El ritmo de venta de entradas ya fue flojo desde que se pusieron a la venda las primeras entradas para el GP de Catalunya, y con su correspondiente descuento, el pasado noviembre. La despedida oficial de Valentino Rossi de las motos creaba incertidumbre, Il Dottore siempre tuvo una legión de fans en España. Y a lo largo del invierno y la primavera las noticias sobre Marc Márquez no hacían más que incrementar la incertidumbre, cuando no eran las diplopías era su brazo que no acababa de acompañarle. La baja de Marc para Catalunya se supo una semana antes y eso ya supuso que el fan catalán y español de última hora no se reenganchara pese a los precios populares de las entradas. Otra cosa era el precio de los hoteles con la competencia del Primavera Sound
15 días antes se disputó en el Circuit el Gran Premio de España de F-1 y fue tal estallido de público que llegaron el domingo a 121.667, más que en todo el fin de semana en MotoGP. Cualquier comparación es odiosa. No es el mismo público y este año de crisis económica galopante ha acabado ‘salvando’ la taquilla el mismo púbico que estuvo sustentando durante años el GP español de F1, el francés antes de que el neerlandés tomara el relevo por el efecto Verstappen.
Los números del GP de Catalunya están en la línea de los ofrecidos en Jerez donde allí sí dispararon los precios. Hubo el viernes 16.132 espectadores, el sábado de poles 38.374 y este domingo entraron 60.068 para un total de 114.574 para el fin de semana. El director general Santamaria pronosticaba 50.000 y sumaron 10.000 más de los previstos.
Y a tenor del volumen al que corearon ‘La Marselleise’ para Quartararo ya se sabe de donde bajaron, de la zona de Niza de donde es el joven ‘Diablo’. En Le Mans en mayo batieron el récord con 110.003 y querían más. Y aquí si ganó su Fabio
Los números del GP no son para echar cohetes y ya no es cuestión de la organización del Circuit -había cartelería en el Aeropuerto, se ha montado el Village Barcelona&Circuit como en la F1, precios populares-. Es el mismo mal endémico de pérdida de espectadores que arrastran los países con más fans a las dos ruedas.
El viernes fue la peor entrada desde 2012, el sábado desde 2003 y tanto domingo como el cómputo del fin de semana son las peores cifras desde 1997. Menos mal que en 2023 se mantiene el GP de Catalunya y hay un año más reflexionar.