Orgullosos de un estilo

Txapeldunak!!! Un título más a las vitrinas rojiblancas sumado con el viejo estilo de siempre. Sendos partidazos ante los dos colosos mundiales en tres días. Cinco golazos.

No hay mejor manera de cicatrizar heridas. Este equipo, así, tiene muy buena pinta.
Marcelino ha llegado a Bilbao con un pan en forma de Supercopa bajo el brazo
. Un título en quince días, casi nada.

En su aterrizaje en Lezama no prometió imposibles, aunque quizá apostó por algo aún más difícil: vais a ver jugar al equipo como lo queréis ver. Y aquí, exigimos mucho. No títulos, pero sí una manera indomable de defender los colores. Dicho y hecho: ante los más grandes y sin afición.

Llegar y besar el santo. Dos partidazos. Real Madrid y Barcelona en tres días. Sin rotaciones. Cinco goles, golazos, mejor
dicho. De igual a igual, de poder a poder. Presión adelantada, verticalidad, ambición, solidaridad, firmeza. Nada de otro mundo, lo que siempre ha sido el Athletic.

Y llevado a cabo de manera sublime. Cada jugador dando la mejor versión de sí mismo, la que perecían haber olvidado pegada en alguna mascarilla anti pandemia. Este Athletic, tal y como ha disputado la Supercopa, tiene muy buena pinta.

Marcelino ya lo dijo, le gusta lo que ve, esa mezcla de veteranía y juventud, ese vestuario entregado a sus consignas. A horcajadas, colgado de Muniain, celebrando la victoria, el técnico demostró que se siente cómodo e integrado. Acababa de maniatar de un tirón a blancos y culés ante espectadores de 180 países con una cuadrilla de Lezama y cuatro entrenos.

Elegante, el de Villaviciosa, tras el triunfo, no se olvidó del anterior cuerpo técnico, ni de los jugadores que ya no están -impresionante Aduriz consolando a los blaugranas-. En Sevilla, el Athletic ha encontrado el fuego que le ha de guiar. Una hazaña que engrandece su leyenda, la de los once aldeanos indomables que periódicamente repiten sus viejas gestas para que sigamos, contra viento y marea, sintiéndonos orgullosos de un estilo único.


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