0-0: Un punto de solidez

Segunda jornada, segundo empate. La Real sumó un nuevo punto en Anoeta ante el Real Madrid en un encuentro en el que tuvo que resistir, especialmente antes del descanso, y en el que, sin mostrar las señas de identidad que deslumbraron la pasada temporada, defendió con acierto su área y tuvo dos ocasiones claras para adelantarse.

El cuadro de Imanol
Alguacil, que alineó a Guevara junto a Merino en el centro del campo ante las innumerables bajas, ofreció síntomas preocupantes durante la primera mitad. Con Oyarzabal de vuelta en el ‘once’ jugando casi en paralelo a Isak, se mostró superada por un Real Madrid, con Odegaard de titular, más cómodo. El excelente partido de los centrales, especialmente de Airtz, evitó que el dominio se tradujese en más ocasiones claras, pero la sensación era de incertidumbre, casi de desamparo.

La Real no jugaba, resistía. Tuvo que esperar 20 minutos para combinar por primera vez en campo rival, fruto de una conducción sublime de Merino tras un giro marca de la casa. El centro de Aihen fue despejado en el segundo palo, pero al menos era un respiro que, eso sí, no cambió el guion.

Mientras los txuri urdin dudaban cómo sacar el balón (Isak no baja cueros en largo y el Madrid presionaba bien en corto), los de Zinedine
Zidane fueron encontrando cada vez más vías de acceso a las inmediaciones del área txuri urdin. Mendy comenzó meterse por dentro para generar superioridades. Rodrygo, con espacio, comenzó a atacar a Gorosabel, bien con el cuero o a la espalda. Los centros se sucedieron por ambas bandas aunque las intervenciones de Aritz y Le
Normand sofocaban el fuego.

De hecho, la gran ocasión merengue en la primera mitad llegó tras un error en la salida de balón de Remiro, presionado de cerca por Benzema. El cuero fue a los pies de Rodrygo y terminó en los del galo, que recortó al meta pero cruzó en exceso.

Era el minuto 43 y, curiosamente, el susto dio paso a la gran oportunidad txuri urdin. En una jugada similar, aunque en el otro área, Barrenetxea recuperó en la presión, conectó con Oyarzabal que asistió a Isak. El sueco, algo escorado, chutó con la derecha, pero Courtois sacó un pie imperial.

El ritmo se mantuvo durante los primeros minutos de la segunda parte, en los que la Real rozó el gol con la yema de los dedos. Lo paladeó. En una gran acción individual de Gorosabel, notable en aspectos ofensivos, el lateral habilitó a Portu, que dejó de cara a Oyarzabal. El ‘10’ encontró a Barrenetxea, que cruzó al primer toque con la izquierda. El balón superó a Courtois y cuando el gol se cantaba (se habría cantado de haber habido público), el cuero se marchó besando el poste.

La Real se deshizo de la presión merengue sin llegar a encontrar la manija del partido, sin llegar a brillar. En una fase del partido más descontrolada, en la que las piernas comenzaban a pesar, la actuación de Aritz, que pasó de sobresaliente a imperial, mantenía a raya las ofensivas del conjunto de Zidane.

A los 62 minutos apareció David
Silva. Su primer contacto con sus dominios, con su nuevo reino. El crack canario, todavía fuera de ritmo, apenas entró en contacto con el esférico, si bien tuvo un disparo desde la frontal en el minuto 83 que pudo disparar la euforia. Tiene dos años por delante para hechizar a una parroquia a la que ayer se echó muchísimo de menos.

El duelo murió con los primeros minutos de González
de
Zárate y con Aritz, cómo no, despejando un último balón. La Real suma un nuevo empate en un duelo en el que, sin encontrar su mejor versión, supo intercambiar golpes ante el campeón. La primera victoria deberá esperar.