Los primeros minutos en la consulta de un terapeuta sexual el paciente hombre los pasa mirando al suelo. Pocos levantan la cabeza. El lenguaje no verbal y el silencio reinan en la sala. Pasado este tiempo, las primeras frases que se cruzan el especialista y paciente son de tanteo. Inocuas. ¿A qué te dedicas? ¿Cuáles son tus aficiones? ¿Tienes pareja? Para mitigar los nervios primero hay que crear una atmósfera de confianza que permita empatizar. El hombre que acude a la consulta de un sexólogo está a punto de confesar sus desvelos más íntimos a un completo desconocido. Es una situación extraña.
Acudir a consulta es gastar la última bala que queda en la recámara. Una vez roto el hielo llega el momento de la verdad. ¿Qué lleva a un hombre a pedir ayuda? “Los varones que acuden a consulta solos lo hacen para hacer preguntas que no se atreven a plantear a nadie más, menos a su pareja”, explica el sexólogo y antropólogo Carlos Horrillo. La consulta del especialista cuenta con un diván -al que se recurre en los casos donde es necesaria una terapia más profunda y retrospectiva-, un escritorio donde se sientan frente a frente paciente y sexólogo, y un espacio diáfano donde desarrolla actividades que ayudan a los hombres a desinhibirse durante la sesión. “Mis sesiones cuestan 50 euros y duran entre hora y media y dos horas. Nunca miro el reloj, depende de las necesidades del paciente en ese momento”, informa Horrillo.
Tres terapeutas sexuales, Ruth Ousset, Leire Méndez y Carlos Horrillo, cuentan de primera mano cuáles son las dudas que más les plantean los hombres en consulta.
¿Cómo sé si mi pareja ha llegado al orgasmo?
“Este es un tema que cada vez preocupa más a los hombres. El ego masculino les genera la necesidad de saber que su pareja disfruta con ellos”, explica Ruth Ousset. Lo ideal sería tener la confianza para preguntarlo, pero si no es el caso se puede encontrar la respuesta fisiológica del cuerpo de la mujer. “Cuando la mujer llega al orgasmo se producen una serie de contracciones rítmicas y la respiración se acelera. Estar atento a estas señales puede darnos la respuesta sin necesidad de llegar a preguntarlo verbalmente”, añade Ousset. No hay que perder de vista que cada orgasmo es único: “Hay personas que ríen después de un orgasmo, otras que lloran e incluso las hay que arquean tanto la espalda que parece que se van a romper en dos”.
Mi eyaculación precoz le preocupa a mi pareja
“La eyaculación precoz se puede dar en hombres de todas las edades”, señala el especialista Carlos Horrillo. Durante mucho tiempo se ha considerado normal que la relación se diera por finalizada cuando el hombre llegaba al orgasmo, sin dar importancia al placer de la mujer. De cara a la galería, las relaciones sexuales eran un mero trámite para procrear.
El sexólogo explica que la mayoría de los hombres que acuden a consulta por problemas de eyaculación precoz lo hacen porque su pareja se lo pide. “El hombre cumple todas las etapas del ciclo sexual, muy rápido pero las cumple. Por lo tanto no ve la necesidad de reparar esto hasta que no se queja su pareja. Rara vez acude un hombre solo que piense que tiene un problema si nadie se lo ha hecho ver antes”, informa Horrillo.
Quiero conocer el pasado sexual de mi pareja
¿Para qué quiero saberlo? Es la primera pregunta que se debería hacer un hombre antes de indagar en el pasado sexual de su pareja. La respuesta, en la mayoría de los casos, es que esperan encontrarse con que el pasado de sus parejas es soso y, por lo tanto, pueden competir con él sin problemas. El conflicto llega cuando descubren que no es así. “Muchas veces, al conocer este pasado y encontrarse con que no es lo que esperaban oír, aparecen las inseguridades, los miedos y los complejos. Esto puede llegar incluso a provocar disfunciones. En la mayoría de los casos, la relación se ve afectada de manera negativa”, asegura Ruth Ousset. Conclusión: no sirve para mucho conocer el pasado sexual de tu pareja.
