Yo te Nombro: María Salguero, creadora del Mapa de Feminicidios en México

Yo te Nombro: María Salguero, creadora del Mapa de Feminicidios en México

María siempre fue una niña rebelde. Rompía las reglas que le parecían absurdas. Iba a la escuela con pantalón en lugar de con falda, pues ¿por qué tener que ir de falda obligatoriamente por ser niña? Cuando salía a la calle en las noches a la tienda cerca de su casa, por el Zócalo de la Ciudad de México, los vecinos hablaban, rumoreando que estaba mal que una muchacha recorriera sola las calles en la noche.

“¿Hay alguna ley que me lo prohiba?”, pensaba María.

Así, desde muy joven, María fue consciente de que existían normas, explícitas e implícitas, que afectaban su vida cotidiana por el hecho de ser mujer. 

María Salguero es ingeniera geofísica. Ha sido incluida recientemente en la lista de Mujeres Líderes de El Universal y en 2019 fue nombrada como una de las 100 mujeres más poderosas según la revista Forbes.

Desde el 2016 se dedica a realizar el Mapa de los Feminicidios en México, un registro sobre los feminicidios diarios en el país. 

Para cada feminicidio, el mapa incluye una descripción del evento, el rango de edad de la víctima (cuando se tiene ese dato), la relación que ésta tenía con el feminicida, la fecha, así como otros datos que se hayan reportado sobre el suceso. Además, tipifica cada feminicidio como Feminicidio Directo (por razones de género), o Feminicidio Indirecto, por ejemplo. Pero, sobre todo, María incluye en el mapa el nombre de la víctima.

María las nombra. “No son cifras, tienen nombre”. Por ello, el título del blog donde se publica el Mapa se titula “Yo te nombro: el mapa de los feminicidios en México”. 

María nació en la Ciudad de México. Su madre era vendedora ambulante, y María le ayudaba. De niña su papá le regalaba juguetes que no eran, por estereotipo, “para niñas” como, recuerda, un tren para armar.

En la escuela nunca le gustaron las Ciencias Sociales. “Probablemente haya sido por la manera que tenían de enseñarlas”, dice.

Debido a la influencia de los libros de geografía que su padre le regalaba, y al sismo de 1985 en la Ciudad de México, el cual, dice, la marcó, María se interesó por la geofísica, y esa fue la disciplina que decidió estudiar. Durante la carrera, lo que más le gustaba a María era la sismología de terremotos, así como los registros geofísicos de pozos. Una de las figuras a las que más admiraba era Carlos Valdéz, Director del Sistema Sismológico Nacional. 

Pero la vida la llevó a aplicar la geofísica para algo totalmente diferente. María cuenta que desde joven leía la nota roja. Aquello no era inusual entre sus vecinos. La nota roja reportaba cosas de las que en la prensa no se hablaba. María se dio cuenta de que había sitios en internet, como el Blog del Narco, que reportaban la violencia que el país experimentaba. Vecinos que avisaban dónde sucedía una balacera, reportes de desaparecidos, eventos que ellos mismos vivían.

De ahí nació la idea de crear un mapa de desaparecidos, con la intención de que pudiera ser utilizado por periodistas de a pie. Con el trabajo de dicho mapa, el cual realizaba con un grupo de colegas en 2013 y 2014, María se dio cuenta, a su vez, de que les llegaban, por ejemplo, muchas fotos de niñas y mujeres jóvenes desaparecidas cuyos cuerpos se encontraban después, abandonados.

La desaparición es el preámbulo de un feminicidio” asegura María. Salguero cuenta que comenzaron a observar patrones, en Ciudad Juárez, por ejemplo, en el que antes de los homicidios, muchas mujeres jóvenes eran incomunicadas, violadas, torturadas, mutiladas y, finalmente, asesinadas y arrojadas al espacio público. “Eran claramente feminicidios”.

Cuando un grupo de madres buscadoras de Ciudad Juárez se le acercó y le expresó su preocupación de que nadie midiera los feminicidios que seguían sucediendo con enorme y desgarradora frecuencia, María decidió hacer el Mapa de Feminicidios. Sus fuentes han sido las notas periodísticas, las historias de las personas cercanas a las víctimas que en ocasiones se le han acercado pidiéndole que las mencione en el mapa, y los boletines oficiales de las fiscalías, en los que se encuentran más detalles. 

Foto: Archivo Cuartoscuro

La importancia del Mapa de Feminicidios, además de nombrar a las víctimas, es contextualizar los sucesos y, así, encontrar patrones en los feminicidios que permiten comprender mejor el fenómeno y observar con qué otros problemas se intersecta ésta dinámica.

Uno de los fenómenos de los que María se ha percatado a partir del Mapa es de la interseccionalidad que tienen los asesinatos de mujeres con el crimen organizado. María explica que las mujeres cercanas a los miembros del crimen organizado, sus esposas, hijas, madres, hermanas, son a menudo asesinadas bajo una lógica de venganza contra el enemigo, es decir, como botín de guerra. A este tipo de feminicidios se les llama “feminicidios por sentido de pertenencia”.

Otro de los factores a considerar cuando se habla del feminicidio, según Salguero, es el estatus de vulnerabilidad de las mujeres, de las condiciones de desigualdad y precariedad económica que viven y que, en muchas ocasiones, las orilla a entrar al crimen organizado. Finalmente, otro factor que María ha observado a partir de sus investigaciones es que los victimarios, a la hora de cometer el crimen, se encuentran bajo los efectos de la droga, específicamente, del cristal. “México ha pasado de ser un país productor (de droga) a ser consumidor”, afirma María.

¿Cuáles son los siguientes pasos para María Salguero? Por lo pronto, está comprometida con su trabajo en la Fiscalía de Sonora. Además, pronto comenzará a estudiar la licenciatura en Derecho. En cuanto al Mapa de Feminicidios, María planea cambiarlo de plataforma para que la diferenciación de los ámbitos de la violencia sea más fácil de visualizar. 

Cierro nuestra conversación preguntándole a María qué mensaje le gustaría dejarle a las y los jóvenes en cuanto a lo que podemos hacer, sea la que sea nuestra trinchera, para luchar en contra de la violencia contra las mujeres. “Me está dando mucho gusto el papel activo que están tomando, exigiendo sus derechos. Sigan así” me dice, “y no dejen que les llamen ‘Generación de Cristal’, porque no lo son. No lo son”, dice María.


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