Haber ganado tres Champions consecutivas, dos Ligas y haber devuelto la ilusión a los aficionados en momentos de depresión es, hasta ahora, el pasaporte de Zinedine
Zidane para hacer y deshacer a su antojo en la plantilla blanca. El francés, de ideas fijas, es de los que donde pone el ojo pone la bala y con la salida de Bale, pese a que le ha costado, se apunta otra nueva victoria en otro nuevo pulso.
Y es que en el Real
Madrid, donde históricamente ha estado instaurada la idea de que era la directiva quien fichaba y el entrenador quien debía poner a los jugadores sobre el césped, con Zidane la estrategia ha virado. Y los resultados, a la vista está, también. Y no son malos.
Con esos poderes, el francés ha dictado sentencia sobre según qué jugadores de igual manera que a otros les ha dado más votos de confianza de lo esperado. El caso más evidente es el de Gareth
Bale, con el que apenas había relación, pero a la lista también hay que sumar los de James o Reguilón, claros descartes del entrenador que han tenido que ir haciendo las maletas según veían que, por mucho que intentaran convencer con argumentos, la decisión ya estaba tomada.
Reguilón, caso atípico
En el caso del lateral que tan buen rendimiento ha dado en el Sevilla, el Real
Madrid ha querido no olvidarse de él sabiendo que aún tiene margen alto de mejora y ha logrado una opción de recompra para los próximos dos años.
Una idea independiente al deseo de Zidane pero que el conjunto blanco ha creído esencial teniendo en cuenta que el sitio del francés en el banquillo no es innegociable y menos cuando es el propio entrenador quien no acostumbra a dar por hecho su futuro en las ruedas de prensa.
Fichajes y galones
Y si Zidane resulta decisivo en las ventas del club, también lo es en las compras. No tanto como quisiera -momento para recordar a Pogba- pero sí como para que se note su mano. O más bien su acento, pues jugadores como Ferland
Mendy, Eden
Hazard o los que suenan en la lista de futuribles como Camavinga, Upamecano o el propio Mbappé, son de su pleno deseo. En definitiva, a nadie se le escapa que Zidane tiene cierta predilección por el fútbol patrio pues también fue clave en las llegadas de Varane y Benzema.
De igual manera, Zidane parece tener más confianza en algunas resurrecciones que en otras. El caso de Marcelo, que era una de las posibles salidas cuando cogió el banquillo por segunda vez, también es claro. Al brasileño le ha dado oportunidades cuando más las ha necesitado.Algo que la afición no ha terminado de entender. También a Isco. Dos casos que, en su momento, fueron sentenciados por Solari en su corta etapa al frente.
Así pues, Zidane suma y sigue con su historial en fichajes. Un historial que, con el tiempo, le dará la razón o se la quitará pero que, de momento, parece ser la hoja de ruta marcada por un Real
Madrid que se refugia en la mano de un icono futbolístico al que su pizarra le ha dado ya once títulos en cuatro años.
Source link