Las cuentas empresariales se tiñen de rojo


El pasado año fue una carrera de obstáculos para las empresas de la que pocas salieron indemnes y es casi imposible salir sin rasguños cuando el mundo se cierra a cal y canto durante casi tres meses y luego la actividad funciona a medio gas, siempre mirando de reojo las estadísticas de contagios por coronavirus. Durante el último mes, los primeros espadas empresariales españoles han presentado los resultados de 2020. Y su balance se asemeja más a un parte de guerra que a otra cosa. “Ha sido uno de los años más difíciles de nuestra historia”, reconocía Ana Botín, presidenta del Banco Santander; “Nos hemos enfrentado a un escenario sin precedentes”, admitía Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol; “2020 no se parece a nada que hayamos conocido en nuestros 65 años de historia; no hay comparable posible”, subrayó Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá Hotels.

La tormenta económica perfecta provocada por la covid-19 atacó las cuentas corporativas por un doble flanco. La actividad internacional, que en anteriores crisis fue la tabla de salvación de muchos grupos, en esta ocasión también pinchó al tratarse de un shock planetario. En el caso del negocio doméstico, las trabas se multiplicaron: ausencia de turistas, consumidores timoratos por un futuro económico incierto, inversiones empresariales paralizadas a la espera de mejores perspectivas… El resultado de este cóctel perverso es que los grupos españoles cotizados en Bolsa cerraron 2020 con unas pérdidas agregadas de 8.861 millones de euros frente a unos beneficios de 26.455 millones en 2019. Se trata de la segunda peor marca de la historia, solo superada por los números rojos de casi 13.000 millones que se registraron en 2012. Sin embargo, a diferencia de la Gran Recesión, cuando el balance se vio arrastrado por Bankia (se apuntó pérdidas de 19.000 millones), en esta ocasión el destrozo ha sido mucho más generalizado: hasta 37 empresas tuvieron un resultado neto negativo el pasado año.

Los extraordinarios por la puesta al día del valor de los activos han disparado las pérdidas de los grupos cotizados, pero el golpe de la crisis económica derivada de la covid-19 es evidente ya desde la parte alta de las cuentas de resultados, aquella que, sin artificios contables, radiografía de forma aséptica la salud corporativa. Las ventas, el oxígeno que permite caminar a las empresas, se han desplomado. En 2020, los ingresos agregados de las cotizadas sumaron 539.723 millones de euros, cantidad que representa una caída del 15,81% con respecto a 2019.

Otra buena prueba del algodón para comprobar la marcha del negocio es el resultado de explotación. Esta partida viene a destilar el jugo más puro de los resultados, al descontar a las ventas los gastos corrientes (sin contar impuestos, intereses o amortizaciones). En el caso del periodo analizado, el resultado de explotación se hundió un 55,17% al pasar de 61.433 millones en 2019 a 27.539 millones en 2020.

Daño transversal

La recesión económica provocada por la pandemia ha tenido un impacto transversal, con independencia del tamaño de las cotizadas. Las compañías más grandes del mercado, aquellas que componen el índice Ibex 35, que en 2019 habían ganado 25.545 millones, terminaron el pasado ejercicio con unas pérdidas agregadas de 8.296 millones. Por su parte, los grupos de tamaño medio y pequeño, que componen el resto del mercado continuo, cerraron 2020 con números rojos por valor de 564 millones frente a las ganancias de 909 millones un año antes.

El abuso del término “histórico” ha terminado por pervertir su significado, pero esta vez su uso está más que justificado. Algunos de los buques insignia del empresariado patrio entraron por primera vez en lo que los mapas de la antigüedad llamaban terra incognita para referirse a los territorios sin explorar. Un claro ejemplo es el Banco Santander, que sufrió los primeros números rojos anuales desde su fundación hace 164 años. La entidad perdió 8.771 millones de euros en 2020, frente a los 6.515 millones que ganó en 2019, tras aumentar las dotaciones hasta los 12.173 millones para hacer frente a la crisis del coronavirus y, además, asumir un deterioro contable del valor de sus filiales en el Reino Unido, Estados Unidos y Polonia por valor de 12.600 millones. El resto de bancos cotizados, aunque sufrieron importantes caídas en sus resultados netos debido a las provisiones por el deterioro económico y el repunte de la morosidad, lograron mantener los números negros (aunque en algunos casos como el del Sabadell por poco margen, ya que solo ganó dos millones).

