Después de una derrota dolorosa y de la que se deben sacar muchas conclusiones, a Zidane le viene como agua de mayo un parón de selecciones con el que redirigir el rumbo. Además, de este parón de selecciones puede sacar más conclusiones que de ningún otro anteriormente porque serán menos los jugadores a los que deje marchar con sus selecciones.
Los motivos, eso sí, tienen que ver con la salud pues ni Militao, ni Casemiro ni Hazard han hecho las maletas por haberse contagiado de Covid-19, ni Carvajal ni Valverde las han hecho por lesión. Con estas bajas y con el resto de jugadores que no han sido llamados por sus países, la nómina se le queda a Zidane en 11 jugadores fuera, y 13 dentro de las instalaciones de Valdebebas.
Presión y fortaleza defensiva
Con los que pueda, Zidane trabajará dos de los aspectos que el año pasado le llevaron a levantar el trofeo de Liga y que en este, de momento, le están condenando y que son la presión y la fortaleza defensiva.
En la primera de ellas se trata de un concepto que Zidane ha ido adquiriendo con el tiempo y que, durante este curso, está queriendo implantar en sus jugadores. Para ello, no cabe duda, debe gozar de una buena forma física en su plantilla y, en ocasiones, como no siempre la tiene, el ejercer esta presión le deja al descubierto en algunas acciones.
La otra de las tareas es la defensa. Bandera indiscutible del equipo durante la temporada pasada y que en está se esta ondeando con mucha menos fuerza. Hasta siete partidos acumula ya el equipo blanco encajando goles cuando antaño era diametralmente lo opuesto.
Así pues, con más efectivos que casi nunca en Valdebebas, Zidane tiene tiempo, mimbres y ganas de devolver al equipo al menos a la senda de la confianza y la eficacia, dos valores en ocasiones intermitentes y que están haciendo pagar con derrotas a los blancos.