0-2: Dos zarpazos condenan al Eibar

Cuando sonó el pitido que decretaba el descanso, el Eibar enfiló el túnel de vestuarios con sensación de incredulidad. Los armeros arrastraban los pies, cariacontecidos, sin terminar de asimilar lo que, sobre sus cabezas, decretaba con crueldad el luminoso de Ipurua. Habían dominado con claridad durante 35 minutos. Con momentos brillantes. Orden defensivo, ideas en ataque, internadas por una y otra banda, el descaro de un Bryan
Gil eléctrico, centros y más centros, una ocasión clarísima de Inui… Minutos que podían considerarse entre los mejores de la temporada y que, sin embargo, eran castigados con un 0-2 dañino, contundente.

Eibar-Cádiz, en imágenes

El Eibar jugó, atacó, dominó la posesión de forma aplastante y enfrente, el Cádiz, machacó. Destrozó a los armeros con dos zarpazos que dejaron el partido casi sentenciado al descanso al descanso. Los de Álvaro
Cervera, colíderes provisionales de Primera, aprovecharon dos pérdidas de Diop para noquear con dos golpes secos, directos a la mandíbula.

La primera acción no estuvo exenta de polémica por una posible falta de José Mari sobre el centrocampista del Eibar. Álex recogió el cuero, abrió a la izquierda para Espino, que al segundo intento logró colocar el balón en la cabeza de Negredo. El punta no falló. 0-1.

Sin tiempo para recuperarse, Diop volvió a perder el esférico en la medular, dando paso a otra contra letal. Lozano sirvió a Salvi, que encaró a Dmitrovic y fusiló sin piedad.

Dos errores que condenaban a un Eibar que, hasta entonces, parecía tener muy claro el camino al área gaditana. Bryan
Gil se destapó como el puñal para penetrar en la férrea defensa amarilla. Descarado, atrevido y con la inteligencia suficiente para combinar con Arbilla, de nuevo lateral izquierdo, o con Inui, que desde la posición de segundo punta caía a ambos costados, no se cansó de tirar paredes, romper al espacio y encarar. Le dio la noche a Akapo.

Inui tuvo el 1-0

Gil se erigió en el faro, aunque fue Inui el que tuvo la más clara para el Eibar en el minuto 33. En una buena combinación colectiva, Sergio
Álvarez apareció por el carril diestro para poner un centro al segundo palo. El nipón entró con decisión, remató de cabeza pero se topó con la pierna derecha de Ledesma, el sólido guardameta argentino del Cádiz.

Eran los mejores instantes del Eibar. A los 3 minutos, marcó Negredo.

Tres después, lo hizo Salvi. Demoledor.

Dos jarros de agua gélida ante los que el Eibar no pudo reaccionar. Mendilibar quiso reactivar al equipo con Expósito y Enrich, pero la segunda parte comenzó con otra daga en las esperanzas armeras. El gol de Lozano al primer minuto del segundo tiempo no subió al marcador (fue anulado por fuera de juego), pero sirvió para aplacar cualquier esperanza.

La solidez del Cádiz se impuso en una segunda mitad en la que solo un centro-chut de Pozo, en el minuto 78, llevó peligro real a la meta de Ledesma. Los armeros tenían el cuero, buscaban abrir el campo, colgar balones, pero la muralla de los de Álvaro
Cervera respondían con solvencia a cada intento.

El Eibar sigue sin ganar en Ipurua. No lo ha hecho en cinco partidos, lo que le está impidiendo redondear su sobresaliente rendimiento a domicilio. Ayer pareció sentirse capaz de romper esa dinámica durante 35 minutos más que convincentes. Le condenaron dos errores. Dos zarpazos letales.

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