España se asomaba al abismo mientras las chirigotas cantaban con sorna al coronavirus en calles estrechas atestadas de gente. Ocurrió el pasado 8 de marzo, última jornada de esta edición del Carnaval de Cádiz y postrero día de la vieja normalidad fiestera de la ciudad. Desde ese día, no pocos gaditanos han asumido que, por ahora, esa forma de celebrar de su fiesta por antonomasia se antoja casi como un imposible. Tanto es así que el Ayuntamiento ha anunciado este miércoles que propondrá la suspensión directa del concurso y los posteriores eventos callejeros ya que “no es viable en el actual contexto sanitario”, según ha afirmado el alcalde de Cádiz José María González Kichi. Una reunión convocada para el próximo 1 de septiembre decidirá si finalmente autores y asociaciones aceptan la cancelación propuesta por el Consistorio.
“La normativa actual hace inviables los ensayos que deberían comenzar en septiembre u octubre. Además, los autores están preocupados y desanimados. Veo complicado que podamos cambiar el chip”, ha reconocido sin paños calientes Miguel Villanueva, presidente de la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz. Su entidad será una de las que el próximo martes está convocada a la reunión del Patronato que tendrá que tomar una decisión definitiva que, ante el pesimismo reinante, podría ser la de aceptar la propuesta municipal. Sobre la mesa de esa cita está la ya opción lejana de celebrar el concurso y la fiesta en su fecha prevista (desde enero que arranca el certamen en el Teatro Falla hasta el 12 de febrero cuando comenzaría la fiesta en la calle), aplazarlo todo a los meses de abril y mayo o, directamente, suspender la edición 2021, la opción que cada vez gana más enteros.
La negatividad de los convocados a la cita era una procesión que iba por dentro hasta que este miércoles el Ayuntamiento -que ostenta la presidencia del Patronato- lo ha verbalizado. “La celebración del concurso es inviable en el actual contexto sanitario, ya que si bien podemos garantizar que no haya contagios dentro del Teatro Falla [donde se celebra el concurso], el resto de espacios quedarían excluidos [en referencia a la fiesta en la calle en los días posteriores], por lo que supone un riesgo inasumible en el contexto actual”, ha afirmado González. Si los carnavaleros decidiesen apoyar al Ayuntamiento en su propuesta de cancelación, la ciudad se enfrentaría a una situación que no se vivía desde la posguerra, cuando el franquismo la mantuvo prohibida hasta finales de la década de los 40 y volvió a permitirla ya con censura previa.
Decida lo que se decida, Antonio Procopio sabe desde hace una semana que este 2021 él no se subirá a las tablas del Teatro Falla. “Tal y como salían las nuevas normas [relativas a la reunión de personas que rigen en las diferentes comunidades autónomas] cada vez nos costaba más participar”, ha explicado el autor y presidente de la asociación de coristas Ascoga. Su género, el de los coros, es el más numeroso de los que participan en la fiesta con más de 40 componentes. Eso hacía que, tanto en los ensayos que ya debían comenzar como durante la actuación en el concurso, fuese prácticamente imposible garantizar la distancia interpersonal. Y lo mismo les ocurriría para subirse a las bateas en las que los coristas cantan en la calle.
“Ha sido de sentido común, no podíamos poner en riesgo a nuestras familias”, ha añadido Procopio, portavoz de los 22 coros con los que este concurso ya tiene seguro que no contará. Los coristas han tomado su decisión tras un verano que arrancó con más esperanza para los carnavaleros. Desde las primeras reuniones del Patronato en junio en las que se hablaba de la más que probable celebración al desánimo con el que se afronta la cita del 1 de septiembre, ha pasado un verano de constante incremento de contagios que no escapa a los implicados en la fiesta. “Hasta hemos suspendido todos los certámenes y actuaciones de Carnaval previstos para estos meses. Contábamos con la perspectiva del valle de verano sin contagios, pero ese valle ha resultado ser de lágrimas”, ha explicado Villanueva apesadumbrado.
De por medio, incluso se ha llegado a proponer el aplazamiento del Carnaval para los meses de abril y mayo, otra de las opciones que se barajarán este martes, pero que se aleja ahora con el anuncio de González sobre su postura en favor de la cancelación. “Los ensayos tendrían que comenzar como muy tarde en enero, fecha en la cual es muy improbable que se encuentre la vacuna regularizada“, ha asegurado el alcalde. El próximo martes se despejará la duda de si el virus podrá tumbar temporalmente la libertad y diversión que a dictaduras y censuras bien les costó prohibir.
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