Triste domingo

Fortaleza que nos permitió sobrevivir en los peores momentos en un fútbol cada vez más hostil a nuestro modelo: la unión. Sin echar balones fuera. Procede reflexionar sobre en qué hemos colaborado cada uno a llegar a esta situación.

Entono el ‘mea culpa’ el primero. Seguro que en muchas ocasiones habré actuado de forma errada. Lo primero reconozcamos el resultado que reflejan las urnas, y deseemos acierto en lo venidero a quienes gestionan en este complicadísimo momento. Es primordial para el Club.

Máximo respeto, legitimidad y representatividad a los 422 y 395 que apoyaron Cuentas y Presupuestos. Como merecían los 439 y 454 que en diciembre votaron lo contrario. El compromisario no puede ser bueno o malo en base a si vota lo que alguno quiere.

La imagen dada en la Asamblea me quitó el interés por el partido. Pasé la tarde apesadumbrado, triste. Y en ningún momento por el resultado de las votaciones.

Entristece ver cómo unos Compromisarios descalifican a otros por pensar distinto. No es negociable el respeto a quien opina, aporta, fiscaliza y controla a la directiva de turno, funciones del Compromisario. No así arrojar piedras unos contra otros. A las consultas debe responder la directiva, no otro compromisario. Y desde luego, no puede tolerarse falta de respeto alguna, vaya dirigida a quien vaya.

No podemos permitir que nos dividan y enfrenten. No se lo deseo a nadie: sé lo que es sentirse señalado, vilipendiado de forma inquisitorial y con saña por pensar de forma distinta y manifestarlo, por ir en contra del mensaje interesado que a algunos parece convenir y creen les legitima para arrojar ira sobre otros.

-El compadreo-

Compadrear con la directiva desde medios a cambio de lo que sea, estigmatizar y ejercer de mamporreros contra ciertos compromisarios utilizando incluso a otros como ariete contra ellos, habla muy mal de quien lo hace. Levanto la mano para reconocer errores el primero. Ojalá todo el colectivo de compromisarios hagamos autocrítica, y analicemos en qué contribuimos a esta situación.

No puede ocurrir, ni una sola vez más, que nadie intervenga para atacar a otro por ver de distinta forma el bien del Club o la forma de gestionar de la directiva de turno.

El mayor error que podemos cometer a futuro es que quienes interesadamente nos dividen, que viven y se mueven por su interés, ponen o quitan la cruz a quien les conviene, quienes nos enfrentan desde hace demasiado tiempo, sigan distanciándonos, provocando que la familia se rompa.

Ojalá ver el Athletic así, pues hay que estar muy ciego para no verlo, nos lleve a todos a autocrítica y reconocimiento de errores. No podemos ser de unos o de otros. No creo en el ‘sí por el sí’ o el ‘no por el no”. Todos queremos el bien del Athletic.

El colectivo de compromisarios merece respeto. Son socios dispuestos a implicarse y dedicar tiempo y esfuerzo para, con más o menos tino, aportar al Club. Caben 3.000 más. No sobra nadie.

Reflexión, autocrítica y mucha atención: nos quieren enfrentar, lo estamos permitiendo y lo están logrando. Ellos no van a hacer autocrítica del daño que nos están haciendo, como Club y como familia. Primero, facturar. Todos les conocemos. Son grandes culpables y nosotros hemos tenido muy poca personalidad dejando que nos lleven a esto.

Si nada se tuerce, aquí en siete días.


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