Estamos huérfanos, y lo sabemos. No queremos creerlo, nos da miedo. Como esa vez, la primera que llegas al patio del colegio, y te separas de la mano de tu hermano mayor, solo frente al mundo.
El Athletic, su afición, perdemos a uno de los nuestros, quizá el más influyente de este siglo. Y da mucho respeto. La cuadrilla rojiblanca se siente vulnerable, pero es ley de vida. Son 39 años y una cadera lastimada.
El último vuelo del Zorro, de
Aritz
Aduriz
Zubeldia
, fue ante el Barça. Una chilena envenenada para
Ter
Stegen
, uno de los mejores guardametas del mundo. El muchacho que salió del Antiguoko frente a un elegido. El Athletic, “un equipo de barrio que se enfrenta al Mundo globalizado”, como acaba de definirlo el New
York
Times, es un espejo del propio Aduriz.
El delantero lo tuvo complicado para hacerse con el 9. Quizá por eso, eligió el 20, para su camiseta, y para dejarlo. El 20 se retiraba un 20 del 2020, en plena fase 1 de la pandemia, y sin muchas palabras, nos dejó mudos, y huérfanos.
Inconsolables
Qué envidia siento por sus hijas, siguen teniendo un padre, un referente, un faro. Nosotros, almas rojiblancas, vagaremos un tiempo por el césped, erráticos, inconsolables, hasta que otro coja el estandarte y nos haga gritar.
Gol, sobre todo en Bilbao y en San Mamés, es Aduriz. Don
Aritz. Hasta los 30 fue un buen alumno. Luego, ya maduro, fue el mejor maestro: exigente, competitivo, con carácter. Un líder.
Lezama
debe buscar otro. Que lo encuentre Aduriz, seguirá siendo indispensable dentro del club rojiblanco. Y no te olvides, Aritz, que nos vemos en la gabarra.
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