Cómo llegar al orgasmo al mismo tiempo que mi pareja
En las películas porno, los actores llegan al orgasmo al mismo tiempo la mayoría de la veces. Sin embargo, en la vida real en raras ocasiones se llega el orgasmo simultáneo. Esto frustra a muchos hombres que idealizan el hecho de llegar al clímax juntos. “No hay que perder la perspectiva. El sexo está para pasárselo bien y no se tiene que convertir en una carrera de fondo, para eso ya están las maratones. El esfuerzo que supone controlar el orgasmo puede bloquear el disfrute, generar frustración e incluso disminuir el deseo sexual”, advierte Ousset.
¿Mi pareja se masturba?
La sexóloga Ruth Ousset afirma que es una de las inquietudes más habituales en sus pacientes masculinos. Imaginarse a su pareja dándose placer en soledad excita e intriga a los hombres a partes iguales. “Yo siempre les digo lo mismo: la mejor manera de saberlo es preguntando. Además, es importante descriminalizar la masturbación y recordar que la mayoría de las personas la practica aún estando en pareja”, explica Ousset.
¿Cómo puedo aguantar más en la cama?
Una vez más, ¿para qué? Una relación sexual no tiene por qué acabar cuando el hombre alcanza el orgasmo. Existen otras prácticas que se pueden llevar a cabo hasta que ambos estén satisfechos. Sin embargo, un porcentaje muy alto de los hombres consideran que cuanto más tiempo dura el coito más calidad tienen las relaciones sexuales. “Es algo que les preocupa más a ellos que a ellas. La mayoría de los hombres quieren aguantar más en la cama sin tener en cuenta que es algo que las mujeres no necesitan para tener relaciones sexuales satisfactorias”, señala Ousset.
¿Qué les gusta a las mujeres en la cama?
Acertar con la respuesta a esta pregunta es tan probable como adivinar el número del euromillón. De ahí que la única solución posible sea preguntar directamente a la persona a la que queremos satisfacer. “Cada mujer es única al igual que sus gustos. Es muy importante fomentar la comunicación. En la cama todo vale siempre y cuando esté consensuado”, explica Ruth Ousset.
No sé si mi pareja está disfrutando
Es lógico que un hombre quiera que la persona con la que está manteniendo un encuentro sexual disfrute tanto como lo está haciendo él. Se trata de una de las inquietudes más naturales. Y en este punto es mejor no dar nada por hecho. Lo que pensamos que puede gustar a lo mejor puede incomodar. En este sentido, mejorar la comunicación con la pareja y observar su lenguaje no verbal siempre lleva por el buen camino. “Si te han apartado varias veces la mano, plantéate que justo donde estás tocando no es el sitio dónde más placer siente. La mejor opción es preguntar o probar a tocar en otra zona”, aconseja Ousset.
Por su parte, Leire Méndez señala los beneficios de lo que en sexología se conoce como “egoísmo positivo”. “Cada uno ha de encargarse de su propio placer. De esta forma, se consigue mayor beneficio para ambos durante la relación sexual, pues si estamos preocupados de si el otro está disfrutando o no, no nos centramos en nuestras propias sensaciones y, al final, ninguna de las partes disfruta de la relación”, señala.
No me sale desabrochar el sujetador
Hay tantos expertos a la hora de desabrochar el sujetador como personas a las que les cuesta un mundo. Y es importante ponerle remedio porque a muchas mujeres les gusta que las desvistan. “Hay mujeres que me cuentan que les corta el rollo que su pareja tarde mucho en quitarle el sujetador”, asegura Ousset. Para que eso no ocurra lo mejor es practicar. “Hacerse con un sujetador y probar a abrocharlo y desabrocharlo en soledad, sin nervios y sin frustración”, afirma.
Me preocupa el tamaño de mi pene
“Muchos hombres vienen a consulta porque les preocupa el tamaño de su pene, pensando que no satisface por este motivo a su pareja. Sin embargo, todavía no me he encontrado a la mujer que me diga en consulta que le importa el tamaño del pene de su pareja”, comenta Ruth Ousset.
