Cuando el Valencia está en apuros casi siempre busca en su agenda el teléfono de Voro. Pero esta vez, el técnico y ex central no tendrá como objetivo escapar de la amenaza del descenso como pasó en tres de sus cuatro etapas anteriores (la otra fue una mera transición entre entrenadores) sino conseguir que el equipo se clasifique para las competiciones europeas.
Central contundente pero noble, pasó por el Tenerife antes de asentarse en la primera plantilla valenciana durante ocho campañas a mitad de la década de los ochenta. Después llegaría un brillante paso por el Deportivo de La Coruña, que incluyó una Copa del Rey y una Supercopa, y uno más complicado por el Logroñés, con descenso incluido.
Ya como entrenador tampoco pudo evitar que el filial del Valencia perdiera la categoría en la segunda campaña en la que lo dirigió y ahí parecía que iba a acabar su etapa como entrenador. Rechazó ofertas y se estableció como delegado de campo del primer equipo del club de Mestalla.
En 2008, con la destitución de Koeman, empezó a forjarse un nombre
Pero todo cambió en 2008. Con la Copa del Rey recién conquistada en modo ya ‘autogestión’, el Valencia despidió a Ronald Koeman temeroso de que su divorcio con la plantilla acabara con el equipo en Segunda. El club recurrió a él y tras ganar cuatro de sus cinco partidos y esquivar el descenso empezó a forjarse su leyenda.
Otras dos veces tuvo que dejar su tranquilo trabajo de delegado para sacar al equipo de la zona baja, la última en la temporada 2016-17 tras las pésimas experiencias de Pako Ayestarán y César Prandelli.
También entonces parecía que ya no iba a volver y, de hecho, no regresó a su puesto de delegado sino al de ‘team manager’, en el que ejercía de enlace entre la plantilla y la directiva. Tan discreto es que apenas se ha hablado de él en estos tres años.
Pero ahora, tras la destitución de Celades, el club ha vuelto a tirar mano de él para ver si su influjo aún le permite salvar la temporada, aunque sea parcialmente.
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