Lo destacó Iñigo Córdoba minutos después del triunfo frente al Valladolid. “Ha sido una semana redonda”, valoró el extremo zurdo. Más o menos en sintonía con lo expresado por Gaizka Garitano en la rueda de prensa posterior al choque del Nuevo Zorrilla. ¡Quién lo iba a decir! En apenas siete días ha cambiado el panorama como de la noche al día y lo que eran nubarrones -“¡El descenso está solo a 9 puntos!”, decían algunos- ahora presagian mejores tiempos. Ganar al Villarreal, ante el que se planteaba la disyuntiva de si emplear o no a los titulares de manera habitual o tirar de los suplentes, ha empujado a los rojiblancos a una situación diametralmente opuesta. Se llegó a Granada para rubricar un éxito con agonía y en Pucela se produjo el milagro goleador, el impulso liguero.
Cambio de sistema, fe a raudales, los dos atributos varoniles a los que hizo alusión Garitano en Granada, puntería disparada en Pucela… Ha pasado de todo en el Athletic y se ha despejado el horizonte de una manera espectacular
Así es el fútbol, así el Liverpool se ha asomado a un cierto abismo con tres derrotas seguidas, semejante circunstancia le ha sucedido al Real Madrid cuando lo iba a ganar todo y está en puertas de una campaña fracasada. A pesar de los reveses ligueros, de que algunos aficionados cuestionaban el papel de Garitano -y hasta demandaban su cese-, en el equipo rojiblanco no decrecía la confianza en que iban a salir de esta. En las declaraciones de los futbolistas se ha puesto el acento en que estaban tranquilos y que se trabajaba bien, que era cuestión de tiempo.
De todo
Dicho y hecho. Con una cierta dosis de fortuna en la Liga -se echaba en falta porque en la Copa ha abundado de forma casi milagrosa- el Athletic ha firmado quizá la mejor semana desde que Garitano está al frente del equipo. No tanto por el juego como por los resultados. Imponerse a un Villarreal que siempre marcaba a domicilio, tiene su mérito; anotar cuatro veces ante el Valladolid, un conjunto impregnado de un orden envidiable en defensa, también. Si a eso se le pone la guinda del heroico resultado de Granada, miel sobre hojuelas.
Cambio de sistema, fe a raudales, los dos atributos varoniles a los que hizo alusión Garitano en Granada, puntería disparada en Pucela… Ha pasado de todo en el Athletic y se ha despejado el horizonte de una manera espectacular. Los 37 puntos tienen que ser antesala de una cota aún mayor, el Atlético de Madrid un acicate para que San Mamés vuelva a rugir, esmerarse en la Liga tiene que ser una motivación para llegar a la final de Copa de Sevilla muy puestos.
Estilo Getafe
Para ese cometido Garitano tendrá que hilar fino en materia mentalizadora: no les dejará bajar los brazos. A eso se comprometió en la rueda de prensa previa el choque de Valladolid, cuando destacó que su labor es tenerlos bien concienciados, cuando señaló la importancia de tener a la plantilla muy centrada en una competición que les da de comer. En Pucela lo demostraron, con sus desajustes defensivos y pérdidas de balón, pero con un nuevo acto de fe y creencia en las fuerzas propias, por duro que fuera el cansancio. El Getafe, al que hizo mención el entrenador de Derio como modelo a seguir, puede ser una referencia.
En Pucela demostraron, con sus desajustes defensivos y pérdidas de balón, y con un nuevo acto de fe, su creencia en las fuerzas propias, por duro que fuera el cansancio
Aunque el campo esté abierto para poder hacer a partir de ahora algunas rotaciones y llegar más fresco a Sevilla, Garitano lo ve de una manera opuesta. Prefiere emplear a los habituales, por lo que la presencia de los que disponen de pocos minutos se antoja complicada. Eso sí, cuando salen lo hacen de manera satisfactoria.
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