Lo gritó Marcos Rojo con todas sus fuerzas. Con la boca llena abierta de gol. Con los puños cerrados. Después el defensor les agradeció el apoyo a los hinchas de Boca que “nos aguantan todo”. Fueron la imagen y las palabras que resumieron el desahogo xeneize que significó la ajustada victoria por 1-0 ante Talleres, por la liga argentina.
Hace ya 15 años que Boca no gana la Libertadores. Y esa cuenta pendiente se le transformó en una obsesión. Por eso la reciente eliminación contra Corinthians por penales desató múltiples conflictos y puso todo en duda.
Fue despedido el técnico Sebastián Battaglia. Resultó confirmado hasta fin de año como DT Hugo Ibarra, uno de los campeones de la Era Bianchi que aún no dirigió en Primera. Trascendieron discusiones por los premios en la previa a Corinthians que derivaron en la marginación de la titularidad del capitán Carlos Izquierdoz. Boca, en el episodio siguiente al adiós copero, perdió el clásico con San Lorenzo evidenciando una reprochable actitud.
Ahora, en la antesala de Talleres, otro de los referentes, Darío Benedetto, había señalado que la salida de Izquierdoz no era por razones futbolísticas. Y se había instalado como rumor que además le quitarían la cinta al nuevo capitán, a Marcos Rojo, algo que al final no ocurrió.
Con la incertidumbre sobre cómo reaccionarían los hinchas en la Bombonera, Boca salió a jugar contra Talleres. La gente, de a ratos, respaldó al equipo. Y el equipo, sin lucidez, con nervios, con tensión, cosechó un triunfo apretado. Eso sí, este partido no sirvió para acabar con el karma de los penales que atrapa a Benedetto. El Pipa, que había desperdiciado dos contra Corinthians, tuvo el tercero en el arranque del partido. Lo quiso asegurar pateando fuerte y al medio, pero el tiro dio en el travesaño.
Boca lo ganó con un penal que le cometieron al mismísimo Benedetto en el segundo tiempo, pero que el Pipa no pateó. Como le dañaron el tobillo, le cedió la ejecución a Rojo. Y Marcos la asumió con frialdad total: la tocó suave, a un costado. Después sí el festejo frenético.
Es así: Boca juega contra Boca, contra sus fantasmas, contra sus 15 años sin Libertadores, contra los problemas que se autogenera. Ahora está empezando otra historia. Habrá que ver cómo la recorre el equipo que tiene a Juan Román Riquelme como vicepresidente.
Racing e Independiente se quedan en el empate
La historia de Boca se escribió en un sábado que también exhibió en acción a los dos equipos de Avellaneda. Independiente, tras la renuncia de Eduardo Domínguez, fue dirigido interinamente por Claudio Graf. En el Libertadores de América, el Rojo igualó 0-0 con el Rosario Central de Carlos Tevez. Los hinchas del Diablo explotaron contra los dirigentes exigiendo elecciones, dibujaron incidentes con la policía e insultaron a los jugadores.
Contra el otro equipo rosarino pero de visitante, ante Newell’s en el Parque de la Independencia, jugó Racing. Todo también terminó 0-0. Fernando Gago valoró el punto de la Academia en un escenario complicado y resaltó las cuatro o cinco chances de gol que su equipo no supo aprovechar.
Los otros dos partidos del día fueron el triunfo de Argentinos 3-1 como visitante ante Barracas Central y el 0-0 entre Gimnasia y Central. La octava jornada de la liga argentina se cerrará hoy con cinco partidos: Vélez-River, Banfield-San Lorenzo, Unión-Huracán, Godoy Cruz-Lanús y Tigre-Estudiantes.
El campeonato hoy tiene a tres punteros con 16 unidades: Newell’s, Atlético Tucumán y Argentinos. Segundo con 15 está Gimnasia. Terceros con 14 aparecen Racing, Platense y Huracán. Luego, con 13, Godoy Cruz y Unión. Recién con 12 surge Boca, este Boca que un sábado de nuevo empezó a respirar.