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¿Subirías a las redes sociales una foto sin maquillar, en pijama o con ropa de estar por casa, a primera hora del día y mientras desayunas? Así posaron más de 70 mujeres para la fotógrafa Gema González (Valencia, 1983). Aun sabiendo que sería para un proyecto fotográfico que precisamente denuncia la presión estética que sufren las mujeres, algunas no pudieron evitar “retocarse un poco” cuando la fotógrafa llegó a sus casas para la sesión. “No las culpo, a todas y a todos nos pesa mucho el juicio social y por eso nos arreglamos, pero para otros. Alguna se había peinado un poco, y otras no llevaban el pijama con el que duermen realmente” cuenta González a Verne en conversación telefónica.

“Además, sabiendo que ahora esa foto puede llegar a cualquiera con las redes sociales, la presión es mayor”, dice la fotógrafa, quien también se ha autorretratado en pijama y sin maquillar. “Hasta yo misma caí cuando Verlanga (un medio digital valenciano) me pidió una foto mía para la entrevista que me habían hecho; podía haberles enviado mi retrato en pijama, pero lo primero que me salió fue mandarle una en la que salía arreglada”, cuenta.

Estos retratos forman parte del trabajo de González ¿Por qué no te arreglas?, que puede verse íntegro en Tumblr y que ha sido recientemente seleccionado en la convocatoria #CMCVaCasa Cultura Online del consorcio de museos de la Comunidad Valenciana. Esta iniciativa, lanzada durante el confinamiento, pretende impulsar proyectos digitales para hacer frente a la paralización de la actividad cultural por la pandemia.

El ideal de belleza no siempre ha sido el mismo en todas las épocas, pero siempre ha tenido como sujeto protagonista a la mujer. “Sobre los hombres también hay una presión estética, pero no desde siempre, ni con la misma intensidad que sobre las mujeres; quizás para ciertos trabajos ellos deben cumplir ese canon de belleza, pero es que para nosotras eso se da continuamente, es como si la belleza tuviese que formar parte de nuestra personalidad”, denuncia González, quien se embarcó en este proyecto tras empezar “a profundizar en el movimiento feminista”. “El feminismo no es un sentimiento, no te levantas un día y dices soy feminista; hay que escuchar y leer a otras mujeres, hay que aprender”, añade.

Precisamente una de las lecturas que impulsaron el proyecto de González fue el ensayo El mito de la belleza (1990), de Naomi Wolf, que plantea –entre otras cuestiones– cómo las exigencias de la belleza femenina son cada vez más imposibles. “A veces siento que he llegado tarde al feminismo y que a lo mejor es absurdo hablar de esto ahora, pero es que en 2020 yo me sigo encontrando situaciones o conversaciones con otras personas que evidencian que todavía queda mucho por hacer”, cuenta González. Otras artistas españolas también han denunciado en los últimos años esta presión estética sobre las mujeres a través de la fotografía, como Yolanda Domínguez en su trabajo Little Black Dress.

Otra de las influencias de González es la pintora escocesa Carolina Walker, quien retrata a mujeres realizando tareas cotidianas. “Situaciones en las que no acostumbramos a ver a las mujeres en la televisión u otros medios, o no al menos en una versión dignificada”, dice la fotógrafa valenciana. En ¿Por qué no te arreglas?, también busca la cotidianeidad del hogar de mujeres de diferentes edades, y no solo normativas, sino también racializadas y con diversidad funcional. “Si la idea es luchar contra la falta de representatividad, no puedes hacerlo solo con un tipo de mujer”, dice. Algunas de las protagonistas de este proyecto son sus propias amigas, pero la fotógrafa cuenta que también ha tenido que recurrir a asociaciones de mujeres. “Y así descubres a personas que de otra forma quizás no conocerías nunca”, añade.

Los más de 140 retratos que componen el proyecto están hechos en formato analógico. Además de dedicarse a la fotografía comercial, González tiene su propia tienda de revelado analógico en Valencia, Malvarrosa Film Lab. “Tener mi propio laboratorio me facilita mucho el trabajo”, dice la fotógrafa que prefiere este formato porque “le dedico más tiempo a cada foto, te lo piensas más a la hora de disparar porque el carrete es el que es”.

Sin embargo, la autora no ve ninguna contradicción entre lo analógico y un soporte digital como Internet. “Disparas en otro formato, pero luego digitalizas las fotos y las subes a las redes sociales donde está todo, casi se han convertido en el mundo real”, opina González, que escogió Tumblr intencionadamente para subir su trabajo. “La manera de ver contenido en Instagram, por ejemplo, es muy rápida, yo misma lo hago, no reparas casi en las imágenes. Pero teniendo en cuenta ese ritmo, parece que ahora cuando te metes expresamente en otra web que no sea la propia red social ya le dedicas algo más de tiempo a lo que estás viendo”, concluye.

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