Yoeun y Ros: una historia de amor sin fronteras entre dos refugiados

Yoeuth Yoeun se muestra visiblemente conmocionada por sus recuerdos. Su esposo, Chamroeun Ros, se sienta junto a ella en la casa familiar en la provincia de Banteay Meanchey (Camboya). Yoeun describe cómo tuvo que huir por el bosque y perdió a sus seres queridos. Corría el año 1975, ella tenía cinco años y los jemeres rojos acababan de tomar el poder. La entonces niña sobrevivió durante años en campamentos para refugiados camboyanos en Tailandia, al otro lado de la frontera. Cuando tenía 17 años, conoció a un hombre llamado Kosal que trabajaba en un hospital infantil y le preguntó si necesitaba personal. “¿Estás bromeando o hablas en serio?” respondió el hombre. Yoeun hablaba en serio.

La joven se formó en anatomía y atención sanitaria básica en el hospital, que había sido habilitado por Médicos Sin Fronteras. Y allí conoció a Ros, otro camboyano que también había cruzado la frontera rumbo a Tailandia para evitar ser reclutado por el Ejército. Estaba interesado en trabajar en el sector sanitario, y por casualidad acabó en el mismo centro donde trabajaba Yoeun. Allí se encontraron por primera vez.

Este, sin embargo, no es el final de la relación amorosa de esta pareja de refugiados. Ni siquiera es el principio. Aún tendrían que cruzar más y más fronteras, tomar decisiones y salvar muchos obstáculos para llegar a donde están hoy: en su hogar, rodeados de sus hijos, retornados a su país de origen y trabajando en atención a pacientes con infecciones de transmisión sexual o que viven con VIH/SIDA. En este vídeo, ellos mismos cuentan su historia de amor sin fronteras.

Yoeuth Yoeun y Chamroeun Ros, refugiados camboyanos, con sus hijos.© Rafael Winer (MSF/Rafael Winer)

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