80 horas de autobús para un partido de balonmano

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La expedición del Metalurg, jugando a la consola durante su viaje a León.
La expedición del Metalurg, jugando a la consola durante su viaje a León.Metalurg

El castigo de la pandemia y las esquinas menos glamurosas del deporte de élite siguen dejando historias sorprendentes; de otro siglo, o ni siquiera eso. Un equipo de balonmano de Macedonia del Norte, el Metalurg, no encontró otra manera de viajar a León que en autobús para disputar un partido de la Liga Europea, la segunda competición continental. 40 horas para recorrer los 3.000 kilómetros que separan Skopje de la ciudad española. Salieron el sábado por la noche y llegaron este lunes por la tarde tras atravesar Serbia, Bosnia Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Italia, Francia y cruzar los Pirineos. Sin embargo, cuando entraron en la pista a las 20.45 de este martes para jugar contra el Ademar estaban derrengados. Fueron vapuleados 41-32, con maquillaje final del resultado. Y después de la ducha, aún les quedaba la gran paliza: otras 40 horas de autocar.

“No había conexiones aéreas para ir todos juntos. La alternativa era que una parte volara desde Belgrado y otra desde Sofía”, explica el club en su web. Así que la solución fue el autocar y casi dos días ininterrumpidos en danza. Obvia en todo caso el Metalurg, 10 veces campeón en su país, sus graves problemas económicos, con ocho meses de retrasos en el pago de las nóminas y un entrenador, el anterior (Zoran Kastratovic), que dimitió hace dos semanas porque después de casi un año en el cargo no había recibido nada de su salario, según denunció en la despedida.

“Llevo ocho años como presidente del Ademar y ningún equipo europeo ha venido hasta León en autobús desde tan lejos”, asegura Tano Franco

De esta aventura sobre ruedas por media Europa, previo test por coronavirus, la entidad ha ido dejando señales e imágenes en su página oficial. “Es divertido nuestro autobús”, escribían, no se sabe si con entusiasmo o resignación, cuando la expedición se acercaba a la frontera francesa. “A pocas horas” de ella, exactamente. Y para pasar el rato -o los días- colocaron dos televisores y llevaron dos consolas con las que celebraron un torneo entre los jugadores, cuyo ganador de la ida se desconoce. También recibieron la llamada del director de competiciones de la Federación Europea de Balonmano, Marcus Glaser, para interesarse por su peregrinaje.

El trastorno de los viajes

“Llevo ocho años como presidente del Ademar y ningún equipo europeo ha venido hasta León en autobús, salvo los portugueses o los del sur de Francia”, comenta Tano Franco, que reconoce su sorpresa por este viaje. “Nos hemos enterado por la prensa, ellos no contactaron con nosotros para contárnoslo”, asegura. El responsable del club español no tiene más detalles que lo leído en los periódicos locales, pero sí confirma los trastornos que le está causando también al Ademar la pandemia a la hora de moverse por Europa. Sin llegar al extremo macedonio, eso sí.

“Ahora los desplazamientos son más caros, con más escalas y menos horarios disponibles. A nosotros el viaje a Rusia, que al final no lo hicimos por un positivo, nos costaba 12.000 euros solo el vuelo, y con una escala. Y el de la semana que viene a Polonia [juega contra el Wisla Plock], 7.000”, apunta. Todo un aguijonazo porque la entidad ha perdido el 30% de los socios y los cálculos del presupuesto de la temporada, que ya incluía un descenso de 1,2 millones a 1,1, se quedarán cortos si el cuadro sanitario no cambia, reconoce Franco. Ahora mismo, las restricciones actuales de la Junta de Castilla y León les impide meter público en casa, pese a haber arrancado la campaña con aficionados en el pabellón, como en la inmensa mayoría de la Asobal.

El dinero escasea en el balonmano y las horas de autobús son lo cotidiano, aunque siempre en distancias asumibles. Salvo en el caso del Metalurg y su odisea leonesa, una rareza en estos tiempos. El Ademar, sin embargo, ya avisa de que, cuando tenga que devolver la visita a Macedonia del Norte en marzo, lo hará en avión.


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