“Será mejor que vengas, Phil”, dijo Johnny Ligmanowski, utillero de los Bulls. “MJ acaba de darle un puñetazo a Steve y se ha ido al vestuario porque está decidido a abandonar el entrenamiento”. Del incidente entre Michael Jordan y Steve Kerr durante la pretemporada de los Chicago Bulls de la temporada 1995-96 se ha hablado infinidad de veces. ¿Y por qué un puñetazo es tan importante en el relato de la segunda dinastía de la franquicia?
El roce entre Jordan y Kerr impulsó un cambio de actitud en la estrella, que tras volver de su primera retirada en la NBA se había llevado un buen chasco en los playoffs, perdiendo dos balones decisivos que decantaron las semifinales de conferencia a favor de los Orlando Magic. Fue una derrota alimentó todavía más las dudas respecto a su rendimiento y sus motivaciones. “No parecía el viejo Michael Jordan”, comentó el base de los Magic Nick Anderson. La derrota y el fracaso como profesional del béisbol -el deporte que verdaderamente apasionaba a su padre, James, asesinado en verano de 1993 en un caso que todavía trae cola hoy en día-, hicieron que MJ se presentara a los entrenamientos de pretemporada con más rabia e intensidad que nunca.
Según cuenta Phil Jackson en su libro Once anillos, la actitud de Mike respecto a sus compañeros era muy combativa, pero poco constructiva. El 23 se enfadaba cuando alguien no mantenía la concentración e intensidad que él quería. Todos esos roces desencadenaron en el puñetazo a Steve Kerr, que se había picado por algún comentario de la estrella y había decidido marcarle a rajatabla durante el entrenamiento.
Jordan, recordando la escena hace unos años, explicó que se molestó cuando vio que todas las faltas iban en su contra, y entonces le metió un mandoble a Kerr, que se lo devolvió en la siguiente posesión. Después de otra falta dura del base, Jordan no se aguantó más y soltó todas sus frustraciones en el ojo de Kerr. El actual entrenador de los Golden State Warriors se quedó impresionado, y Jordan se fue a la ducha sin pronunciar una sola palabra. Jackson le pidió más tarde que llamara a su compañero para disculparse.
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Los Bulls le dieron a MJ el número de Kerr, ya que ambos apenas habían compartido dos meses sobre las canchas. Jordan llamó y le saltó el contestador, así que le dejó un mensaje: “Steve, lo siento mucho. Me he dejado llevar por el cabreo. Quiero volver a ser el que era antes. Esto no tendría que haber pasado jamás, y te pido disculpas”. Cuando Mike apareció en la pista de entrenamiento al día siguiente, Kerr se le acercó y ambos estuvieron disculpándose el uno con el otro un buen rato.
Como narra Jackson, Jordan se transformó tras ese incidente, ya que se dio cuenta de que no podía “limitarse a clavar la mirada en sus compañeros y esperar que ellos fuesen como él”. A partir de ahí, su liderazgo fue más constructivo y, como recuerda Kerr, MJ volvió a confiar más en él y sus compañeros de equipo: “A partir de ese día Michael me miró con otros ojos. Jamás volvió a meterse conmigo, nunca más me avasalló y también empezó a confiar en mí dentro de la cancha”.
En palabras del entrenador, ese día “cayeron todas las murallas” para ese equipo, que sin duda no era un equipo cualquiera. Al final de temporada, los Bulls de 1996 terminaron con el mejor récord de la historia de la liga con 72 victorias y 10 derrotas, un hito que irónicamente superaron dos décadas más tarde los Golden State Warriors de 2016, entrenador por Steve Kerr.
“No es algo de lo que esté orgulloso”
El último baile, la serie que documenta la última temporada de los Bulls de Jordan, alcanza este lunes el momento de la primera retirada del astro y las dudas generadas alrededor de la estrella por la misteriosa muerte de su padre, su fracaso ante los Magic y su actitud durante la pretemporada que dio el pistoletazo de salida a la segunda dinastía del equipo.
“No es algo de lo que esté orgulloso”, ha explicado Kerr recientemente sobre el incidente y su aparición en el documental de la ESPN. “Es algo que pasa de vez en cuando en la mayoría de equipos durante la temporada. Los tipos se pican durante los entrenamientos. Es parte de la alta competición. Es raro saber que todo el mundo va a escuchar la historia y hablar sobre ella. Voy a estar delante de la cámara hablando de ello, Michael también. La gente va a estar examinando todo este asunto”.
Como avisa Kerr, difícilmente haya ningún tipo de metraje sobre el incidente, ya que no ocurrió cuando las cámaras tenían el acceso privilegiado en 1998, sino en 1995. “Desenterrar el asunto y hablar de ello no ha sido muy divertido”, concluye el entrenador.
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