Las cuentas de 2020 también son históricas porque han zarandeado el statu quo empresarial. Por primera vez, Iberdrola lideró la lista de las compañías con más beneficios. La eléctrica, con una clara apuesta por las energías renovables, ganó 3.610 millones de euros. El segundo puesto en el ranking fue para Telefónica, que logró mejorar un 38% sus beneficios, situándolos en 1.581 millones. El tercero fue para otra compañía que no suele estar tan alta en el escalafón: Endesa. La eléctrica multiplicó por ocho sus beneficios y elevó las ganancias hasta 1.304 millones. Este importante crecimiento se debe a una comparativa interanual que está distorsionada, ya que la empresa realizó en 2019 una importante provisión por el cierre de su negocio de generación de carbón.

En el lado negativo, el Banco Santander sufrió el mayor agujero entre las cotizadas con esos 8.771 millones de pérdidas. También fueron voluminosos los números rojos de Repsol, 3.289 millones, encadenando su segundo año en negativo, debido fundamentalmente a la caída del precio de las materias primas y al ajuste de los activos de exploración y producción. La pandemia también zarandeó con fuerza el negocio de la aviación: Airbus sufrió un resultado negativo de 1.133 millones, mientras que IAG perdió 6.923 millones.

El caso de la aerolínea donde está integrada Iberia es un claro ejemplo del destrozo que ha provocado la pandemia en el turismo. Es cierto que este sector no tiene en Bolsa un reflejo equivalente a su peso en la economía española, pero las pocas empresas cotizadas vinculadas a esta actividad dan buena cuenta del annus horribilis que fue 2020. El gestor aeroportuario, Aena, sufrió las primeras pérdidas de su historia, 126 millones, cuando un año antes había ganado 1.442 millones. Los pasajeros que pasaron por algún aeropuerto de Aena cayeron un 70,9%, pasando de 307,1 millones a 89,3 millones. “En las actuales circunstancias, debido a las nuevas olas de contagios, no es posible anticipar en qué momento se iniciará la recuperación”, explica la compañía en la información con los resultados remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Las cadenas hoteleras fueron otras de las grandes damnificadas por la ausencia de turistas. Meliá Hotels acabó 2020 con unas pérdidas de 595 millones, cuando un año antes logró beneficios por valor de 112 millones. En el caso de NH Hotel Group, los números rojos ascendieron a 437 millones frente a beneficios de 90 millones en 2019. “La ocupación de toda la cartera, incluyendo los hoteles cerrados, se redujo a un 25% del total en 2020, mínimo histórico de la compañía, frente a una ocupación del 71,6% obtenida en 2019”, informa NH al supervisor bursátil.

Las empresas industriales también sufrieron mucho el pasado curso. Sin embargo, este es uno de los sectores donde hubo una clara mejoría a partir del verano, compensando el impacto en las plantas de producción de los confinamientos estrictos del segundo trimestre de 2020. Entre los valores industriales de la Bolsa española destaca el caso de los fabricantes de componentes para automóviles. “La caída anual por la pandemia en la producción fue superior al 20%. Sin embargo, en el cuarto trimestre la actividad ya volvió a niveles normales”, señalan en Cie Automotive, empresa que ganó 185 millones, un 35% menos. Un ejercicio de menos a más también se vivió en Gestamp, aunque no pudo evitar cerrar el ejercicio con pérdidas de 151 millones. “2020 fue un año de dos mitades, con un primer semestre en el que se implementaron medidas de emergencia ante la covid y un segundo semestre enfocado al control de costes, con un repunte de los volúmenes de producción”, reconoce la firma.

Algunos ganadores

Los malos resultados fueron generalizados, pero hubo algunos sectores para los que 2020 fue un buen año. Es el caso de los negocios vinculados al consumo de bienes básicos. Ebro Foods, por ejemplo, mejoró un 15% sus ventas y situó sus ganancias en 192 millones, un 36% más. “La pandemia ha supuesto una importante mejora de ventas desde el inicio del confinamiento de marzo y durante todo el segundo trimestre. El temor al desabastecimiento produjo, en semanas puntuales, incrementos de la demanda superiores al 100% tanto en arroz como en pasta”, reconoce la compañía en su presentación de cuentas.

Otro claro ganador del coronavirus fue el sector farmacéutico. Rovi, que ganó 61 millones, un 55% más, es de las pocas compañías que se atreven con los pronósticos (y buenos) para 2021: “Esperamos que los ingresos operativos se incrementen entre el 20% y el 30%, incluyendo la producción de la vacuna de Moderna contra la covid”. En el fondo, no solo Rovi, sino la humanidad entera, ha puesto todas sus esperanzas en la vacuna.


Source link