no suponga necesariamente la reubicación de refugiados. Este punto de vista tiene un gran apoyo en el Consejo y también en el Parlamento Europeo.

P. ¿Cree que este pacto acabará con las quejas de los países que más migrantes reciben por la falta de solidaridad de los Estados del norte?

R. Yo creo que vamos a llegar a un acuerdo, así que no creo que haya grandes divisiones. Creo que vamos a encontrar un compromiso que va a ser aceptable para una amplia mayoría de Estados. Es importante entender que los diferentes Estados están bajo diferentes tipos de presión. Un país de llegada sufre un tipo de presión; uno con gran número de peticionarios de asilo per cápita sufre otra; un país, como Francia, en el que los migrantes tratan de irse al Reino Unido, otra; y lo mismo en el caso de un país con un gran número de refugiados ucranios. Hay diferentes tipos de presiones y la nueva situación en el Consejo Europeo es que los Estados miembros entienden las diferentes presiones de cada uno. Ese es el camino por el que se debe llegar a un compromiso aceptable para la mayoría.

P. El Gobierno italiano ha decretado el estado de alarma por razones migratorias ¿Cree que es una decisión justificada?

R. Es una decisión nacional, así que es de su competencia. Pero está muy claro que Italia está bajo una enorme presión. Están llevando a cabo muchísimas operaciones de rescate en el mar. Creo que este año 30.000 personas han sido rescatadas por la Guardia Costera italiana y aun así seguimos presenciando muertes en el mar. Hay muchísimas llegadas y están casi siempre sobrepasados, en Lampedusa, por ejemplo. Esta es la razón por la que necesitamos mostrar que esto no es solo un asunto italiano, sino europeo. Esta es la razón por la que he viajado a Túnez, por ejemplo, para firmar ese acuerdo. Entiendo que una de las finalidades de ese estado de emergencia es ser capaz de incrementar más rápidamente la capacidad y el acceso a fondos nacionales para dedicarlos a las migraciones. Esto tiene sentido y estoy contenta de que el estado de emergencia no suponga la derogación de ninguna legislación sobre migración y asilo. Entiendo que necesitan poder tomar decisiones en este campo más rápidamente.

La comisaria de Interior de la Unión Europea, Ylva Johansson.Jaime Villanueva

P. Aparte de la Guardia Costera italiana, en el Mediterráneo trabajan varias ONG, como Open Arms, entre otras. Sus responsables se quejan de las trabas que Italia pone a sus rescates, así como para desembarcar a las personas que recogen. ¿Qué puede hacer la Comisión?

R. La búsqueda y el rescate en el mar no es una competencia europea, pero, aun así, debo decir que la gran mayoría de migrantes que vienen en patera han sido rescatados por los Estados y sus guardacostas. Las ONG también están desarrollando un papel muy importante salvando vidas, esa es la razón por la que, desde la Comisión, hemos puesto en marcha un Grupo de Contacto de Búsqueda y Rescate para tratar de facilitar las operaciones de salvamento.

P. En algunos países, como España —donde el Tribunal Constitucional las ha considerado legales— o Lituania —que las ha regulado—, las devoluciones en caliente son legales, lo que impide a los recién llegados pedir asilo. ¿Vulneran estas prácticas los tratados de la UE y la legislación internacional?

R. Las devoluciones en caliente no son legales de acuerdo con la legislación europea. Es necesario garantizar el derecho de asilo. Y cuando la legislación de los Estados miembros no cumple plenamente con esa prohibición dialogamos con ellos, pero, al final, podemos iniciar un procedimiento de infracción. Esto es importante, las devoluciones en caliente no son legales en la UE.

P. Cuando empezó la guerra de Ucrania, Europa mostró una gran solidaridad abriendo sus puertas a todos los refugiados procedentes de ese país. Ahora tenemos otra crisis humanitaria no muy lejos de Europa, en Sudán. La ONU ha dicho que provocará cerca de un millón de desplazados en los próximos meses y muchos de ellos se dirigirán a Europa. ¿Estamos preparados para ello? ¿Tiene Europa algún plan?

R. La situación en Sudán es realmente preocupante y, desafortunadamente, creo que va a ir a peor. Tenemos que estar preparados porque mucha gente, al menos 100.000, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ya han huido del país. Por supuesto, es algo para lo que tenemos que estar preparados. Algunos vendrán a la UE, pero otros permanecerán en otros países en los que necesitarán ayuda. Es algo que tenemos que seguir muy de cerca trabajando conjuntamente con la comunidad internacional. Por el momento estamos en contacto con los países vecinos de Sudán y con ACNUR. También hemos estado allí para evacuar gente.

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