15 años del día que cambió la historia del club

15 años del día que cambió la historia del club

Los años pasan para todos y no lentamente, precisamente. El pasado Los años pasan para todos y no lentamente, precisamente. El pasado 15 de junio de 2008 el Girona abandonó el fútbol semi-profesional para poner de llenos los pies en Segunda División A por primera vez en la historia.

El gol de Migue en el minuto 53 de la vuelta de la final del playoff provocó que la gente invadiera el campo nada más escuchar el pitido final del colegiado. Los gerundenses eliminaron al Barakaldo y al Ceuta en un final de campaña agónico.

Fueron tiempos complicados para la entidad gerundense. Los impagos y los problemas económicos se reflejaron públicamente en rueda de prensa por los propios jugadores que, seguidamente, animaron a la afición a culminar los esfuerzos por el bien del futuro del club.

Tras el éxito, unos acabaron a hombros por la marea rojiblanca que se aposentó sobre el césped y se repartían unas camisetas con el escrito de ‘Girona a Segona’. El diseño de la misma era tan sencillo como aquel equipo de Raul Agné que subió de Tercera División, nada comparable a los sofisticados diseños actuales para este tipo de logros.

Sin ese gol de Migue podríamos estar hablando de muchas cosas, probablemente diferentes. El gol del capitán en el momento decisivo ante 9.000 espectadores fue la primera piedra de la historia reciente del combinado ‘gironí’.

Desde entonces, el Girona se ha negado a dar pasos hacia atrás. Desde entonces, 12 temporadas en Segunda y tres en Primera se colocan en la historia de un equipo cuya afición, seguramente, no podría creer los pasos agigantados que ha ido construyendo el club durante todos estos años.

La historia del club ha cambiado. Ese 15 de julio, 15 años más tarde, supuso un antes y un después en el devenir de todo lo que rodea Montilivi. Con una quincena de primaveras sobre el fútbol profesional, el equipo sigue cuajando esfuerzos para dar pequeños pasos año tras año. La final frente al Ceuta cubría se cubría con una lona que reflejaba una parte huérfana de Montilivi. La ‘final’ de este año frente a Osasuna reflejó la comunión de 500 desplazados que querían ver a su equipo en Europa.




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