Los hay, incluso, que acuden exigiendo tratamientos que han encontrado en foros misteriosos para agrandar el pene, explica la sexóloga. “Lo más preocupante es que en la mayoría de los casos el tamaño de sus penes está dentro de la normalidad. Las inseguridades aparecen cuando empiezan a comparar sus genitales con los de otros hombres o con los que ven en una película porno. A través de la terapia vemos que el tamaño no es tan importante. La calidad y el disfrute sexual no entienden de tamaños de pene”, afirma Ousset.
Leire Méndez coincide: “Ni el tamaño ni la forma del pene influye de manera considerable a la hora de dar placer a una mujer. Esto se debe a que el clítoris se encuentra fuera de la vagina y, por tanto, la forma de estimularlo no depende del pene durante la penetración. Además, el placer en la relación, más que del tamaño del pene, depende del nivel de excitación previo y eso se consigue dando mucha importancia a los preliminares”.
Tengo miedo a no dar la talla con alguien que me importa
“Me encuentro a muchos hombres que no tienen ningún tipo de problemas de erección cuando están con mujeres de una noche y, sin embargo, cuando se van a acostar con una mujer con la que quiere una relación estable, aparecen unas inseguridades que les impiden disfrutar de esa relación sexual que tanto deseaban mantener”, asegura Ruth Ousset.
¿Puedo tomar viagra?
¿Qué hombre no se ha sentido atraído, sin importar la edad que tenga, por los efectos de la viagra? La mayoría de los hombres tiene la idea preconcebida de que con estas pastillas su vida sexual va a mejorar notablemente, algo que los expertos desmienten categóricamente. “Muchos, sin ningún tipo de disfunción que me piden que les recete viagra. No la necesitan, pero la quieren tomar porque creen que así disfrutarán más del sexo. Nada que ver. La viagra solo debería emplearse cuando hay algún problema de erección”, afirma Carlos Horrillo.
No sé cómo plantear mis fantasías a mi pareja
Quien diga que no ha tenido nunca una fantasía erótica no está siendo un ejemplo de sinceridad. Las fantasías constituyen un estímulo sexual efectivo de origen psicológico que enriquece la vida en pareja. Sin embargo, según Ousset, se trata de algo que algunas veces está mal visto: “Hablar abiertamente de las fantasías está casi criminalizado. No es de extrañar que haya gente que se sienta culpable solo por tenerlas”.
Hay que huir de la mala fama de las fantasías y aceptar que son parte esencial del erotismo del ser humano. “Yo invito a todos mis pacientes a trabajarlas”, asegura Ruth Ousset.
Tengo miedo a perder la erección al ponerme el preservativo
Aquí es importante ir al origen del problema y saber qué provoca la pérdida de excitación y por lo tanto de la erección. “Muchos hombres pierden la erección al ponerse el preservativo. Hay quienes simplemente se ponen nerviosos, otros tienen miedo a embarazos no deseados, otros tienen una disfunción eréctil y lo achacan al preservativo…”, explica Ousset.
Para perder el miedo, lo mejor es incorporar el preservativo en la masturbación habitual. Esta práctica ayuda a normalizar su uso durante una situación sexual y placentera.
¿Tengo que mirarme la próstata?
La próstata, a pesar de ser un órgano que tienen todos los hombres, es un enigma para la mayoría de ellos. Oyen hablar de ella, se informan en Internet y el resultado es un batiburrillo de información que normalmente no saben cómo gestionar. “Todo lo relacionado con la próstata crea confusión. La propia pregunta es un tema tabú que inquieta al 90 % de mis pacientes. No tienen claro si se trata de un tema de salud o de una fuente de placer sexual y la realidad es que ambas cosas van unidas”, reconoce Carlos Horrillo.
Estimular la próstata con un masaje, además de ayudar a detectar posibles patologías, produce placer. Y aquí surgen las dudas con respecto a la virilidad. “Están convencidos de que disfrutar de este masaje de próstata pone en duda su masculinidad. Lo que más les preocupa es, ‘¿y si me gusta?”. ¿Hay que responder? La estimulación de la próstata le puede gustar tanto a homosexuales como a heterosexuales.
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