Poco tiene que ver la Esquerra Republicana de Catalunya que lidera desde la cárcel Oriol Junqueras con la que en 1996 heredó Josep Lluís Carod Rovira. Mientras que ahora el partido batalla para hacerse por primera vez con el trofeo de la Generalitat, la de Carod Rovira tuvo que pelear duro por hacerse un hueco entre las dos grandes formaciones de la época: Convergència y el Partit dels Socialistes. Pero si algo no ha cambiado es la obsesión de sus dirigentes para presentar al partido como un territorio libre de corrupción. “Mans netes!” [¡Manos limpias!] proclamaba en los mítines Josep Lluís Carod Rovira ante las corruptelas que solían afectar a sus rivales. “Somos el único partido sin casos de corrupción”, señala Junqueras todavía hoy cada vez que el 3% o el caso Palau asoman en el horizonte de lo que fue Convergència.
Efectivamente, ERC ha quedado al margen de los casos de enriquecimiento ilícito que han empantanado la política catalana. Pero la sombra de la corrupción ha alcanzado el partido justo cuando se dispone a hacer buenas las encuestas que la sitúan al frente de la Generalitat a partir de febrero. La operación policial ordenada por un juez de Barcelona, el pasado miércoles, contra la supuesta financiación ilegal del procés ha puesto a ERC en el centro de las miradas por las presuntas irregularidades de Xavier Vendrell, histórico ex secretario de organización y exconsejero del Govern.
Vendrell, ahora militante de base y reconvertido en hombre de negocios pero que sigue ejerciendo una poderosa ascendencia en los despachos de ERC, aparece en las grabaciones de la investigación presumiendo de su influencia sobre varios consejeros. “Con todo lo que yo he hecho por este país sin pedir nada a cambio y me están tocando los cojones por todo el tema del concierto”, dice Vendrell en una conversación con su socio, con el que pretendía agilizar la construcción de una escuela concertada en unos terrenos de su propiedad en Cabrera de Mar (Barcelona). En la conversación, Vendrell cita a varios consejeros de ERC en el actual Govern, a los que, supuestamente les está exigiendo favores. “Agilizar esto un poco… Llama a la consejera de Salud [ALBA VERGÉS]por todo el tema de los laboratorios, llama al Bargalló [Josep Bargalló, consejero de Educación] y llama al Chakir [Chakir El Homrani, consejero de Asuntos Sociales] por todo el tema de… de Villa Bugatti, que me desencallen lo de las subvenciones de la escuela y tal…”. De una tacada Vendrell pretendía agilizar, no solo su escuela concertada, sino también un negocio relacionado con un laboratorio de análisis y la recalificación de sus terrenos.
Vendrell no es el único político reconvertido a empresario que sale mal parado de las grabaciones. David Madí, ex hombre fuerte de la Convergència de Artur Mas, también aparece en la investigación con sus intentos para utilizar su influencia en la Administración catalana.
¿Cómo puede afectar todo ello en la recta final hacia unas elecciones previstas para el 14 de febrero en Cataluña? Las conversaciones de David Madí son una más de las sospechas que recaen sobre el espacio político convergente, ahora agrupado mayoritariamente en Junts per Catalunya. Las de Vendrell resultan más novedosas para ERC, especialmente por referirse a un exdirigente que sigue teniendo gran ascendencia sobre la actual cúpula. Madí ya tuvo que dimitir en 2003, acusado de falsificar encuestas públicas en beneficio de Artur Mas. Vendrell declaró ante la Fiscalía cuando, en 2006, como secretario de organización de ERC, intentó que trabajadores de la Generalitat colaborasen en la financiación del partido. El caso fue archivado y Vendrell aseguró ayer en Catalunya Ràdio que ahora todo acabará igual: “Desmontaré las acusaciones una a una”
Lo que resulta más novedoso del caso de Vendrell es que, pese a la contundencia de las grabaciones, el partido no haya tomado medidas de disciplina interna como suele hacer con gran celeridad en estos casos. De momento no ha anunciado ni siquiera la apertura de un expediente informativo. El hombre fuerte de ERC, Pere Aragonès, ha minimizado el caso con el argumento de que la operación policial del miércoles no es creíble por contener grabaciones de otros detenidos como las que hacen referencia a un supuesto apoyo de Rusia a la causa independentista ni más ni menos que con 10.000 soldados.
Otras fuentes del partido descartan medidas drásticas contra Vendrell. El impacto electoral que ello pueda tener es una incógnita. Según Àngels Pont, directora del instituto de estudios políticos Gesop, no hay que esperar grandes terremotos: “A ERC no le favorecen este tipo de episodios porque tiene electorado fronterizo con partidos como los comunes, pero en Cataluña han pasado cosas muy gordas en los últimos meses y de momento las encuestas siguen muy estables”. Y dicha estabilidad no parece amenazada. “De momento no ha aparecido ningún líder político suficientemente transversal como para romper la dinámica de los dos bloques”, resalta Pont.
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