Yo trabajo mientras duermes

Si la historia de Mercedes y Beatriz te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
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En un tiempo en el que los besos escasean y abrazarse es un deporte de riesgo, recordar uno de esos encuentros mágicos es un ejercicio de nostalgia infinita y muy inspiradora. Mercedes Sánchez y Beatriz Guzmán no se conocían de nada, ni sabían una de la otra, simplemente compartían maternidades difíciles. Ambas habían sido madres de bebés prematuros de pronóstico complicado y ambas habían pasado por semanas muy complicadas en el hospital, donde el destino parece reprogramar todas tus prioridades sin contar contigo mientras no dejas de culparte y ahogarte en un millón de porqués sin respuesta.

Sin embargo, el pasado 14 de febrero, el servicio de Neonatología del hospital 12 de Octubre de Madrid se iluminó con una luz muy especial. El encuentro de estas dos mujeres desconocidas acabó en un abrazo espontáneo y sincero que llenó de calor la sala de espera mientras resolvía de un plumazo aquella madeja de preguntas sin respuesta. Estaban allí para agradecerse que todo había salido bien, que habían formado un equipo, sin saberlo, para participar en una cadena generadora de vida: una como donante de leche materna y la otra como madre de niña receptora. “Yo me siento muy afortunada, me levanto todos los días y no hay ni uno solo que no recuerde en algún momento lo que pasé aquí”, recuerda emocionada Mercedes, madre de Ana y una de las beneficiarias del Banco de Leche Humana del 12 de Octubre.

Una historia de la leche

La leche materna es el único alimento que ha escapado del control industrial y cuyo gobierno ha estado siempre en manos de la mujer. Sin embargo, este privilegio natural ha ido contaminándose al ritmo de la evolución de los derechos sociales. Los faraones consideraban a las nodrizas como parte de la familia porque sus hijos eran hermanos de leche del faraón. En Grecia, las madres que entregaban su leche debían de ser incólumes porque se consideraba que los lactantes heredaban rasgos y virtudes a través del precioso alimento. Sin embargo, con la nobleza europea del Siglo de las Cruzadas, la lactancia pasó a un plano de vulgaridad que llevó a la popularización del uso y explotación de todas las nodrizas. Dar el pecho era indecoroso y tedioso para la aristocracia, y mucho más hacerlo en público. Todavía heredamos algo de aquello.

Hoy en España existen 15 bancos que recogen una media de 10.000 litros al año para beneficiar a unos 2.500 receptores

Aquel enorme abrazo tenía un nombre: sororidad, el apoyo mutuo y desinteresado de dos mujeres fundidas en un objetivo común: la vida de sus hijos, ahora hermanos de leche para siempre.

La ciencia y avances de la alimentación irrumpieron a principios del siglo XX para tener opciones más cómodas y manejables que el trabajo de las nodrizas, que perdieron ese protagonismo histórico al mismo ritmo que empezaron a brotar los primeros problemas intestinales pediátricos y de alergias por el consumo de leche de vaca antes de tiempo. Fue entonces cuando nacieron los bancos de leche, lugares para revalorizar la nutrición más natural (la Oorganización Mundial de la Salud –OMS– considera la leche materna el mejor alimento posible para recién nacidos y prematuros) y donde todas esas mujeres con sentido colectivo y sororidad podían donar vida, de forma anónima, a cambio de nada.

Hoy en España existen 15 bancos que recogen una media de 10.000 litros al año para beneficiar a unos 2.500 receptores, y aun así no es suficiente. La presidenta de la Asociación Española de Bancos de Leche y responsable del centro del 12 de Octubre, Nadia García, lo tiene claro: “Es verdad que ha crecido mucho, pero todavía hay comunidades autónomas que no disponen de estos bancos y no llegamos a todos los niños de gran riesgo. Es un recurso escaso y lo tenemos que priorizar”.

Quizás el problema sea que una gran mayoría desconozca la existencia de lugares donde se recolecta (también a domicilio), se almacena, se analiza y hasta se pasteuriza leche materna para consumo pediátrico: “No sabía que existían, no había estado nunca en una unidad de neonatos, no conocía que la leche también se podía donar como la sangre”, confiesa Mercedes recordando la historia de su propia hija.

Y es que Ana pasó sus primeros 107 días en este hospital (de ellos, cien en la UCI) y a Mercedes le robaron esa maternidad idílica “de habitación llena de flores y del niño durmiendo a tu lado”. Ana nació con 500 gramos, cabía en la palma de la mano de su madre, su piel se transparentaba y “era un bebé feíllo”, según su propia madre. A los 14 días pasó una crisis de la que se recuperaría milagrosamente. Girando en esa noria emocional hay mujeres que no pueden sacarse leche: “Anímicamente no estás en un momento óptimo, no eres como una mamá que acaba de tener un niño y está encantada… Estás viviendo tu maternidad de una manera muy complicada”, confiesa Mercedes. Entonces apareció la solución: un lugar para aliviar culpas y ofrecer esperanza, un puente para conectar su necesidad con la generosidad y experiencia de compañeras como Beatriz.

“Cuando nació Yago (también prematuro), lo único que podía hacer era darle leche, lo único que me calmaba era saber que estaba haciendo todo lo posible por que tuviese todo lo que yo le podía dar”, nos cuenta también Beatriz. “Entonces me pongo en la piel de la madre que no puede… Por suerte, tuve exceso de leche y vi todo lo que tenía alrededor: madres sufriendo mucho, bebés que lo necesitan, y aquel fue mi pequeño aporte”.

