La nueva normalidad ha traído consigo un nuevo fútbol. Uno muy diferente y en el que las aficiones, esa gente que de verdad hace que merezca la pena esto del balompié, no pueden asistir a los estadios para poder lucir sus colores y animar a sus equipos. Ante esta tesitura, hace tiempo que dejó de existir el factor cancha en Primera División. Ya no resulta tan complicado presentarse y competir en estadios como el Bernabéu –el Madrid encima ahora juega en su ciudad deportiva– , el Camp Nou o el Ramón Sánchez Pizjuán, por citar algunos. Y, por supuesto, tampoco da miedo a ningún conjunto de LaLiga jugar en Ipurua.
Siempre se dice que los equipos que intentan eludir el descenso deben basar su objetivo en sumar puntos en casa. El empuje que suele dar la hinchada a sus jugadores provoca que en muchos casos las fuerzas se igualen entre equipos de poderíos bien diferentes, provocando enormes sorpresas. El Eibar, sin ir más lejos, ha sido capaz de ganar a equipos como el Real Madrid (3-0 en la 18/19) o el Atlético (2-0 el pasado año) en su estadio, equipos que sobre el papel son muy superiores a los de Ipurua.
Pero este curso la historia está siendo bien diferente. El conjunto dirigido por José
Luis
Mendilibar ha disputado cinco encuentros en casa y únicamente ha podido sumar dos puntos tras haber empatado ante el Celta en la jornada inaugural y contra Osasuna (ambos 0-0). Por suelo armero han transitado equipos como el Elche o el Cádiz, que son rivales directos por eludir los puestos de descenso, y ambos han conseguido sumar de tres. También el Athletic, que pese a que por nombre no entra en las quinielas de la lucha en la zona baja, la realidad muestra que solo ha ganado tres partidos este año. Uno de ellos fue en Ipurua (1-2).
El hecho de que el equipo azulgrana esté funcionando bien a domicilio está camuflando enormemente la realidad que se está viviendo en Ipurua. Los de Mendilibar, con sus dos empates, están protagonizando el peor inicio en cuanto a números en casa desde que la entidad es equipo de Primera División.
En el año del debut, en la temporada 14/15, para la jornada ocho el equipo dirigido entonces por Gaizka
Garitano ya había sumado cinco puntos en cuatro jornadas delante de su gente. Un año más tarde, los números fueron calcados ya con Mendilibar al frente de la nave y en la 16/17 fueron mejorados al sumar siete puntos. En la 17/18 solo pudieron añadir cuatro en tantos partidos en Ipurua, mientras que en las últimas dos temporadas han conseguido seis puntos. En la pasada, encima, solo habían disputado tres de sus primeros ocho encuentros en Eibar.
Difícil calendario
A pesar de todo, el Eibar cuenta con ocho puntos para situarse en una cómoda zona media baja de la clasificación. Sus buenos resultados lejos de Ipurua están compensando las dificultades del equipo en su territorio, que por si fuera poco, recibirá en su feudo a equipos nada asequibles antes de que finalice la primera vuelta. En las siguientes semanas irán presentándose Getafe, Valencia, Real Madrid, Granada, Atlético y Sevilla en Gipuzkoa para medirse con los de Mendilibar
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