“Hay que enviar el balón a tomar por saco cuando queda poco tiempo”, lamentó Zinedine Zinedine después de que su equipo tirara por la borda dos puntos ante el Valladolid en los últimos minutos de la segunda jornada de Liga. En el partido de Mendizorroza muchos se acordaron de aquellas palabras del técnico francés cuando en el minuto 88 Casemiro, en una frivolidad del todo innecesaria, puso en peligro una ventaja en el marcador peleada por su equipo con uñas y dientes.
Arrinconado cerca del banderín de córner por los jugadores babazorros, al centrocampista brasileño no se le ocurrió otra cosa que jugar de tacón con Carvajal, que andaba por ahí en su auxilio para ofrecerle una línea de pase. La falta de entendimiento entre ambos provocó que el balón se marchara mansamente por la línea de fondo para deleite de la afición de Mendizorroza y el Alavés tocó a rebato en un asedio angustioso que se prolongó durante cinco saques de esquina seguidos.
La amenaza no era baladí para los blancos, pues debían defender su ventaja ante uno de los equipos que más rédito saca de las jugadas de estrategia. Más del 40% de los goles del Alavés provienen de su acierto en las acciones a balón parado, diseñadas con mimo en el laboratorio de un Asier Garitano que sabe mejor que nadie que la supervivencia de los equipos pequeños depende en buena medida de esta suerte del juego.
Del bombardeo salió indemne el Madrid gracias primero a Marcelo (vital para desviar un disparo de Lucas Pérez) y después Areola, que demostró personalidad a pesar de su inactividad. En las manos del guardameta francés murieron las esperanzas del Alavés, incapaz de intimidar más al Madrid en los ocho minutos de descuento que decretó el colegiado.
El Madrid, en una ola
Que el fútbol es un estado de ánimo lo ha demostrado el Madrid de Zidane tanto en los malos momentos como en los buenos. El cuadro blanco atraviesa una etapa de bonanza y en Vitoria volvió a evidenciarse. El Madrid se desplegó cuando se vio obligado por el marcador y se arremangó para echar mano de su versión más gremial y solidaria, con todos los futbolistas unidos para la causa. Ramos y Carvajal, goleadores en Mendizorroza, ejemplifican la ambición de un Madrid que, este año sí, quiere ir a por la Liga en cada partido.
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