2-2: El gol en el Athletic es cosa de los jóvenes

En tiempos de crisis y de una búsqueda incesante del gol, con despropósito incluido el último día del mercado de fichajes con las conversaciones con Fernando Llorente y el posterior sainete, los jóvenes del Athletic demostraron en Zorrilla que ellos sí tienen pólvora. Lo demostraron Morcillo y Zarraga con un par de dianas de bella factura. Pero ni así consiguió ganar el cuadro rojiblanco porque echó por tierra todo el trabajo previo en los diez minutos finales del Trofeo Ciudad de Valladolid (2-2). Eso sí, en los penaltis pudo desquitarse.

El once dispuesto por Garitano fue una mezcla de los menos habituales junto con los más jóvenes. Lo más llamativo fue ver a Vesga haciendo tándem con Núñez en el centro de la defensa y a Morcillo en la banda derecha del ataque. Frente a frente, los dos últimos de la clasificación en la Liga. Los 35 minutos iniciales fueron de un ritmo muy pobre, lo habitual en este tipo de compromisos, y de nula actividad en las áreas.

Córdoba fue el más activo en el Athletic partiendo desde la izquierda, sin alardes tampoco. Las ocasiones se produjeron a cuentagotas. Un par de tentativas con la testa de Villalibre, excesivamente forzado en ambas, y una falta directa de Morcillo a las manos de Roberto. Si poco generaron los bilbaínos, menos hizo el Valladolid. Un zurdazo lejano de Nacho que no cogió portería.

El panorama se animó en la recta final. Primero con una oportunidad clara de los pucelanos. Hervías centró desde la derecha y el cabezazo a bocajarro de Raúl Carnero lo desvió Ezkieta a córner. Un buen susto. Los de Garitano se fueron soltando. Sancet, desde la media punta, dejó algún que otro destello en la circulación. Un desplazamiento de 40 metros al pie de Morcillo de los que se ven pocos.

El aviso del Athletic llegó con una acción colectiva. Lekue filtró en profundidad a Zarraga, que rompió desde atrás y cedió atrás para que Villalibre estampara el esférico contra el larguero. La jugada continuó y el cuero le llegó a Morcillo en posiciones centradas, por las que se fue moviendo durante todo el partido. El zornotzarra se orientó hacia la izquierda, pisó el balón y salió por la derecha. Después conectó un zurriagazo que limpió las telarañas de la portería… con su pierna diestra. La que se supone que es la mala.

Sergio González realizó diez cambios de una tacada en el descanso. Toni Villa fue el único que se mantuvo, aunque fue retirado a la hora de juego. Garitano introdujo dos sustituciones, a destacar el matiz en el lateral zurdo. Iñigo Vicente relevó a Balenziaga y Córdoba retrasó su posición. Además, Kodro entró por Sancet. Duró poco en el verde. Se hizo daño en el brazo tras una mala caída y Unai López ocupó su lugar en el 65’.

El Valladolid había tomado el mando en los minutos anteriores. Tenía más dinamita en zona ofensiva con Óscar Plano, Waldo, Guardiola… Ezkieta apareció por dos veces. Sacó un chut potente pero centrado de Plano y repelió también la tentativa de Waldo, desviada por Vencedor.

Con el ingreso de Unai López, el Athletic mejoró su versión. Se asoció con Vencedor, Zarraga, Lekue o Vicente y tuvo más posesión. A falta de un cuarto de hora pareció llegar la sentencia rojiblanca, que tuvo su génesis en un centro de Córdoba. Zarraga pinchó la pelota y la descosió desde la frontal dejando claro que tiene llegada. Algo inusual en los centrocampistas de la escuadra bilbaína.

Sin embargo, el Valladolid no había dicho su última palabra. Apeló a los centros laterales y encontró petróleo, en buena medida por la colaboración visitante. Guardiola recortó distancias en el 80’ de cabeza tras una mala salida de Ezkieta y Zalazar niveló en el 87’ tras ganarle la posición a Vesga en el área pequeña. Los once metros decidieron y allí el Athletic estuvo más certero. Hizo pleno. Unai López, Zarraga, Vencedor y Vicente mandaron a la red sus penaltis y Ezkieta se los detuvo a Kike Pérez y a Zalazar para redimirse del error previo.