Habitantes de esta comunidad, ubicada a unos 15 minutos del centro de Iguala, Guerrero, narraron los momentos de terror que decenas de familias vivieron la noche del domingo 2 de febrero durante el jaripeo de la fiesta de San Miguel Arcángel.
Héctor Raúl González
Enclavada en el valle de Iguala, Guerrero, Zacacoyuca se convirtió en un pueblo fantasma tras el ataque a balazos que un grupo de sicarios perpetró durante el jaripeo de la fiesta de San Miguel Arcángel.
Habitantes de esta comunidad, ubicada a unos 15 minutos del Centro de Iguala, narraron los momentos de terror que decenas de familias vivieron la noche del domingo 2 de febrero.
“Fue un momento que se hizo eterno, muy feo, la verdad, disparos por donde quiera, la gente corría espantados, niños por igual, llorando, gritando, señoras, fue una cosa que la verdad aparentemente pues pasó rápido, pero para la gente que estaba ahí fue eterno”, contó un joven que por temor no quiso dar su nombre.
Como parte de las fiestas de San Miguel Arcángel las autoridades locales organizaron, como cada año, el jaripeo en el corral que se ubica en Zacacoyuca.
Esa noche la fiesta era amenizada por el grupo musical La Fuerza de Mayanalán.
Mientras los jinetes lucían sus suertes en el jaripeo, poco antes de la medianoche un grupo de aproximadamente cinco sicarios arribó al lugar y desde uno de los accesos comenzó a disparar hacia el corral.
“Pues como a la mitad del evento, más o menos, eran como las 12, por ahí, y la verdad sí, como todo fue muy rápido, la verdad, y al principio pues se pensaba que era como cohetes, así porque no se miraba la gente, hasta después que empezaron a disparar al centro del ruedo.
“Yo me vine rápido a mi casa, corrí, y pues le digo mucha gente corría así espantada y todo”, contó el joven entrevistado quien mostró los arañazos en su abdomen y pecho provocados por una malla que saltó para escapar del lugar.
De acuerdo con los reportes policiacos, en el ataque un excomisario municipal de Paintla murió, mientras que la comisaria ejidal de Zacacoyuca, Francisca “N”, de 50 años de edad, recibió balazos en el estómago, en un hombro y en un dedo de la mano. Otro hombre de 74 años resultó herido en los glúteos.
En el lugar de los hechos fueron localizados más de 40 casquillos percutidos. Todos de grueso calibre.
A lo largo de la carretera Cuernavaca-Chilpancingo se pueden ver a elementos de la Policía Federal que vigilan el camino.
A pesar de la presencia policiaca, los vecinos de Zacacoyuca aseguraron que tras el ataque la comunidad se convirtió en un pueblo fantasma, pues por miedo, desde el domingo la gente ha evitado salir de sus casas.
“Con miedo, la verdad sí, de hecho en el pueblo ya no es lo mismo, la gente ya no sale, todo está cerrado. Normalmente tiene más actividad de todo, la gente que trabaja, negocios, los pocos negocios que hay aquí, pero pues ahorita ya no.
“Es una comunidad muy tranquila que nunca había pasado esto, el pueblo ha cambiado, parece un pueblo fantasma, nadie quiere salir, tienen miedo y pues eso genera que pues todo vaya hacia abajo en tanto también económico, el trabajo, la verdad toda la gente tiene miedo y con justa razón”, reconoció el joven vecino del lugar.
Otro de los pobladores, un trabajador de una vulcanizadora ubicada a unos metros del corral donde ocurrió el ataque, asegura que la seguridad se ha incrementado en la zona.
“Sí ha habido, la Guardia Nacional se ha presentado varias veces a dar sus rondines y el Ejército, varias, varias personas, y la policía municipal que también a veces andan acá dando sus rondines, está un poco más resguardado desde ese día”, comentó.
Los habitantes afirmaron que en esta comunidad no hay antecedentes tan graves de violencia.
“Cada año se realizan las fiestas y no había sucedido esto, en esta ocasión no sé por qué pasó, pues la gente está asustada, tiene miedo, pero pues es natural, va, pero pues como dicen que el que nada debe, nada teme, nosotros estamos, seguimos trabajando aquí, todos, máquinas, carros, camionetas, servicio, gracias a Dios ya no se volvió a suscitar nada de eso y esperemos que ya no pase nada”, dijo el vecino, que a diferencia de otros popladores mantiene su negocio abierto.
Aunque el móvil del ataque no ha sido esclarecido, los habitantes indicaron que el objetivo fue atemorizar a la población.
“Yo creo que sería más como meter miedo porque aquí el pueblo siempre ha sido muy tranquilo, nunca se ha visto en problemas de esos, y mis papás me comentan que es la primera vez desde que ellos están aquí y la verdad que nunca se había escuchado de un problema de esos aquí cerca”, señaló uno de los vecinos del corral.
“Queremos que no pase nada más, por los niños principalmente, que si les llega a suceder algo, pérdidas lamentables… nosotros los adultos de cualquier manera ya vivimos, pero los niños empiezan a vivir y tienen derecho”, expresó otro de los pobladores.