Donantes con estrella

Esa empatía construye el futuro gota a gota, porque cada gota cuenta. Con tan solo 20 gotas (1 centímetro cúbico) puedes dar una toma a un prematuro. Una pequeña cantidad de leche que se convierte, más que en un alimento, en una medicina que previene infecciones intestinales y que mejora el desarrollo neurológico y respiratorio de los bebés de riesgo, según ha demostrado la ciencia.

Pero no es la única medicina. El puente entre la donante y el receptor tiene dos sentidos y un viaje de vuelta tan poderoso como necesario. Hay madres como Beatriz que sienten la necesidad de donar mientras sus hijos se recuperan en el hospital al empatizar con las compañeras que no pueden compartir su leche. Y hay otras madres, las donantes con estrella, que deciden hacerlo tras una pérdida. Es un duelo altruista que les ayuda a reconectarse con la vida, a sentirse útiles y a compartir con alguien un tesoro que regala vida. Es un trance muy duro pero reconstituyente: “Ellas lo describen como de las pocas cosas buenas de la experiencia que han padecido. Hay mujeres que necesitan seguir extrayéndose leche durante un tiempo para marcar los tiempos que la vida no les ha dejado decidir”, explica la doctora Nadia.

Beatriz donó ininterrumpidamente durante tres años, más de 360 litros que, además de convertir a 530 niños en hermanos de leche, les ha regalado “una nueva oportunidad de vida”

Una familia con 530 hermanos de leche

Y esa leche regalada por miles de mujeres crea grandes familias conectadas por lazos invisibles, pero bajo un mismo objetivo: salvar más vidas. Beatriz donó ininterrumpidamente durante tres años, más de 360 litros que, además de convertir a 530 niños en hermanos de leche, les ha regalado “una nueva oportunidad de vida”. Ahora, con los efectos de la pandemia, esas oportunidades se han visto algo afectadas. La vida sigue abriéndose paso al mismo ritmo y las donaciones de algunos bancos han disminuido por el efecto del confinamiento, aunque servicios de recogida a domicilio, como el del 12 de Octubre, han ayudado a seguir alimentando sus reservas.

Para que esa gran familia pueda seguir creciendo, los bancos de leche necesitan capitalizar más activos, abrir más sucursales, tener más accionistas para así poder repartir más dividendos… Solo de esa forma podremos disfrutar (cuando nos deje la pandemia) de más abrazos inspiradores, como el de Beatriz y Mercedes.

Contenido adaptado del vídeo de Mercedes y Beatriz

00:00

(Beatriz Guzmán) He podido entregar 366 litros que han servido para alimentar a unos 530 niños. En total han sido 2.800 biberones.

00:10

(Voz en ‘off’) ¿Sabías que existen bancos de leche materna? Gracias a la donación altruista de mamás como Beatriz, la hija prematura de Mercedes pudo sobrevivir.

00:24

(Mercedes Sánchez) Cuando te quedas embarazada te asusta todo: el parto, el embarazo… Luego, cuando la ves…

00:31

Lo que nunca me planteé es que mi hija fuera a nacer prematura. Eso no lo pensé, la verdad. Era algo como desconocido. Piensas que nunca te va a tocar a ti.

00:43

Los bebés recién nacidos, los prematuros extremos, se parecen muy poco a un bebé.

00:50

Para que tu hijo nazca con 500 gramos no está preparado nadie.

00:56

(Nadia García) La Organización Mundial de la Salud dice que el estándar fundamental de alimentación para cualquier recién nacido es la leche materna.

01:03

Cuando la leche materna no está disponible, especialmente para los niños de gran riesgo, como los prematuros, la leche donada es la mejor opción disponible.

01:13

(Mercedes Sánchez) Ellos te facilitan los sacadores de leche y tal, pero bueno, es que tú ya no tienes ni ánimo, ni ganas…

01:21

Lo intenté, lo conseguí un tiempo, no sé exactamente cuánto, pero poco…

01:24

Pero bueno, menos mal que existen el banco de leche y las mamás que donan. Ana siguió tomando leche materna de todo este tiempo.

01:32

No conocía que la leche también se pudiera donar y me parece increíble, eso sí que tiene mérito, donar sí que te tiene mérito.

01:41

Que tu hija pueda seguir tomando leche materna, aunque no sea tuya, y que vaya a tener mucho beneficio pues… Es como impagable y dices: “¡Jolín!, si conociera a esa mamá le daría un abrazo ahora mismo”.

01:59

(Beatriz Guzmán) Yo por suerte tuve exceso de leche y vi todo lo que tenía alrededor: de madres sufriendo mucho, de bebés que lo necesitan.

02:08

Y era mi pequeño aporte: el poder ayudar a esos bebés y a esas madres.

02:16

Yo creo que hay que hacer un llamamiento a todas las mamás que tengan posibilidad de donar. Que son apenas unos minutos y el beneficio es muy grande y hace falta.

02:27

(Mercedes Sánchez) Quien dona leche dona vida y eso no lo sabes hasta que no te pasa, hasta que no te toca vivirlo no te das cuenta de lo importante que es que haya gente que haga cosas por otras personas sin esperar recompensa a cambio.

Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.

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