Héctor Herrera fue una de las noticias positivas de la victoria del Atlético de Madrid frente al Betis en el Metropolitano. La salida del mexicano al terreno de juego coincidió con la mejor versión del conjunto colchonero. Tras una desastrosa primera parte, con el cuadro andaluz muy superior, Diego Simeone decidió dejar en el vestuario en el descanso a Lemar y a Torreira, dando entrada a Carrasco (que luego se marcharía lesionado) y a Herrera.
A los 19 segundos del segundo acto, Marcos Llorente adelantó al Atlético con una gran acción personal. Ahí cambió el Atlético, pero lo cierto es que la presencia del azteca en el doble pivote dio más sentido al juego del equipo colchonero, que comenzó a tener más posesión y control del choque, llegando más al área contraria y sufriendo menos en la propia que antes del descanso.
En los 45 minutos que estuvo sobre el césped, Herrera dio 22 pases buenos y tres malos. Cuatro desplazamientos en largo y cinco recuperaciones. Pero su acción más brillante estuvo en un córner. Sacó Carrasco en corto y, desde la esquina del área, soltó un derechazo con efecto que se estrelló contra el palo de un Claudio Bravo que sólo pudo hacer la estatua ante ese lanzamiento.
La buena actuación de Herrera llegó tres días después de que en Munich, fuese uno de los más destacados del equipo. No hizo mal encuentro el mexicano, aunque hubo una jugada que le penalizó. Fue la del segundo gol del Bayern, cuando recibió un mal pase de Llorente en el centro del campo y, forzado, perdió el balón que acabaría siendo el 2-0 para los alemanes, obra de Goretzka.
Tras un verano en el que el jugador de Rosarito estuvo en la rampa de salida del club, finalmente se quedó en la plantilla. A pesar de algunas ofertas (el Porto quería recuperar a su capitán) él quiso continuar en el Atlético. No iba a tirar la toalla tras su primera temporada y ahora quiere demostrar que puede ser importante en el cuadro colchonero. Y actuaciones como la del sábado le ayudarán a conseguirlo.
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