Puede que un día se sienta nostálgico y le apetezca volver a ver un capítulo de Las chicas de oro. Reencontrarse con Dorothy, Blanch, Rose y aquellas anécdotas sicilianas de Sophia. Acude a las plataformas digitales y… sorpresa, Las chicas de oro no está en ninguna de ellas. Tampoco intente buscar Luz de luna o Cheers, ni, de tiempos más recientes, Doctor en Alaska o Ally McBeal, por poner solo unos ejemplos. Las recientes llegadas al streaming español de El ala oeste de la Casa Blanca, 24, Battlestar Galactica o Expediente X fueron celebradas con júbilo por muchos tuiteros. En un verano en el que, a la habitual menor cantidad de estrenos televisivos, se ha sumado el parón de la producción por la pandemia de coronavirus, la posibilidad de revisionar clásicos recientes es recibida, paradójicamente, como un soplo de aire fresco.Está demostrado científicamente que volver a ver algo ya conocido es bueno para la salud. Dos estudios publicados en la revista Social Psychological and Personality Science probaron que la familiaridad con la trama y con los personajes pueden ser terapéuticos para la salud mental, además del efecto tranquilizador de la nostalgia: frente a la incertidumbre del futuro, volver sobre los buenos momentos del pasado resulta reconfortante. Sin embargo, no siempre es fácil ver de nuevo aquella serie que nos hizo felices en el pasado.Las grandes plataformas han puesto su foco en el contenido nuevo, aquel capaz de atraer a los suscriptores y de mantenerlos mes tras mes enganchados a las novedades. Aun así, se muestran abiertas a clásicos recientes, aquellas series que fueron un éxito en los 90 y los 2000, la época a la que alcanza la nostalgia de los millennials. Por eso, títulos como The Office, Seinfeld, Frasier, El príncipe de Bel Air o, por supuesto, Friends, son tan importantes para ellos. Sin embargo, eso hace que sea tan difícil que pongan la mirada en Vacaciones en el mar o Superagente 86.Esto es aprovechado por plataformas más pequeñas, que encuentran en los clásicos televisivos un nicho que pueden explotar. En España, Filmin fue pionera en poner a disposición de sus usuarios series de la BBC como Sí, ministro, Yo, Claudio, La víbora negra o la House of Cards original. “Hay que tener en cuenta la calidad del original”, dice Jaume Ripoll, cofundador y director editorial de Filmin. “La BBC tiene series que no están remasterizadas ni el sonido está en HD, y eso hace que sea más complicado poder acceder a sus derechos”, añade. “Los años ochenta fueron malos años en la televisión en cuanto a conservación de materiales. Hay algunas obras extraordinarias que, si no hay registro en alta definición, no pueden incluirse”, justifica. A esas dificultades técnicas habría que sumar el doblaje de las series, que también encarece su adquisición. “Eso, unido a la incertidumbre que pueda provocar el rendimiento de esas series, hace que todos seamos más precavidos al adquirirlas. Dicho esto, el interés de todos es que estén en el streaming”, dice Ripoll.En las últimas semanas, Amazon Prime Video ha destacado por la incorporación a su servicio de series de los 90 y 2000 tanto españolas (Compañeros, Al salir de clase, Los Serrano…) como extranjeras (El ala oeste de la Casa Blanca, Expediente X…). En septiembre sumarán a su catálogo Buffy, la cazavampiros y The Americans, que, a pesar de ser reciente (terminó en 2018), ha contado con un acceso muy complicado en el streaming español. “No hay una correlación entre mayor antigüedad y mayor dificultad a la hora de adquirir derechos, es sobre todo una cuestión de disponibilidad en cuanto a si existen acuerdos en exclusiva con otros servicios y de la voluntad de llegar a un acuerdo”, explica Ricardo Cabornero, responsable de adquisiciones de contenidos de Amazon Prime Video España. “En el caso de las series estadounidenses, solemos incorporar este tipo de títulos en acuerdos internacionales con los grandes estudios o compañías de distribución, pero a veces son acuerdos exclusivamente locales para España”, prosigue.En cuanto a las producciones españolas incorporadas al catálogo de Amazon, que suelen estar disponibles también en las plataformas de sus respectivas cadenas originales, supone una vía nueva para los canales para rentabilizar sus contenidos y llegar a nuevos públicos, mientras que Amazon lo ve como una forma de “apoyar la industria audiovisual en España”, en palabras de Cabornero.Otro asunto es la rentabilidad real de la inversión que supone, tanto en dinero como en tiempo, este tipo de adquisiciones. “Las producciones originales y cualquier contenido exclusivo, ya sea global o local, tienen un rendimiento superior dentro del servicio. Es algo de esperar dada la calidad y el valor de producción, así como la exclusividad”, dice Cabornero. “Todo siempre se ve menos de lo que parece, hay una distancia entre el ruido en redes y la realidad, sea cual sea el título y la plataforma”, concuerda Ripoll. “Pero sí que hay interés en estas series, el mismo que en el cine clásico. Series como Retorno a Brideshead u Holocausto, de los años setenta y ochenta, lo demuestran. El acceso a los contenidos no es fácil y eso hace que, si no anticipas que el interés va a ser extraordinario, dudes en dar el paso”, añade.En Amazon, la guía que utilizan para decidir qué series interesa incorporar a su catálogo es, ante todo, la demanda del público. “Los buenos contenidos serán siempre buenos, sin importar los años que tengan o de dónde vengan, y sabemos que nuestra audiencia tiene interés por ver esas series y películas que tanto les divirtieron hace años. Nos satisface también ver cómo clientes más jóvenes descubren estos clásicos por primera vez”. Para ello, utilizan como referencia fuentes como las redes sociales, los medios de comunicación, los comentarios de los clientes con peticiones directas a la plataforma o las búsquedas que se hacen en su servicio.Puede parecer un asunto menor, pero en muchas ocasiones los derechos musicales son la principal causa de la ausencia en las plataformas de grandes series producidas hace años. Se trata de títulos que solo contemplaron los derechos de las canciones que suenan en ellas para su emisión en la televisión lineal, en las cadenas tradicionales, la única televisión que existía entonces. Para que esos capítulos puedan estar disponibles en una plataforma, hay que renegociar todos y cada uno de los temas que suenan en ellas, una labor que supone una gran inversión en dinero y en tiempo. La importancia de la música en series de éxito como Aquellos maravillosos años o títulos de culto Freaks and Geeks explica que no están disponibles en plataformas, e incluso en DVD, en muchos países.A todo lo anterior habría que sumar los diferentes movimientos empresariales, como fusiones de marcas o la creación de nuevas plataformas para las que se reservan ciertos títulos clásicos en exclusiva. Así, por ejemplo, ahora Los Simpson solo está disponible en streaming en Disney +, mientras que en Estados Unidos, Friends ha quedado reservada para HBO Max. Aun así, ahora es más fácil, y barato, acceder a series clásicas que antes solo estaban disponibles, con suerte, en DVD. Aunque sigamos sin poder rememorar las anécdotas sicilianas de Sophia.
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