Banco Santander tiene previsto cerrar 1.033 oficinas dentro de su plan de reestructuración, que se suma a la salida a través de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de 4.000 empleados y la recolocación en el propio grupo de 1.096 trabajadores. Es el reajuste más importante llevado a cabo por el banco, además, sin realizar ninguna operación corporativa, y transcurrido menos de un año desde que finalizó el anterior ERE, derivado de la integración de la red de oficinas de Banco Popular.
Del mapa de cierres diseñado por el grupo en España, Madrid será la provincia con más cierres, 128 sucursales, para quedarse con 426 operativas. Prescindirá así del 23,10% de las sucursales que operan en la zona.
Por número de clausuras le sigue Barcelona que, si al final el banco mantiene el plan actual de cierres anunciado a los sindicatos, prescindirá de 86 agencias, para operar con 204, de las 290 agencias con las que opera en la actualidad.
En Valencia cerrará 50 locales, lo que la colocan como la tercera provincia por cierres, lo que supone recortar el 35,21% de la red con la que trabajaba físicamente en la provincia.
Pero es en Tenerife donde la tijera de Santander ha sido más drástica. El banco que preside Ana Botín tiene previsto dar cerrojazo a 43 sucursales en la isla, lo que significa que desaparecerá el 60% de las sucursales con las que opera allí, el mayor número en proporción.
En Cantabria y en Sevilla prescindirá de 40 agencias, respectivamente. En el caso de Santander, estos cierres significan el 48,78% del total con las que opera en la región, mientras que en Sevilla llega al 31,75%.
Santander volverá a reunirse con los sindicatos el próximo martes. El banco ha propuesto prejubilar a empleados a partir de 55 años de edad con el 70% de su salario pensionable, pero los sindicatos consideran la oferta muy baja.
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